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Tribuna
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Desinformación sobre el atún rojo

Durante los últimos meses, diversos países y ONG están promoviendo una campaña mediática para conseguir la inclusión del atún rojo en Cites (Convenio Especial de Especies Amenazadas). Ciertamente, la gestión de la pesca del atún rojo es complicada, debido principalmente a la propia naturaleza migratoria de la especie, que provoca que multitud de países, con una gran heterogeneidad (también en su compromiso), hayan accedido a este recurso. Por todo ello, en 1966 se creó la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), una organización intergubernamental que define las líneas de actuación para garantizar la conservación y recuperación de la especie.

En concreto, las propuestas de inclusión de la especie en el Cites se basan en estudios que alertan sobre la inminente extinción del atún rojo, con datos de descenso en la biomasa reproductora entre el 75% y el 85% desde el año 2000.

Sin embargo, la realidad es que se ha caído de forma clara en la desinformación. En estos momentos, el CSIC ya cuenta con un informe (elaborado por la doctora Ana Gordoa) que ha permitido tener una aproximación de la evolución del recurso en Baleares entre los años 2000 y 2008 y de ello se desprende que la CPUE analizada no muestra ninguna tendencia negativa en este periodo y existe un aumento a partir del 2005, siendo relevante en 2008. Este informe nunca ha sido discutido ni puesto en duda, simplemente silenciado.

Existe un plan de recuperación aprobado por ICCAT, en el año 2006, que ha obligado a dejar de capturar millones de ejemplares juveniles. Los efectos de dicho plan están pendientes de evaluar.

También se ha pecado de oportunismo. Francia es el mejor ejemplo, permitiendo el crecimiento de su flota hasta 36 barcos de cerco (España tiene 6). Esta flota capturó el año 2007 casi el doble (un exceso de más de 4.000 toneladas) de su cuota. Reducir la flota y devolver en un solo acto el atún tendría un elevado coste político para el presidente Sarkozy, que prefiere pedir la inclusión en Cites en un gesto que sólo implicaría que mal de muchos… consuelo de franceses.

Mónaco jamás ha formado parte de ICCAT, donde podría haber intervenido y participado en la gestión de este recurso natural. Ni arte ni parte en el sector de la pesca. ¡Le falta autoridad moral!

Estamos perdiendo una oportunidad. Es el momento oportuno para que la UE, siguiendo el ejemplo de España, propicie un cambio de actitud en el resto de Estados miembros para que reduzcan y controlen su flota, y demostremos al mundo y al resto de países contratantes de ICCAT que se puede y se deben gestionar los recursos naturales con responsabilidad, y de esta manera contribuir al bienestar nutricional, económico y social de una población mundial en constante crecimiento, la cual demandará en los próximos 20 años un 50% más de alimentos.

Si no actuamos de forma rigurosa, todas las especies comerciales acabarán en la lista de Cites y el planeta sin alimentos, y ellos sin trabajo.

Juan Serrano. Director general adjunto de Grupo Balfegó

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