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Un nuevo patrón de crecimiento para impulsar la empresa

Muchos son los ámbitos de reflexión y de actuación que, tanto por parte de los ciudadanos y empresarios como de las Administraciones públicas, en Valencia y a nivel nacional están siendo en estos momentos debatidos y cuestionados, con ya cierta sensación de preocupación. Casi ninguno de los pilares de nuestro modelo económico y de sociedad, que hasta hace no mucho parecían inamovibles, se salva ahora de estar fuertemente cuestionado. ¿Dónde nos hemos equivocado? ¿Qué podíamos haber hecho y no supimos ver? ¿Estamos sabiendo reaccionar a tiempo y con la contundencia necesaria? ¿Podemos congratularnos de estar tocando fondo aunque las bases para la recuperación no estén ni mucho menos consolidadas?

Este proceso de catarsis colectiva es necesario e inevitable, y debería desembocar en medidas agresivas de ajuste del déficit público existente y en reformas estructurales profundas que invirtiesen, lo antes posible, la pérdida de competitividad, puesto de manifiesto en el índice global de competitividad del Foro Económico Mundial. Unas reformas de calado que deberían enfocarse a cambiar el patrón de crecimiento, basado en el precio y la cantidad, por otro más sostenible sustentado en la innovación, el talento, la internacionalización y el valor añadido.

Este nuevo marco impulsará nuestra competitividad y, lo que es más relevante, proyectos empresariales que generen empleo, distribución de la riqueza, crecimiento inteligente y sostenible y prosperidad para varias generaciones. Proyectos empresariales de grandes empresas, de pymes, de comercio, de autónomos que favorezcan la coexistencia de inversores extranjeros en España con la consolidación de grupos nacionales y locales fuertes y con vocación internacional. Proyectos empresariales que se puedan hacer fuertes en nuestros sectores tradicionales y, también, en nuevos clusters emergentes, en donde la industria, las ingenierías y la tecnología deberían jugar un papel crítico. Proyectos empresariales viables y solventes que cuenten con el apoyo de los mercados de capitales, una vez iniciado el camino de la recuperación, de la convergencia en las valoraciones de las empresas, de los sistemas de evaluación de proyectos de las entidades financieras y de los requerimientos regulatorios, entre otros aspectos.

Nuestro reto es generar proyectos empresariales en un entorno mundial extremadamente competitivo. Dejemos que nuestro espíritu emprendedor, que la imaginación y creatividad de nuestra sociedad, que nuestro compromiso como ciudadanos genere ideas, pero ayudemos a que nuestros empresarios puedan competir no sólo en igualdad de condiciones, sino buscando nuestras propias ventajas competitivas. España debería ser en este momento un gran proyecto común, que se nutriera de proyectos con vocación de excelencia, calidad y liderazgo. Las empresas lucharán por mejorar su productividad pero tienen el derecho a exigir que se dote al país de un marco adecuado a las circunstancias actuales y equiparable con los países más desarrollados. A futuro: todos, cada uno en su parcela, tenemos la obligación y la voluntad de ir a su encuentro.

Rafael Sanmartín. Socio responsable de PricewaterhouseCoopers en la Comunidad Valenciana

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