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Comunidad Valenciana

El necesario cambio de rumbo para salir de la crisis

Las organizaciones empresariales reclaman estabilidad política y el fin de la crispación para definir una hoja de ruta económica.

El necesario cambio de rumbo para salir de la crisis
El necesario cambio de rumbo para salir de la crisis

Encontrar una nota de optimismo en los empresarios valencianos en esta época es casi imposible. En un territorio en el que la burbuja inmobiliaria estalló de manera tan abrupta como se había hinchado, la herencia de los excesos sigue marcando el día a día. Son tantos los efectos de la ruptura que sólo el diagnóstico de la enfermedad que padece la economía de la Comunidad Valenciana se convierte en una tarea digna del doctor House. Un diferencial que arroja, sin embargo, un mensaje claro, pese a la complejidad de la situación. Hay que virar ya y fijar un rumbo nuevo. Y en esto, como en el cuento, lo importante no es qué, si no quién le pone el cascabel al gato. ¿Quién fija la nueva dirección?

El tejido productivo valenciano se ha visto notablemente erosionado. Primero, y de esto hace ya años, por la irrupción de la competencia de países terceros en los sectores tradicionales. Después, por dedicar todos los esfuerzos, empresariales y financieros, al monocultivo del ladrillo. Finalmente, porque nadie es capaz de definir hacia dónde se tienen que dirigir los esfuerzos para evitar la sangría de cierre de empresas y de despidos que han dejado en el último año unos 576.000 desempleados en la Comunidad Valenciana. Durante 2009 el incremento fue descorazonador, casi el 27%.

En los dos últimos meses varias organizaciones empresariales, como la Confederación Empresarial Valenciana, la Asociación Valenciana de Empresarios o la patronal del metal Femeval, han presentado sus conclusiones sobre la situación actual y han coincidido en la necesidad de alcanzar un acuerdo general para salir de la crisis. En resumen, remar todos en la misma dirección.

En una reflexión pública, a finales del año pasado, Francisco Pons, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), un lobby que agrupa a los principales empresarios de la comunidad, hacía un llamamiento a construir un nuevo modelo de desarrollo. Pons instaba a toda la sociedad, incluyendo a las Administraciones, los sindicatos y a los propios empresarios, a "repensar el camino y la forma de hacer y actuar para lograr un diagnóstico compartido de la situación, identificar las debilidades y fortalezas y visualizar las amenazas y oportunidades".

Buscando un timonel

"El catalizador de este proceso debe ser la Generalitat, pero la responsabilidad de escribir el guión, montar el escenario, organizar y asignar los papeles y ejecutar la función es de todos", insistía Pons en aquella tribuna pública de finales de diciembre.

El Gobierno valenciano ha recibido en estos últimos meses dos documentos de los empresarios haciendo el diagnóstico y reclamando que se inicie el movimiento que lleve al barco hacia ese nuevo rumbo. Pero el Gobierno autonómico atraviesa una situación compleja desde que estalló el caso Gürtel, y pese a los intentos de Francisco Camps y de su Ejecutivo por centrar la atención en otros temas, la sensación de atasco institucional se palpa. Además, como ocurre en la política nacional, el enfrentamiento entre los dos grandes partidos, en este caso con el PP en el poder y el PSOE en la oposición, es tal que hace prácticamente imposible cualquier pacto de Estado.

Un día, tras un agrio debate en las Cortes Valencianas que escenificaba una vez más el desencuentro entre populares y socialistas, el presidente de la patronal autonómica Cierval, el siempre moderado con la Generalitat Rafael Ferrando, abandonó por un momento su adhesión inquebrantable para reclamar a toda la clase política valenciana el final de la crispación para poder centrar los esfuerzos en la reactivación económica. Pero han pasado ya más de dos meses y nada parece haber cambiado. La situación de bloqueo ha llegado a un punto que, el pasado miércoles, el presidente de la patronal valenciana del metal (Femeval), Vicente Lafuente, aseguraba que la guerra entre las Administraciones públicas es "desleal" con los ciudadanos y señalaba la necesidad de parar la destrucción de riqueza y empleo.

Lafuente presentó las necesidades de un sector que salpica prácticamente cualquier actividad económica y que sirve, una vez más, de guía para el necesario cambio de rumbo. Mientras que a los empresarios se les demanda que redefinan sus estrategias, se centren en los negocios rentables, mejoren la gestión, establezcan nuevas relaciones con las entidades financieras y se abran al exterior, a la Administración se le pide también un cambio: sobriedad, sensatez, sensibilidad, sentido común y soluciones. Las cinco eses que, según Femeval, facilitarían el impulso para desarrollar una política industrial clara.

La patronal del metal considera que la recuperación aún tardará en llegar. De hecho, en su encuesta anual sobre las sensaciones de sus empresarios sobre el futuro, la mayoría considera que éste será aún un año de pérdida de puestos de trabajo, aunque quizá a menor ritmo.

Será bueno que, en los próximos meses, se confirme que tanto la Generalitat como el Gobierno central entran en una dinámica distinta, de colaboración en la adopción de medidas que, alejada de la crispación, permita echar una mirada seria y meditada sobre la cubierta y así poder dar una orden al timón para cambiar el rumbo. El futuro de la economía valenciana depende de ello.

El Plan Confianza como complemento al Plan E

Uno de los pilares fundamentales de la Generalitat Valenciana para mover la economía durante estos meses ha sido el Plan Confianza. Se trata de un programa similar al desarrollado por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, el Plan E, que permite especialmente a los ayuntamientos realizar inversiones, fundamentalmente de carácter urbanístico, con fondos del Gobierno central.El Plan Confianza estaba dotado con 542 millones de euros para programas de impulso de los sectores productivos, promoción del empleo e inversiones productivas en los principales municipios.Aunque el plan se anunció y se empezó a desarrollar a finales de febrero de 2009, la Generalitat no lo dotó económicamente hasta finales del pasado año, según se desprende de las modificaciones presupuestarias publicadas el pasado miércoles en el Diario Oficial de la Comunidad Valenciana.

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