Subasta genérica de Pfizer
La aparente vuelta de Pfizer a la subasta por Ratiopharm es una buena noticia para el vendedor. Pero puede que el gigante farmacéutico estadounidense no sea mucho más generoso que sus dos rivales en la puja por el fabricante de medicamentos genéricos alemán.
El vendedor es Ludwig Merckle, hijo de Adolf, que se suicidó hace un año, después de que la crisis financiera y algunas apuestas apalancadas le obligaran a ceder el control de su imperio empresarial a los acreedores. Dos de ellos, Commerzbank y Royal Bank of Scotland, están dirigiendo la subasta.
Cada uno de los actuales postores puede tener razones para no ir demasiado lejos. La israelí Teva ya es el líder de la industria, y puede que no gane mucho más volumen. La islandesa Actavis está, como Ratiopharm, bajo el control de los acreedores. Están interesados en conseguir sinergias, pero no quieren pagárselas a los acreedores de Merckle.
Además, el precio alcanzado hasta ahora -alrededor de 3.000 millones de euros (4.000 millones de dólares), según los informes- es un 20% menos que lo esperado inicialmente por los vendedores, lo que parece razonable. Es alrededor de 10 veces el Ebitda de Ratiopharm en 2009, por debajo de la valoración de 13 veces Ebitda de Teva, pero en línea con el del rival alemán en el mercado de los genéricos, Stada.
Así que Pfizer, que al parecer se retiró de la carrera antes de la ronda final, debería no pagar el precio de la marca para incrementar su exposición a los genéricos. Pero para los vendedores, tres licitadores parecen más seguros que dos.
Alexander Smith