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Olivier Blanchard. Director del departamento de análisis del FMI

"El ajuste fiscal será duro para muchos países"

Olivier Blanchard, asesor económico y director del Departamento de Análisis del FMI, dice que la intervención que se produjo tras 2008 ha evitado la caída por el precipicio de la Gran Depresión, pero ahora hay otros riesgos y están en las cuentas públicas

"El ajuste fiscal será duro para muchos países"
"El ajuste fiscal será duro para muchos países"CINCO DÍAS

Asegura que su nivel de preocupación se ha rebajado con respecto al que tenía hace un año y medio, pero no por ello deja de estarlo. Desde su puesto en el FMI, este ciudadano francés, profesor del MIT, tiene una visión global, como pocos, de lo cerca que se estuvo del precipicio.

Para combatir la crisis se han abrazado políticas keynesianas y se han ahondado los déficits. ¿Hasta dónde pueden llegar los Gobiernos?

La situación ha cambiado mucho desde 2008. Entonces el riesgo era el colapso de la demanda, la pérdida de confianza y la Gran Depresión. Hubo que apostar por políticas fiscales porque era el único instrumento posible y la alternativa era el precipicio. Funcionó. No ha habido una Gran Depresión. En los últimos meses la demanda se ha ido recuperando, pero ahora el precipicio está en otro lado. El riesgo es fiscal y la situación ha empeorado, no debido a los estímulos, sino porque la crisis ha rebajado el nivel de actividad y los ingresos. Hay que cambiar la dirección y hacer un ajuste fiscal, no será fácil en muchos países, puesto que será muy duro, pero es posible hacerlo.

"La situación fiscal no ha empeorado por los estímulos, sino por la rebaja de la actividad"

Más problemas y ajustes, ¿cómo hacerlo sin acabar con la recuperación?

Sin duda, en algunos países avanzados la situación será seria, pero ¿cómo no perjudicar la recuperación? Hay fórmulas buenas con las que cumplir la condición de mejorar la perspectiva fiscal a medio plazo sin afectar adversamente la demanda.

¿Cuál es la medicina de esta receta?

Una posibilidad es elevar la edad de jubilación. Se podría poner en marcha un calendario en el que se contemplen incrementos cada año. La solución es fiscalmente buena porque equilibra el sistema de pensiones. Por otro lado, los afectados ahorrarán menos porque su jubilación será más corta, motivo por el que podrán gastar más. Las reformas que pasen por un retraso de la jubilación, rebaja de costes sanitarios y reformas estructurales no afectan a la recuperación.

¿Cree que Gobiernos y ciudadanos estarían abiertos a ello?

La idea de que hay un problema fiscal serio está empezando a calar a nivel político y popular. Tomar la iniciativa de subir los impuestos, por ejemplo, sería un paso duro y compli¬cado políticamente. Pero aumentar la edad de jubilación no es tan dolo¬roso, no es como si la factura fiscal de cada hogar se disparara hoy. Con el tiempo será más difícil, pero los Gobiernos no tienen tanto margen de maniobra y hay apoyo para rebajar los déficits.

El BCE y la Fed están eliminando, o lo harán, algunas de las herramientas usadas durante la crisis. ¿Qué alarmas estará vigilando en este proceso delicado?

No creo que sea complicado. Muchas medidas se pusieron en marcha porque los mercados estaban dislocados y ya hemos pasado esa fase, aunque no estemos en un gran momento. Mucho de lo que se ha hecho durante la crisis, comprar activos específicos o aceptar ciertos colaterales, no es necesario ya. Lo importante son los tipos de interés y se mantendrán bajos hasta que la economía se recupere. La faceta fiscal es la difícil.

¿Es más complicada porque se genera adicción a las medidas en marcha más fácilmente?

Es diferente porque un año más con tipos bajos no cuesta mucho a nadie. Sin embargo, un año más con déficit significa más deuda, más impuestos en el futuro... Hay una enorme asimetría. Uno puede dejar tipos bajos durante tiempo y, aunque se puedan crear burbujas, no es costoso. Los déficits sí lo son. En términos de política monetaria hay tiempo, en la fiscal, en general, no.

¿Habrá que subir impuestos?

