_
_
_
_
Opinión

"Para minimizar el impacto de un viaje lo mejor es no hacerlo"

La capacidad de una sociedad a la hora de gestionar sus necesidades de movilidad repercute directamente en sus propias posibilidades de progreso pero, en contra de cómo suele presentarse a la opinión pública, el grado de eficacia que se alcance no depende únicamente de las políticas públicas.

Normalmente, las soluciones que se adoptan desde la administración local se agrupan en medidas de fomento del transporte público, de restricción y regulación del tráfico, de reordenación del aparcamiento en la ciudad, de realización de infraestructuras y de información al ciudadano, medidas destinadas fundamentalmente a disuadir del uso del vehículo privado pero con escasa incidencia en el origen y motivación de los viajes a realizar. Pocas veces se incide en el papel de algunos grupos sociales que influyen en este sentido y que configuran las opciones personales de movilidad: la empresa donde trabaja cada uno, el colegio de sus hijos, la universidad, su comunidad de vecinos…, desde todo ese entorno se puede favorecer o limitar la posibilidad de movernos de una forma sostenible y respetuosa con los demás.

Evidentemente, la mejor opción para minimizar el impacto de un viaje es no realizarlo. Los impactos los conocemos todos: derroche energético, emisiones contaminantes, ruido, mayores costes económicos, mayores daños sobre la salud y un aumento también de la siniestralidad que, en el caso de la actividad empresarial, se computa como accidentalidad laboral. Aunque nos centremos generalmente en la cuestión ambiental, los costes económicos son también importantes. Un reciente informe del RACC sobre la congestión en Madrid cifraba los costes derivados en 329.000 horas al día de tiempo perdido, lo que equivale a 3,4 millones de euros al día.

La identificación de buenas prácticas realizada desde la Fundación Movilidad, tanto desde los estudios de movilidad y responsabilidad corporativa como desde el programa Muévete Verde, que reconoce precisamente las iniciativas que desde ese tejido social redundan en beneficio de la movilidad de la ciudad, evidencia que las tecnologías de la información y las comunicaciones están desempeñando un papel fundamental en el abanico de soluciones disponibles, pero es en la reducción de la necesidad de viajar donde más evidente resulta su potencial.

La realización de videoconferencias figura entre las que están consiguiendo mayor aceptación. Vodafone España, distinguida en 2008 con el Muévete Verde, ha celebrado desde 2005 hasta 2009 un total de 21.152 videoconferencias nacionales y 19.314 videoconferencias internacionales. Según estimaciones internas de la compañía, esto les ha ahorrado 5.288 vuelos nacionales y 4.828 vuelos internacionales. La reducción de costes para la empresa es evidente, pero hay que añadir también el aumento de productividad y valorar además que estos viajes hubieran supuesto también 3.444 toneladas de emisiones de CO2.

De las empresas y no sólo de las administraciones, depende el tipo de ciudad que configuramos entre todos. Soluciones tecnológicas, como la videoconferencia, permiten mejorar nuestro entorno a la vez que mejoramos la productividad.

Antonio Lucio. Director general de la Fundación Movilidad

Archivado En

_
_