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Tribuna
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Regreso a la sensatez

El pasado viernes 29, el señor Gómez Taboada, asesor fiscal, publicaba un artículo en estas mismas páginas en el que realizaba algunas alusiones a la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda que requieren alguna matización. En primer lugar, es de justicia agradecer que considere como "notoria la alta cualificación y profesionalidad del personal de la AEAT".

Como señala Gómez Taboada, en la AEAT pasan muchas cosas, y un reflejo son las intervenciones de los inspectores en los medios de comunicación. Lo que es incierto, al menos en el caso de los inspectores, es que las denuncias se correspondan con "denuncias laborales y corporativas". En nuestra opinión, resulta un tanto osado considerar "subjetivas y sesgadas" la visión que tenemos de la situación. Es cierto que los inspectores tenemos interés como ciudadanos en la mejora de la lucha contra el fraude fiscal. También es preciso reconocer que, como cobramos del Estado, una situación de caída recaudatoria sin precedentes nos acabará pasando necesariamente factura, como a todos los funcionarios. Por otra parte, si en esta situación de aumento del fraude fiscal y de caída alarmante de la recaudación permaneciésemos en silencio, tarde o pronto la opinión pública nos haría responsables y cómplices de esta situación. Más allá de lo anterior, no tenemos un interés directo laboral o corporativo cuando damos públicamente una opinión técnica.

Por supuesto, nuestra opinión, como la de todo el mundo, puede tener una parte subjetiva, aunque siempre hemos tratado de ser lo más técnicos y objetivos posibles, entre otras razones porque a nuestra Organización están afiliados más del 80% de los Inspectores de Hacienda. Sería imposible mantener una mínima unidad y coherencia en un colectivo amplio y con intereses políticos y sociales muy diversos si las opiniones que se expresasen fuesen "subjetivas y sesgadas".

Lo más sorprendente de la opinión de un experto como el señor Gómez Taboada es que meta en un mismo saco opiniones de técnicos, inspectores, e incluso propias, y a todas les de la misma credibilidad, "basada en estadísticas oficiales" (aunque la mayoría de las citadas opiniones no está basada en datos oficiales). Sirva de muestra un ejemplo: "No se cobra más de un 13% de las liquidaciones emitidas por la AEAT", subraya este experto. Pues bien, el porcentaje concreto no es fácil de conocer porque no hay estadísticas, cuestión que puede ser muy criticable, pero si sólo se cobrase el 13% de las liquidaciones y la AEAT perdiese la mitad ellas en los Tribunales, prácticamente nadie pagaría impuestos.

Lo que sí es cierto es que hay una litigiosidad enorme en el ámbito tributario, lo que es una denuncia de los Asesores Fiscales absolutamente cierta; y que existe un gravísimo problema de caída de la recaudación. Detrás de esta caída recaudatoria no sólo hay una ausencia de crecimiento económico, sino un importante aumento del fraude fiscal y de la economía sumergida. Desde septiembre de 2008, los inspectores llevamos advirtiendo que la caída recaudatoria del Impuesto de Sociedades y del IVA está siendo muy superior a la caída del crecimiento económico. Desde 2008, el PIB ha caído en unos 30.000 millones de euros, y la recaudación por IVA y Sociedades, conjuntamente, en más de 40.000 millones de euros, manteniéndose la recaudación en otros tributos como los especiales o las retenciones del trabajo, donde se percibe un mayor control. En estas condiciones, no creemos que nuestras denuncias sean muy graves, lo que es gravísima, sin paliativos, es la situación de la Hacienda Pública.

En este sentido, cuando hablamos de "falta de voluntad política", no estamos hablando de conductas delictivas, sino de que nuestras Autoridades Fiscales fijan otras prioridades, que también son legítimas, o de una gestión y política tributaria, francamente mejorables, a la vista de los resultados.

Con todo, siendo justos, tampoco contribuyeron a serenar el ambiente determinadas manifestaciones públicas de algún directivo de la AEAT en las que se ha imputado conductas delictivas a determinados asesores fiscales, "que todos conocemos", lo que el presidente de los Asesores Fiscales (Aedaf) definió como amedrentamiento reiterado.

Independientemente de la consideración que puedan merecer todas estas manifestaciones, y alguna otra no citada, parece claro que así no vamos a ninguna parte. En resumen, dada la situación fiscal crítica que tenemos, todos deberíamos profundizar en respuestas racionales y técnicas y disminuir los desahogos emocionales que acaban en descalificaciones e imputaciones gratuitas.

Francisco de la Torre. Secretario general de Inspectores de Hacienda del Estado

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