Depende de cada país. Algunos sólo tendrán que rebajar el gasto, algo que no pasará, por ejemplo, en EE UU. A lo mejor pueden reducir gasto en pensiones y sanidad, pero hay que hacer algo más. Seguramente EE UU tendrá que subir impuestos de la forma que sea. A los economistas les gusta el IVA, aunque no es fácil implantarlo por razones técnicas y porque a los americanos no les gustan los impuestos invisibles como el IVA.

¿También en Europa?

La situación en Europa es distinta de la de EE UU porque, a diferencia de este país, el nivel de gasto con respecto al PIB es muy alto. Creo que el ajuste será mayor en los gastos que en los ingresos. En la práctica, puede haber alzas de impuestos y rebaja de gastos, pero cuando hay altos niveles de estos últimos, se pueden recortar.

La recuperación es lenta y más aún en el mercado laboral. ¿Va a haber un paro estructural más elevado?

No. Por el momento el paro no es estructural, sino el resultado de la caída de la demanda. Si ésta se recu¬perara, el paro se rebajará. Pero hemos aprendido que cuando hay una alta tasa de paro cíclico durante mucho tiempo, termina siendo estructural, porque la gente tira la toalla. Hay que evitar que ocurra, pero no veo razones que impidan que en unos años volvamos a tasas anteriores a la crisis.

España tiene un paro muy elevado, ¿puede quedarse estructuralmente alto?

España es un caso aparte en temas de paro. Siempre ha sido muy elevado y no va a bajar a un 4% en poco tiempo. ¿Pero puede recuperar la tasa anterior a la crisis? Sí, aunque el ajuste será muy duro y hay que asegurarse de que el paro que ahora es cíclico no se haga estructural.

Dominique Strauss-Kahn ha vuelto a decir que Europa pierde productividad y que la recuperación es muy lenta.

Es algo repetido en Europa y en algunos países. Es un problema. La productividad de España no crece desde hace tiempo y en Italia es casi cero. Hay una lista de rigideces en el mercado laboral que lo impiden y podría haber más competencia en algunos sectores. Creo que es deseable que haya una mejora, pero, en el contexto de la crisis, las reformas para conseguirlo serán políticamente muy difíciles. Creo que el ajuste fiscal va a dominarlo todo. Uno podría pensar que además de este ajuste se podrían hacer reformas estructurales, mas creo que con la excepción de la jubilación o el recorte de la sanidad, los Gobiernos van a tener tarea fiscal suficiente, de momento.

Dicen que para las reformas no se pueden desperdiciar las oportunidades que brindan las crisis.

Es una bonita fórmula, pero en la práctica los Gobiernos ya tienen que hacer cosas impopulares. Por ejemplo, en España la crisis ha mostrado que el mercado dual (contratos temporales y fijos) ha llevado a un fuerte incre¬mento del paro para los temporales. La sugerencia es que se ofrezca más protección a los temporales y menos al resto; sin embargo, cambiar esto ahora es complicado. Siempre decimos que las reformas han de hacerse cuando todo va bien, pero nadie lo hace. l

"Bruselas podría haber vigilado más la contabilidad griega"

Con respecto al euro, la crítica de que una sola política no vale para todos se está probando buena... La divisa común llegó con ventajas e inconvenientes y eso se dio por sentado desde el principio. Pese a los riesgos, se apostó por ella porque había beneficios comerciales y financieros, pero se sabe que la divisa única tiene difícil gestión en países con distintas especificaciones. Se contaba que podría pasar lo peor, pero la esperanza era que no ocurriera. Ahora tenemos países en el sur, Portugal, España y, sobre todo, Grecia, que están sufriendo y han de hacer un ajuste doloroso. ¿Es el euro un error? No, cada decisión tiene ventajas e inconvenientes y creo que el euro es beneficioso aunque ahora lo que vemos son costes.Quienes dieron por seguro que la eurozona cuidaría del euro se han equivocado, como muestra la crisis griega... Creo que estaba muy claro que los países iban a tener que lidiar cada uno con sus problemas. La idea de Maastricht era que los países no se desmandaran mucho, pero había problemas a la hora de materializar el control. Maastricht no era realista en ese sentido. Pero Bruselas podría haber prestado más atención a la contabilidad griega. Los problemas vienen porque, de repente, dijo que su déficit era un 10% mayor con respecto a su PIB. Eso, claramente, significa que alguien no estaba vigilando.

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