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Columna
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Freno a las reformas financieras

Está el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, perdiendo el control de la reforma financiera? Empieza a parecerlo. El año pasado, Obama desafió a sus bases liberales con la nacionalización de los bancos el año pasado, y este les ha disuelto. Pero como la polémica sobre las enmiendas, como la relativa a los derivados, sigue resurgiendo, puede que haya llegado la hora de empezar a hablar.

Por supuesto, el equipo de Obama prefiere pasar inadvertido. No quiere dar marcha atrás en la línea populista de mano dura a los bancos. Argumentar con fuerza poniéndose en el lado de los bancos para que mantengan su negocio de derivados, en particular, puede suponer un riesgo de que se malinterprete el mensaje. Esto es especialmente cierto después de que la Comisión de Bolsa y Valores presentara una demanda contra Goldman Sachs sobre su participación en una operación de derivados.

Esa estrategia política podría haber funcionado si los republicanos y los demócratas hubieran llegado a un acuerdo en el Comité Bancario del Senado sobre un proyecto de ley bipartidista capaz de una rápida aprobación. Pero no lo hicieron, y dejaron espacio para que la legislación estuviera a la deriva.

Obama necesita evitar que esto suceda. Por suerte para él, Sheila Bair, presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, le ha dado cobertura política. Puede que no haya funcionario más respetado a nivel financiero a ambos lados del pasillo del Congreso que Bair.

En una carta de tres páginas dirigida a los demócratas Chris Dodd, presidente del Comité Bancario del Senado, y Lincoln Blanche, presidente del Comité de Agricultura del Senado, Bair explicó por qué sería equivocado exigir que las actividades relacionadas con los derivados se realicen fuera de los bancos y de los holdings bancarios. Esa medida, argumentó, ocultaría las actividades de riesgo de la supervisión normativa federal.

Obama debería seguir el ejemplo de Bair. Aunque él no tiene por qué detenerse ahí. Los esfuerzos para romper los bancos o reducirles de manera severa puede que estén cobrando fuerza. Mientras que Lawrence Summers, un alto asesor económico de Obama, rechaza esas ideas, el presidente no ha dicho nada claro al respecto. El objetivo de la reforma financiera debería reforzar el sistema financiero -no fomentar un castigo libre para todos a los bancos por las transgresiones del pasado-.

J. Pethokoukis / A. T. Crane

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