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Macroeconomía

El lento adiós a la Gran Recesión

EE UU ha pasado de los 'brotes verdes' a tocar el final de la recesión, pero tardará muchos años en recobrarse de la crisis más larga desde la Segunda Guerra Mundial

El lento adiós a la Gran Recesión
El lento adiós a la Gran RecesiónBloomberg

Los economistas echan cuentas, cotejan datos y una mayoría de ellos decreta que la recesión ha acabado. Aún no es oficial, pero parece que los "brotes verdes" de los que hablaba Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, hace un año, han empezado a florecer aunque lenta y titubeantemente.

Después de un gran rescate a la banca y la nacionalización de firmas vitales para el mercado de la deuda, la intervención en la industria del motor, un gran estímulo fiscal de 787.000 millones de dólares diseñado por el Gobierno de Barack Obama y una larga temporada de extraordinariamente bajos tipos de interés y creación de liquidez por parte de la Fed, EE UU está consiguiendo dejar atrás el precipicio de la Gran Recesión.

La economía, que empezó 2009 con una contracción del 6,4%, cerró ese ejercicio con un trimestre en el que el crecimiento fue del 5,6%, el segundo en positivo. La primavera que auguraban esos tiernos brotes verdes llega un año más tarde.

La alta tasa de paro y la larga duración del desempleo tardarán años en reducirse

Los economistas de Goldman Sachs calculaban a finales de abril que el primer trimestre del año el PIB avanzará un 3%. Dado que el consumo está repuntando, empieza a ganar peso la idea de que los vaivenes no responden sólo al respiro temporal que supone la recomposición de inventarios.

El FMI certificó en su reunión semestral celebrada en abril que la economía de EE UU se estaba recuperando poco a poco pero a mejor ritmo que la de Japón y Europa, algo sorprendente "considerando que EE UU era el epicentro de la crisis y tiene una inusual necesidad de recomponer sus ahorros privados". Es algo que tiene que ver con la contundencia del estímulo fiscal y con que las empresas son menos dependientes de los créditos bancarios, aún constreñidos, y más del mercado de deuda que renació.

Muchas compañías, que recortaron producción y gastos agresivamente (especialmente en las plantillas), tienen balances saneados, productividad alta y liquidez para desplegar velas.

Pero esta crisis ha dejado muchos escollos en el camino de la recuperación que van a impedir que la primera economía del mundo olvide con facilidad los malos tiempos. Para empezar, el crecimiento va a estar por debajo del potencial durante cierto tiempo. Los analistas creen que en la segunda mitad del año será mucho más lento y en el FMI calculan que en 2010 se crecerá a un ritmo del 3,1% y en 2011, al 2,6%. El mercado de la vivienda sigue sin encauzarse. Y en este escenario los dos mayores problemas de la economía tardarán más en resolverse: el paro y la factura fiscal, tanto federal como estatal.

En marzo se creó empleo por primera vez en meses, pero la tasa de paro quedó en el 9,7%. Es una cifra elevada para EE UU, que cuenta ahora con un mercado laboral muy deteriorado, con más temporalidad, más paro de larga duración y salarios estancados. Volver a la normalidad tomará años.

A la vez, el esfuerzo fiscal y la crisis han dejado a las cuentas públicas profundamente tocadas, con un aumento de la deuda y el déficit que no está previsto que se pueda reducir a unas cifras cómodas en la próxima década.

Los Estados están subiendo impuestos y siguen recortando gastos. En EE UU se empieza incluso a hablar de un nuevo impuesto, el IVA. Un país alérgico a este tipo de cosas se ve en la tesitura de tener que recurrir a lo impensable para remendar los jirones dejados por la Gran Recesión.

Nuevas reglas para un sistema financiero vital

La zona cero de la crisis empezó en el sistema financiero de EE UU, que supone el 20% del PIB del país. Hoy, buena parte del sector está lejos del agujero al que se asomó en septiembre de 2008.Ayudada por el dinero barato (cortesía de la Fed), una menor competencia (tras el fin de Bear Stearns y Lehman Brothers) y un paisaje normativo lleno de lagunas e idéntico al que tenían antes de la crisis, la gran banca ha anotado en sus libros unos beneficios multimillonarios en el primer trimestre gracias a sus actividades de inversión.La otra cara de la moneda es la banca comercial. La actividad aún no se ha recuperado, ni en las grandes ni en las pequeñas y medianas entidades, que siguen sufriendo. El FDIC, Fondo de Garantía de Depósitos, ha intervenido hasta mediados de abril 50 entidades y espera superar las 140 del año pasado. Son niveles no vistos en dos décadas.Las lecciones de la crisis han puesto a trabajar a los legisladores para poner coto a la desregulación y preparar las herramientas para evitar o controlar una crisis similar. El proyecto legislativo tiene muchos enemigos y no cuenta con el apoyo ni del Partido Republicano ni de la gran banca, que está duplicando donaciones a los políticos y multiplicando su actividad de lobby para evitar una mayor supervisión en mercados cruciales como el de derivados. El pulso sobre estas normas continúa a día de hoy.

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