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José Antonio Costa. Director gerente de Aimplas

"Para sobrevivir hay que adaptarse a la nueva realidad"

Físico de profesión, gestiona el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), un sector rodeado de cierta polémica.

Asegura que la guerra abierta por el sector de distribución contra las bolsas de plástico ha hecho mucho daño y reconoce que no han sabido reaccionar a tiempo. José Antonio Costa, valenciano, de 37 años, dirige el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) desde hace 12 años, una institución que identifica líneas de investigación con el fin de desarrollar nuevos usos de este material, que puede servir como fuente de energía, "ya que se ha averiguado que es conductor".

El sector del plástico está rodeado de cierta polémica por la campaña lanzada por las grandes superficies contra el uso de las bolsas.

Las bolsas son una parte muy pequeña de este sector. El plástico se utiliza para todo, para la construcción, el embalaje; en porcentaje, el 35% del plástico que se consume va al embalaje y al envase. El 20% va a la construcción y a la automoción se destina el 9%. Está diversificado en varios sectores.

Pero la campaña en contra del uso de la bolsa les habrá hecho daño.

En el tema de las bolsas hay mucha desinformación, es muy poco riguroso. Se demoniza al plástico derivado por la mala utilización del usuario, porque son cien por cien reciclables. Todo lo que sea minimizar el impacto medioambiental es una buena práctica. Hay que poner énfasis en concienciar al consumidor para que la bolsa se reutilice, existen muchas alternativas y es un mensaje que debe calar ante esta realidad, ya que nosotros somos los primeros interesados en que se haga un buen uso del plástico y no contamine. Lo que están haciendo las grandes superficies es comercializar la bolsa. Esta batalla es complicada porque se ha hecho mucho daño. Las empresas se están adaptando a la realidad del mercado y están apostando por las bolsas reutilizables; siempre hay que estar en continua adaptación, es la clave para sobrevivir.

¿Cómo se comunican este tipo de mensajes?

Existen dos vías. Por un lado, como lo ha hecho la cadena de distribución se refiere a Carrefour, que ha desestimado la bolsa, o desde un punto de vista de positivo, concienciando del buen uso que se puede hacer de ella, reciclándola. La industria del plástico no ha reaccionado a tiempo, ha sido lenta en información, era una batalla difícil de ganar, aunque la solución es el plástico con otras alternativas. El primer mensaje que habría que lanzar es el de primero minimizar, después reutilizar y, por último, reciclar.

¿La crisis afecta a este sector?

Por supuesto, sobre todo porque el sector de la construcción y del automóvil se resiente. Como instituto tecnológico del plástico nuestra misión es identificar y desarrollar líneas de investigación relevantes para el sector del plástico con el objetivo de responder, no sólo a las necesidades que las empresas tienen hoy, sino en el medio y largo plazo. Nos encargamos de resolver problemas puntuales y servir de apoyo para no perder esfuerzos en investigación y desarrollo, definir el producto con más valor añadido.

¿Es el principal objetivo de la institución que gestiona?

También ofrecemos formación estándar y a medida, cursos de posgrado con un alto índice de colocación, y pretendemos lanzar un observatorio del plástico, con el que queremos identificar nichos de mercado y de esta manera contribuir a paliar la difícil situación de las empresas.

¿Son reacias las empresas a implantar líneas de investigación?

En general sí que son reacias, porque tienen problemas graves para atender el corto plazo y no es fácil involucrar a las compañías en proyectos de investigación. Ofrecemos apoyo a nivel regional, nacional y europeo para desarrollar proyectos a largo plazo, pero también a corto. Tenemos empresas que quieren investigar con alto riesgo.

¿Qué significa alto riesgo?

Son empresas que aunque no tengan una situación buena, sin llegar a ser dramática, tienen una cultura de innovación arraigada y consideran todos estos temas importantes. Hay empresas que no tienen tantos recursos, pero tienen inculcada la importancia de la innovación. Dentro de este sector es importante porque existe una competencia de Asia, y es necesario diferenciarse. Tenemos mucho camino por recorrer, ya que nuestra cultura innovadora es muy reducida. Hemos de seguir el nivel de Alemania o Reino Unido, que están a la vanguardia.

Usted es físico de profesión, ¿cómo se ha reciclado hacia el área de la gestión?

Yo no tenía una vocación científica consolidada, así que realicé un curso de normativa ISO 9000 en la Universidad Politécnica y, a partir de ahí, me dieron una beca como consultor en empresas del sector del plástico dentro de Aimplas. Empecé como becario, más tarde continúe como técnico y después como responsable del departamento de calidad. Ahí me fui dando cuenta de mi inclinación más hacia los temas de gestión que hacia los técnicos.

¿Cuál ha sido su aportación?

Creo que soy un gestor que conoce bien la casa por dentro. Llevo 12 años trabajando en ella y creo que con mi nombramiento no ha habido ninguna ruptura, sino más bien una continuidad en un tiempo de ajuste.

Lo cierto es que cada vez hay más titulados de la rama de ciencias dirigiendo empresas.

Recuerdo que cuando estudiaba la carrera los profesores nos decían que teníamos un pensamiento muy estructurado, y eso puede ser una limitación en cuanto a la creatividad. A mí me apasiona la gestión, nadie te enseña, es algo que vas aprendiendo, poco a poco vas tomando decisiones con cierto criterio.

¿Cómo financian los programas de investigación?

Competimos con organismos públicos y privados y también nos financiamos a través de acuerdos con empresas. En programas nacionales competimos con más de 60 centros tecnológicos, con ayudas del Ministerio de Ciencia para investigación aplicada. Recurrimos a los fondos de la Comisión Europea. Tenemos 32 millones de euros de financiación pública y el resto corresponde a acuerdos con empresas privadas.

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