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Columna
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Matemáticas electorales en RU

La aritmética electoral tiene sus riesgos fiscales. El reciente cuartelazo fallido contra Gordon Brown beneficiará a la oposición tory. El primer ministro ha conservado el poder por los pelos, y la confusión en su propio partido, el Laborista, afectará a los electores y dificultará la campaña en las próximas elecciones.

Pero los conservadores de David Cameron todavía no tienen una línea clara. No han recuperado el terreno perdido en los noventa, no frente a los laboristas, sino a los liberales. Lo que eleva las posibilidades de un Parlamento de minorías, con los liberales como bisagra. En algunos escenarios, puede ser fiscalmente bueno, pero malo en otros.

Coalición liberales-laboristas. Los flirteos de Brown a los liberales ya han comenzado con una supuesta reforma electoral que introduciría mayor proporcionalidad, lo cual favorecería al partido Demócrata Liberal. Si sale adelante -probable, pues es la opción más realista de que Brown continúe-, esto remacharía el apoyo de los liberales. La idea de una coalición de centroizquierda no debería sonar particularmente atractiva a los inversores. Vince Cable, el responsable de finanzas de los liberales, ha abogado por la congelación de los salarios públicos. Pero su influencia también se notaría en la absorción del déficit con impuestos más altos y una resistencia a un recorte dramático del gasto público.

Pero la coalición Lib-Lab no es la única posibilidad. Otro escenario es un Gobierno conservador en minoría. Sería malo para los mercados, si Cameron encuentra resistencias para aprobar medidas contra el déficit. Si cree que deberá enfrentarse a un adelanto electoral, le faltará decisión para decretar medidas impopulares. Con semejante escenario, la política fiscal podría navegar a la deriva y el Reino Unido perder su rating crediticio de AAA. Los inversores deben mantener sus dedos cruzados para que este escenario no se materialice.

Por Ian Campbell

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