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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El principio de un largo camino

Han tenido que pasar tres trimestres con el PIB en caída libre, alcanzar los cuatro millones de parados y la cercanía de unas elecciones europeas que nadie quiere perder para que el presidente del Gobierno anunciara ayer un paquete de medidas de reactivación económica en las que figuran también algunas que inciden directamente sobre el aparato productivo.

La reducción impuestos para micropymes y autónomos, aunque sea transitoria y parcial, es una apuesta clara por el mantenimiento del empleo, puesto que son las pequeñas empresas las que sustentan el tejido productivo del país y no las grandes multinacionales que, aunque tienen más capacidad de influencia apenas emplean el 10% de la fuerza de trabajo. Aquí, el Gobierno ha decidido enmendarse, en contra de lo que pensaba hace sólo seis meses, cuando las rebajas fiscales eran vistas como un factor que no estimularía el consumo y sí aumentaría el déficit público.

En cuanto al mercado de la vivienda, lo más importante es el hecho de que se decida la supresión de la ayuda fiscal, aunque sea parcial (en función de la renta), algo con lo que ningún Gobierno de los últimos 14 años se había atrevido. La mayoría de los fiscalistas advierten que estas deducciones sólo han servido estos últimos ejercicios para elevar el precio de los inmuebles, de forma que el perceptor último no era el comprador sino el vendedor. Además, el anuncio de que se suprimirá en 2011 servirá para reducir el stock ahora sobrante.

Las ayudas directas al sector del automóvil y el transporte público son bienvenidas por cuanto ello significa para no destruir empleo pero arrojan dudas sobre si estas no deberían extenderse a otros colectivos menos mediáticos pero también necesitados.

Por otro lado, muchos expertos echan en falta en el discurso de Zapatero más medidas relacionadas con la generación de empleo, como bonificaciones por creación de puestos de trabajo en vez de estimular el mero mantenimiento de las plantillas actuales. Quedan campos a explorar ligados a las cotizaciones sociales.

Queda también por solucionar la extrema restricción del crédito por parte de la banca, como siguen denunciando autónomos y pymes. Las líneas de avales aprobadas hasta ahora no son suficientes, a juzgar por los empresarios.

Los guiños de Zapatero a la sociedad del conocimiento (pizarras digitales y ordenadores para niños) van bien encaminadas de cara a las reformas estructurales, pero no paliarán los efectos a corto plazo más perversos de la crisis, como la destrucción de empleo. La reasignación del nuevo fondo local a tareas medioambientales y tecnológicas algo puede ayudar. Todas estas medidas son sólo el principio de un largo camino, el del cambio de modelo productivo, que España debió iniciar a finales de los 90 cuando el boom inmobiliario comenzaba a gestarse. Sin embargo, las administraciones públicas y las empresas, han estado desde ese momento más preocupadas por recaudar y obtener beneficios, al rebufo del ladrillo que por apostar por actividades generadoras de valor añadido.

Otro aspecto a tener en cuenta de las medidas de ayer es su coste. Se van a pagar con una mayor deuda pública que incidirá sobre las generaciones futuras y las decisiones de gasto de años venideros.

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