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Columna
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Proeza olímpica

Cuál será, Chicago, Madrid, Río de Janeiro o Tokio? Los nobles del Comité Olímpico Internacional anunciarán la sede de los Juegos de 2016 hoy. Pero en esta competición, la ciudad elegida podría ser el verdadero perdedor.

Los beneficios de ser sede del evento son obvios: creación de trabajo fijo, oportunidades de inversión en vivienda e infraestructura, aumento del turismo y renovación de la ciudad y del país. Pero inversiones de este tamaño pueden crear distorsiones. El precio de unas pocas semanas de gloria olímpica es alto.

Basta con mirar a Atenas. Grecia gastó alrededor de 9.000 millones "trayendo los Juegos a casa" en 2004, un 4% del PIB. La verdad es que el nuevo sistema de transportes ateniense es más que bienvenido, como lo será la regeneración del este de Londres tras sus Juegos de 2012. Pero la capital griega tiene ahora más estadios de los que puede usar. La experiencia griega es más la norma que la excepción.

Dicho esto, la gestión cuidadosa puede mantener razonable el coste del espíritu olímpico. Los concursantes de 2016 están haciendo un esfuerzo.

Chicago promete financiar los Juegos sólo con el sector privado. Madrid presume de que cerca del 80% de sus sedes está lista o en construcción. Y Tokio dice que sus inversiones en infraestructuras, respetuosas con el medio ambiente, cosecharán dividendos en el futuro.

Río está haciendo algo diferente -sus 14.400 millones de dólares eclipsan al resto-. Pero probablemente también tiene el sentido más económico.

Brasil es un mercado en vías de desarrollo, un exportador de materias primas que lo ha hecho bien durante la recesión. Los Juegos podrían costarle sólo un 1% del PIB.

Y Río es una ciudad en rápido crecimiento con infraestructuras turísticas. La ciudad necesita los Juegos más que otros candidatos. Sería también capaz de absorber la inversión sin estremecerse.

Por George Hay

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