Máquina tragaperras
Podría British Airways (BA) pasar de despechada a prolífica negociadora? Después de sellar la fusión con Iberia, quizá antes de Navidad afronte otra operación esperada: la inmunidad antimonopolio con American Airlines. Este último acuerdo podría ser más valioso a corto plazo, aunque hay que ver los detalles.
La inmunidad antimonopolio es una estupenda opción si permite a las compañías coordinar tarifas, fuerzas de ventas, horarios y programas de fidelización. Esos compromisos están diseñados para eludir las normas que impiden que los extranjeros posean más del 25 % de las grandes líneas aéreas estadounidenses. BA ha solicitado la inmunidad antimonopolio en dos ocasiones, pero los reguladores de EE UU han impuesto costosas condiciones. Una alianza con American es importante porque BA obtiene la mayoría de sus beneficios transportando pasajeros al otro lado del Atlántico. Deutsche Bank reconoce que la asociación podría generar 230 millones de dólares de sinergias para las dos compañías. Es menos que los 600 millones de sinergias anuales de la fusión con Iberia.
El inconveniente es que los reguladores harán el acuerdo antimonopolio costoso. Heathrow -sede de BA- es la puerta más importante en Europa para los EE UU. Y aunque teóricamente está abierto a la competencia, en la práctica está saturado.
En el último intento de BA y American en 2001, el Departamento de Transportes de EE UU les ordenó renunciar a 224 pares de slot por semana en Heathrow. El año pasado, Continental pagó 25 millones de libras por el despegue y aterrizaje en el aeródromo. Sobre esa base, estos slots valdrían 5,6 millones de libras, disminuyendo las sinergias.
Esta vez, se espera que el Departamento de Transporte sea más benévolo, sobre todo porque ha bendecido acuerdos similares entre Air France y Delta, Lufthansa y United/Continental. Bruselas, sin embargo, parece el policía malo. La Comisión ha enviado a BA, American e Iberia una lista de objeciones de 400 páginas. Técnicamente, no necesitan la bendición de la UE para comenzar a operar su alianza, siempre que reciban la aprobación del Departamento de Transporte. Pero si Bruselas es demasiado duro, el acuerdo podría ser torpedeado de nuevo.
Fiona Maharg-Bravo