Société Générale apunta alto
Société Générale posee menos, pero quiere más. Al banco francés se le adelantó la semana pasada BNP Paribas al efectuar una ampliación de capital por valor de 4.300 millones de euros para pagar los 5.100 millones que le debe al Estado desde que éste le rescató en enero. SocGen se está enfrentando ahora también a los mercados de capital emitiendo 4.800 millones, 1.200 más de lo que necesita para reembolsar las ayudas estatales que recibió en forma de acciones preferentes o de capital híbrido.
SocGen dice que quiere aumentar sus ratios de capital, siguiendo las prescripciones de la última cumbre del G-20, y está insinuando que ha vuelto a la senda de las adquisiciones. Pero éstas no son las únicas razones para sobredimensionar la ampliación de capital. A diferencia de BNP, más rentable que la francesa, SocGen no puede contar tan fácilmente con las ganancias para engrosar este año sus ratios de capital.
BNP le hizo un servicio a SocGen la semana pasada al tantear las aguas antes de tirarse a la piscina. Los mercados parecen estar dispuestos a dar, y SocGen no tuvo que esperar demasiado antes de imitar a su rival. El banco puede incluso permitirse tasar el precio de su emisión con un pequeño descuento respecto a los de BNP.
Unos 600 millones del nuevo capital irán destinados a la compra de la prestamista belga Dexia con su 20% minoritario de Crédit du Nord, la banca minorista francesa. Eso dejará, pues, a SocGen con un confortable ratio de capital Tier 1 del 8%, lo que le capacita a llevar a cabo más adquisiciones, teniendo entre sus prioridades el mercado emergente de Polonia o la industria bancaria privada.
Igual que el de BNP de la semana pasada, el movimiento de SocGen es puramente financiero: el débil compás de los mercados puede que no dure demasiado. ¿Pero las finanzas puras se traducen en buena economía? La relevancia dada por el G-20 a fortalecer la calidad y cantidad de capital está teniendo sus consecuencias. Pero su nuevo marco regulatorio ideal se suponía que tenía que estimular a los bancos a recuperar sus ratios de capital de los buenos tiempos. Pero los malos tiempos no han terminado. Quizá el G-20 debería ser más sutil al decir qué tiempos tiene en mente para llevar a cabo la reconstrucción del marco regulatorio de los capitales.
Por Pierre Briançon