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In memóriam
Tribuna
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Un catalán universal

La faceta más conocida de Joan Antoni Samaranch la constituye, sin ninguna duda, su presidencia del COI. Durante el largo y fecundo periodo de dicha presidencia, consiguió importantes objetivos. El más conocido fue la reconciliación con los países situados en la órbita de la Unión Soviética, fruto de las buenas relaciones que había tejido durante el ejercicio del cargo de embajador del Reino de España en Moscú.

Su paso por el Comité Olímpico supuso también la modernización de las estructuras de la institución, sobre todo, en la adopción de nuevas y eficaces políticas para financiar el olimpismo a través de los derechos de imagen generados por las retransmisiones de los Juegos.

Su vocación universal no fue óbice para erigirse en el gran valedor de la candidatura olímpica de Barcelona-92. Cuando, finalizados los Juegos Olímpicos de la capital catalana, proclamó aquello de "han sido las mejores Olimpiadas de la historia", se cerraba un círculo de excelencia, en el que su ciudad natal y su vocación deportiva se fundieron en un éxito indiscutible.

Samaranch tenía también pasión por el arte y la cultura. Desde la Presidencia de la Diputación de Barcelona, tuvo ocasión de impulsar toda suerte de manifestaciones creativas. En el Palau de la Generalitat, que era la sede de dicho organismo, contribuyó a la restauración de buena parte de las estancias, incluyendo, innovadoras propuestas artísticas.

En Lausana, sede del organismo olímpico, construyó un nuevo edificio para acoger el Museo Olímpico, donde se exponen pinturas y esculturas de los más destacados artistas del siglo XX. Visitar este museo de su mano constituyó para mí un auténtico goce. Conocía cada pieza, su génesis, la trayectoria de su autor y confesaba, con legítimo orgullo, cómo había podido financiar su adquisición.

Era un hombre muy bien informado. Su gabinete de comunicación le suministraba, en tiempo real, datos de los acontecimientos que se estaban produciendo en el mundo. Y un hombre muy bien relacionado. Su capacidad de convicción y su credibilidad le abrían todas las puertas a él, y a sus compatriotas, para los que no tenía un no, cuando se trataba de efectivizar la presencia de catalanes y españoles en cualquier instancia internacional. Por su incansable actividad, por sus eficaces labores en pro del deporte y del arte, por ponerlo todo al servicio del país, bien merece el calificativo de catalán universal.

Pere Macias i Arau. Portavoz adjunto de CiU en el Congreso de los Diputados

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