Luz y taquígrafos para el riesgo inmobiliario de la banca
Las entidades anticipan provisiones para amortiguar el avance de la morosidad.
La oleada de presentaciones de resultados anuales de la banca española está enfrentando al sector con la cruda realidad de la crisis inmobiliaria. Y no por conocido, el problema resulta menos sorprendente para el mercado, que esta semana se ha visto sacudido con la publicación de las cuentas de BBVA. La entidad ha ido más allá que ninguno de los bancos que han presentado hasta el momento sus resultados y ha dado prioridad absoluta al saneamiento de su cartera inmobiliaria, contabilizando como morosos créditos que aún no lo son, hasta el punto de reducir el beneficio del cuarto trimestre a la mínima expresión, a 31 millones de euros, desde los 519 millones del cuarto trimestre del año anterior.
BBVA, del mismo modo que han anunciado también Banesto y Popular, ha optado por realizar provisiones voluntarias, en anticipo de la morosidad que se avecina. El banco que preside Francisco González ha realizado saneamientos crediticios extraordinarios por 1.411 millones de euros, mientras que Banesto ha hecho provisiones voluntarias por 100 millones de euros y Popular, por otros 480 millones de euros. Dentro del sector de las cajas, Caja Madrid también ha anunciado provisiones cautelares por 650 millones de euros y Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha anticipado como morosos 725 millones de euros. Pero tanta precaución ha puesto en alerta al mercado, en especial en el caso de BBVA, que perdió en Bolsa el 6,36% el día de su presentación de resultados.
A pesar de la diversificación del negocio de BBVA, repartido entre España, México y Estados Unidos, la crisis del sector inmobiliario en el mercado doméstico pasa factura igualmente en la cuenta de resultados, a lo que ahora además se añaden provisiones adicionales realizadas en EE UU, inesperadas para el mercado. "Desde el punto de vista del riesgo, BBVA es sobre todo un banco español", señala Credit Suisse. La dura reacción del mercado a los resultados corresponde a la duda de si el esfuerzo realizado en provisiones en 2009 no tendrá sucesivos capítulos a lo largo de este año, a medida que se puedan ir endureciendo las exigencias del Banco de España. No en vano, y a pesar de que la banca española no se vio contaminada por los activos tóxicos de las hipotecas subprime, su elevada exposición al mercado inmobiliario es el verdadero talón de Aquiles del sector.
La Asociación Hipotecaria Española advertía esta semana que los promotores no podrán hacer frente a buena parte de los 325.000 millones de euros de deuda que han contraído con la banca, en especial créditos para la compra de suelo. "Se trata de un sector quebrado, que no puede hacer frente ni a los intereses de su deuda", que ascienden a unos 15.000 millones de euros al año, según explicaba el presidente de la AHE, Santos González. La AHE sugería así la necesidad de sacar del balance de los bancos la deuda de promotores inmobiliarios, si bien los bancos que presentan resultados estos días se afanan en lanzar el mensaje de que su fortaleza financiera les permite realizar holgadas provisiones por insolvencias, muy superiores a las oficialmente requeridas. La situación de los bancos dista en cualquier caso de la de las cajas de ahorros, mucho más vulnerables a los impagos de los promotores.
La magnitud de las provisiones que sean necesarias para absorber los impagos y las pérdidas en los activos inmobiliarios será por tanto el principal elemento que juzgue el mercado, aunque en esta semana haya aplicado un rasero diferente. Así, Banco Popular, largamente castigado en Bolsa por su condición de banco mediano, con elevada exposición al crédito a promotores y a pymes, anunció unos resultados anuales esta semana que fueron recibidos con un repunte del 5,48%. A la vista del crecimiento del negocio -alza del 11,3% en el margen de intereses- y de los buenos ratios de solvencia -core capital del 8,6%-, las firmas de análisis han comenzado tímidamente a desechar algunas de las dudas que pesaban sobre el valor, que ha recibido esta semana varias mejoras de recomendación. En lo que va de año, Popular disfruta de un alza en Bolsa del 7,6%. Bankinter pierde el 9,5%; Sabadell, el 0,41% y Banesto, el 1,87%. En cambio, BBVA sufre una caída del 12,8% y Santander, que presenta resultados el jueves, del 10,82%.
Las claves
Solvencia. Las primeras cuentas del sector presentan mejoras en los ratios de capital, después de las numerosas emisiones de 2009 y de la intensa captación de depósitos.Morosidad. Avanza con fuerza en el último año y se duplica en muchos casos, con la previsión de seguir creciendo en 2010.Márgenes. Pese a la crisis, la banca logra elevar su margen de intereses, en un entorno de tipos de interés en mínimos.
Vía libre al FROB y a las fusiones de cajas
Han sido necesarios siete meses de trámites y negociaciones hasta que esta semana la Comisión Europea dio luz verde al FROB, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, la herramienta a través de la que el Gobierno concederá ayudas públicas a las entidades financieras españolas en problemas.El Gobierno aprobó la creación de esta figura el pasado mes de junio y en su pronta puesta en marcha confiaron las cajas de ahorros que han abordado procesos de fusión y que necesitan el préstamo de capital público para apuntalar su solvencia. Pero los retrasos de la aprobación del FROB en Bruselas han demorado por tanto el calendario de fusiones previsto para el sector de cajas de ahorros, que ahora tendrán de plazo hasta el día 30 de junio para hacer uso de las ayudas públicasEl fondo está dotado inicialmente con 9.000 millones de euros, ampliables hasta un máximo de 90.000 millones de euros. No obstante, la generosidad de esta cuantía supone exigentes condiciones a los solicitantes. Las entidades que recurran al FROB deberán devolver los fondos en un plazo máximo de cinco años y con un interés mínimo del 7,75%. Además, como criterio general, la cuantía recibida no podrá superar el 2% de los activos ponderados por riesgo, tomando como referencia las cuentas de 2009. El obstáculo burocrático queda por tanto resuelto, aunque ahora es el momento de ajustar el FROB a la realidad de las cajas.