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Crónica de Manhattan

Reindustrializar América

Richard Trumka, el líder de los sindicatos de EE UU, dijo el día 6 en un mitin sobre empleo que el movimiento sindical y los líderes políticos deben actuar cuanto antes para "crear una economía diferente".

El problema es que pese a la flexibilidad laboral, EE UU está en camino de repetir algo lo que ocurrió en 2001. Tras una breve recesión, la tasa de paro tardó meses en reducirse. La recesión actual es mucho mayor que aquella y aunque la destrucción de empleo se está ralentizando, el mercado laboral ya ha roto algunos de los peores récords históricos. De hecho, las cifras de paro de diciembre han dejado en el aire un cierto sentimiento de derrota.

Según el sindicalista, el presidente Barack Obama "está de acuerdo con nosotros y dice que tenemos que reconstruir enteramente nuestra economía".

Hay algunas ideas para ello. Una de ellas la plantea Alan Tonelson en la última edición de la revista Harper's. Tonelson es analista del Consejo de empresas e Industria de EE UU y reivindica una reindustrialización. Hoy, "la idea de que se puede mantener la prosperidad en América sin un sector industrial vibrante es un cuento de hadas", explica.

No es el único que cree que el país necesita una más amplia base de producción de bienes. La frase "tenemos que hacer cosas" (we have to make stuff) no se deja de oír ahora que la economía financiera, que no produce bienes, ha mostrado su talón de Aquiles. Es la revisión de la propuesta de Ronald Reagan sobre la progresión natural de la economía que pasó de "la agricultura a la industria y de esta a los servicios".

La evolución histórica del PIB de EE UU muestra como realmente ha sido así y cómo se ha llegado a la financialización (una palabra que Paul Krugman usa mucho) de la economía. En 1947, la industria era responsable del 25,6% de la economía mientras que los servicios financieros lo eran del 10,4%. Pero en 2008 apenas representaba el 11,5% del PIB mientras que el sector financiero suponía el 20%.

Tonelson recuerda que algunos líderes empresariales, entre ellos Jeff Immelt, consejero delegado de General Electric, están repensándose si hay futuro en una economía posindustrial. GE busca, ahora, crecer en la industria medioambiental y está reduciendo el peso de sus negocios financieros cuando en el pasado reciente la dinámica era la contraria. Immelt ha dicho que en algunas áreas "se ha deslocalizado demasiado la producción".

El economista, que no se declara defensor del libre comercio a ultranza - máxime si se mantiene el proteccionismo chino-, explica que EE UU no tendrá una "economía del conocimiento", de alta tecnología, sin una reindustrialización porque son las compañías manufactureras las que hacen un 70% de la I+D. Además, considera que sólo la industria ha sido capaz de crear una clase media fuerte.

El problema es que se va en camino contrario y esta crisis está arrasando el tejido industrial (ha caído cinco veces más que el resto de la economía).

El viernes, Obama anunció medidas para dinamizar el sector de las energías limpias y dijo que no quería que las industrias que crearán los trabajos de mañana "se construyan en el extranjero". "Esta iniciativa permitirá dar un empujón, muy necesario, al sector manufacturero", dijo. ¿Un tímido guiño a los defensores de la reindustrialización?

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