La medicina del miedo
Tengo la firme convicción de que el único miedo al que hay que tener miedo es al miedo en sí mismo", dijo Franklin D. Roosevelt en 1933. Una lección de optimismo, sentido común y lucha contra la manipulación que llega a oídos sordos.
La política del miedo es un arma sin par porque el temor es casi un reflejo básico, anula el raciocinio y es, además, muy contagioso. De hecho, en EE UU hay actualmente una epidemia.
El motivo es que por las grietas del proyecto de ley de reforma sanitaria no hacen más que colarse interpretaciones delirantes de lo que significa la cobertura universal. Es algo común en todos los países desarrollados salvo en EE UU, donde un mínimo de 47 millones de personas carecen de seguro privado y, por tanto, de paraguas ante la adversidad.
Lobbies con intereses, figuras tan populares como intoxicantes del mundo de la radio y miembros del Partido Republicano están teniendo mucho éxito a la hora de transmitir que universalizar la cobertura sanitaria con la acción del Estado (a través de la opción del seguro público de los demócratas), se traducirá en racionamientos médicos para reducir costes. Es más, los mayores de 65 años, protegidos por un programa estatal (creado por el demócrata Lyndon Johnson) llamado Medicare pueden ponerse a temblar porque, según los opositores a la reforma, a ellos también se les va a dispensar los tratamientos con cuentagotas.
Según The New York Times, obispos que tradicionalmente han apoyado la universalidad creen ahora semejante afirmación. La iglesia denuncia que el dinero del Estado pague abortos y que se racione la medicina y pueda haber eutanasia por motivos económicos. Mike Huckabee, ex candidato republicano a la presidencia, ha dicho que con la reforma Ted Kennedy habría muerto antes.
Como colofón, el viernes se hizo público que el Comité Nacional Republicano (RNC) ha mandado un cuestionario para pulsar la opinión pública sugiriendo que el racionamiento médico se decidirá en función de si alguien es republicano o demócrata. "¿Le preocupa esa posibilidad?", preguntaban.
Sorprendentemente, en los comentarios, algunos lectores afirmaban convencidos de que podía ser así porque, "ese es el criterio usado para cerrar concesionarios de GM una vez que el Gobierno es el mayor accionista".
La Asociación Médica de América emitió una nota diciendo que la reforma que se debate "no raciona la atención médica en función de la afiliación política. El hecho es que la ley de la cámara baja ampliará la cobertura y prohibirá negarla a quienes tenga enfermedades preexistentes". Lo contrario es habitual en los seguros privados. En EE UU se raciona el cuidado médico, no entre los mayores, sino entre los que no tienen seguro y los que pagan menos por él.
Michael Steele, presidente del RNC, publicó un artículo en The Washington Post en el que confirmaba los mitos que tanto asustan. Además, dijo, lucharía por preservar el Medicare para, a renglón seguido, afirmar que hay que evitar que el Gobierno intervenga en la sanidad de los mayores. Una afirmación curiosa, pues este es un programa del Estado. Un articulista del Post, Steven Pearlstein, le dio la réplica en un artículo que acababa "¿usted no tiene vergüenza?".
La pregunta sigue en el aire. El miedo también.