Telefónica aprieta a Vivendi en Brasil
Telefónica está tratando de manipular a Vivendi en Brasil. La operadora española ya ha superado la oferta del grupo francés de comunicación para comprar la compañía local de telecomunicaciones GVT. Telefónica ha subido ahora su oferta un 5% más hasta un total de 3.800 millones de dólares. Este aumento, combinado con la idiosincrasia de la ley brasileña de adquisiciones, deja a Vivendi prácticamente fuera del asunto.
Vivendi fue la primera extranjera en codiciar GVT. Pero la compañía dirigida por Jean-Bernard Lévy no lanzó una oferta formal -en vez de ello propuso una oferta pública de 42 reales (24 dólares) por acción-. Eso dejó la puerta abierta a la operación de la empresa local de Telefónica, Telesp, para que lanzase su primera oferta oficial de 48 reales por acción el pasado 7 de octubre.
Muchos asumieron que era un trato cerrado, que estaba hecho. Después de todo, Telesp tenía una serie de sinergias de las que Vivendi carecía. Citigroup estimó que los potenciales ahorros de costes ascenderían al menos a 1.000 millones de reales, o a ocho reales por acción, gracias a los activos en impuestos y otros. Y Telefónica contaba además con la ventaja adicional de ser los primeros en mover ficha, ya que la ley brasileña de adquisiciones establece que cualquier nueva oferta de Vivendi tendría que ser al menos un 5% superior a la última oferta, estableciendo así la cota en los 50,4 reales por título.
Para empeorar las cosas, Telefónica elevó su oferta hasta los 50,5 reales por acción. Eso significa que no sólo le dan crédito a las expectativas de crecimiento de GVT sino que además apuestan fuerte para garantizarse el éxito de la oferta. Vivendi ahora parece mucho más lejos de conseguir hacerse con GVT, y tendría que ofrecer al menos 53 reales por título. Eso sería un 26% más que en la oferta original. Telefónica espera así haber acabado con esta guerra antes siquiera de haber disparado los cañones.
La decisión de la multinacional española de superar su propia oferta subraya su atracción por el mercado brasileño. Pero aún no está claro cuán vinculante puede ser el acuerdo de Vivendi con los accionistas controladores de GVT, que le permitirían comprar hasta un 20%. Así que puede que Vivendi se guarde un as en la manga a pesar de que sus ambiciones en Brasil parezcan, al menos de momento, relegadas al mundo de los sueños.
Aliza Rosenbaum