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Tribuna
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No podemos esperar que otros nos saquen del apuro

Como todo el mundo sabe el funcionamiento de la economía condiciona en buena medida no solo el bienestar de un grupo social, sino el conjunto de su forma de vida. Es un hecho conocido y por lo tanto no hay que insistir mucho en esta relación.

En España y en general en las economías de mercado, se tiene como seguro que el futuro de la economía significa un aumento de renta y de bienestar para todos, como consecuencia de un largo periodo en el que esta proposición ha sido cierta, con mayor o menor velocidad. ¿Está en riesgo esta tendencia en España?

Lo que está claro es que la llamada crisis actual no es un típico parón por exceso de demanda, y por tanto una estabilización también típica no es la solución de los problemas de la economía española. Como se ha explicado desde las más diversas estancias España necesita de las llamadas reformas estructurales para empezar de nuevo un crecimiento razonable de la economía y por tanto una estabilidad de la organización social.

Aunque no hubiera razones domésticas para modificar algunas estructuras de nuestra economía hay que contar con que la organización económica mundial se ha modificado seriamente en los últimos años, y por tanto, en todo caso, habría que adaptar nuestra economía a la nueva estructura económica mundial.

El demorar la puesta a punto de nuestra organización económica puede hacer que nos deslicemos hacía un plano inferior de riqueza en el escalafón mundial, y provocar un sentimiento de frustración en los españoles como el que se vivió desde la pérdida de la guerra de Cuba hasta los años 60.

Desde 1990, se han cometido muchos errores de política económica, especialmente graves desde el nacimiento del nuevo siglo que nos han traído a esta situación, tanto a España como al resto del mundo. Esta crisis está demostrando que actualmente los países con mayores problemas para volver al crecimiento son los desarrollados. Lo que nos obliga a hacer adaptaciones que requieren de una política económica exigente y difícil.

Da la impresión de que nuestros dirigentes políticos lo ignoran o más probablemente quieren ignorarlo. En nuestra opinión por tanto, es urgente que la opinión pública tome conciencia de la situación, y de la necesidad de comprender que son necesarios sacrificios si con ello se encauza el problema en la buena dirección. Al mismo tiempo hay que exigir que no se sigan despilfarrando recursos y tiempo en políticas económicas equivocadas o de pocas consecuencias favorables.

Pese a que la gran esperanza de nuestros responsables políticos es una recuperación de la economía mundial que nos arrastre, hay que desconfiar tanto del efecto arrastre como de que de verdad estén resolviendo los problemas que se detectan en los países desarrollados. Y por lo tanto no podemos seguir esperando a que otros nos saquen del apuro.

Por otra parte hay que advertir que no es sólo hacer reformas económicas, sino que sean las adecuadas, porque para hacer una mala reforma, mejor no hacer nada.

Pese al tono pesimista de este articulo, tenemos que decir que España es un gran país y que si todos ponemos de nuestra parte podemos salir más que airosos de esta situación e incluso ganar importancia en la economía mundial. Probablemente nuestra mayor debilidad es la falta de liderazgo, y esa carencia la debe suplir el empuje de los ciudadanos.

España tiene empresas muy exitosas a nivel mundial, incluso algunos sectores punteros y que sirven de guía al resto del mundo, existe también una clase empresarial de gran nivel formada en nuestras excelentes escuelas de negocios. Y desde luego en este país existe un sistema de investigación acorde a nuestra economía y puntero en sectores como el sanitario. También existen unas infraestructuras de investigación y desarrollo muy capaces, pero nos falta la "i" pequeña de la I+D+i, es decir la conexión con el mercado y por tanto con la sociedad. Lo que sienta unas bases sólidas para adentrarnos en la economía del conocimiento en muy buenas condiciones.

Podemos pero hay que querer.

Blas Calzada / Juan Pablo Calzada. Presidente y Responsable de Financiación, respectivamente, del Parque de Innovación La Salle Madrid y autores del libro 'La encrucijada económica de España'

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