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Tribuna
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Neutralidad de la red y consumidores

En las últimas semanas se ha escrito mucho sobre la neutralidad de la red y el impacto que su no consideración tendría sobre los consumidores finales. Sin embargo, a mi modo de ver, el debate sobre esta cuestión no está tanto en si los proveedores de contenidos y aplicaciones así como las plataformas tendrían o no que pagar a los operadores de telecomunicaciones, sino en si se debería autorizar a estas a aplicar un menú de tarifas según el uso más o menos intensivo que los usuarios finales hagan de las infraestructuras de telecomunicaciones.

Efectivamente, en el último año y medio hemos observado crecimientos significativos en el volumen de datos que venían a verificar el cumplimiento de la Ley de Moore. Esta explosión de los datos, sin lugar a dudas, ha llevado a un uso más intensivo de las infraestructuras que ha llevado a los operadores de redes a preguntarse, ¿quién genera los contenidos?, ¿sobre qué plataformas se ofrecen?, en definitiva, ¿cómo debería verse modificada la cadena de valor para que mis infraestructuras fueran retribuidas de acuerdo con el riesgo que estamos soportando ante una demanda creciente de velocidades y anchos de banda por parte de los usuarios finales?

A primeros del mes de abril de este año, el juez David S. Tatel en una sentencia del Tribunal de Apelación de Washington reconocía el derecho de Comcast a restringir el tráfico de BitTorrent, desautorizando así a la FCC (regulador nacional) que abogaba por la neutralidad de la red y la existencia de una red abierta y sin restricciones para los consumidores finales. En Europa, hace apenas unos días, la comisaría Kroes señalaba que antes del verano se lanzaría una consulta pública sobre este asunto.

La cuestión, en mi opinión no es tanto si los proveedores de contenidos y aplicaciones, y las distintas plataformas deberían pagar algo a los operadores de telecomunicaciones, sino si estos últimos deberían priorizar determinados paquetes, garantizando en todo caso, la protección de usuarios, o si dicha priorización debería venir en función de lo que en economía llamamos menús de tarifas, según los cuales los usuarios finales, en función de sus necesidades de ancho de banda y velocidades específicas, deberían pagar un mayor o menor precio ajustándose de este modo al menú tarifario que mejor les conviene, pudiendo ser necesario en este escenario un acuerdo entre los operadores de redes y los proveedores de contenidos para compartir riesgos, inversiones, y beneficios.

En este sentido, el debate se debe trasladar a si esto constituye un comportamiento discriminatorio, que personalmente no considero tal, sino una reordenación de la cartera de clientes. Estamos por tanto ante un debate que va más allá de los pagos en cascada, hacia un debate sobre el modelo de negocio y la relación entre los distintos agentes de la cadena de valor, esto es, proveedores de contenidos y aplicaciones, buscadores y plataformas, fabricantes y operadores de redes.

Antonio García Zaballos. Gerente de Telecomunicaciones de Deloitte

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