Gestión inteligente de la información
El largo periodo de crecimiento experimentado por la economía española durante estos últimos años ha llevado a muchas empresas a centrarse en el crecimiento de sus ventas y a relajar sus políticas de control de riesgos. Esto provoca que en una situación de crisis como la que vivimos las tasas de morosidad en las empresas se disparen y aumente el número de compañías con elevado riesgo de impago, pues se trata en muchos casos de empresas muy vulnerables a variaciones negativas de su entorno económico, y para las cuales una situación como la actual las hace más propensas al incumplimiento
¿Qué deben hacer las empresas para protegerse de un posible impago? ¿Qué herramientas permiten minimizar el riesgo? Para realizar una gestión inteligente del riesgo de impago son imprescindibles tres puntos:
l Conocer a nuestros clientes. La mayoría de las empresas no disponen de información comercial y/o financiera de sus clientes, bien porque desconocen la existencia de dicha información o bien porque no saben cómo poder acceder a ella o qué tipo de información necesitan. Debemos contar con herramientas que nos permitan identificar a los buenos frente a los malos pagadores.
l Disponer de información de calidad, ya que muchas compañías, aun conociendo quiénes son realmente sus clientes, no disponen de información actualizada, contrastada, rigurosa y adaptada realmente a las necesidades de su negocio, lo que puede provocar una toma de decisiones errónea.
l Integrar la información, pues aun disponiendo de la información más correcta y adecuada, no son capaces de gestionarla de forma inteligente y eficaz. Es aconsejable la automatización de su acceso, integrándola en el modelo de decisión de la compañía, agilizando procesos y cruzándola con la información que se obtiene de distintas fuentes, tanto internas (la propia base de datos de clientes) como externas.
La clave para una buena gestión del riesgo comienza con el establecimiento de medidas y procesos para conocer y segmentar nuestra cartera de clientes, conociendo su probabilidad de impago a corto y medio plazo.
En segundo lugar, para una gestión eficaz del riesgo de crédito y prevención de la morosidad, la información con la que contemos debe ser relevante para la gestión del riesgo de impago; selectiva, es decir, que facilite la identificación de aquellos clientes que es necesario seguir, e integrada en los procesos de negocio, superando la visión departamental.
La clave de todo el modelo está, por tanto, en la integración. Para optimizar los procesos de control del riesgo y elaborar modelos altamente predictivos, no sólo es importante contar con toda la información relevante de nuestros clientes, sino saber utilizarla e interpretarla, integrando tecnológicamente todo el proceso de gestión de dicha información. La información sin integración no sirve de nada.
Una adecuada integración tecnológica supone incorporar a los procesos y sistemas de gestión del riesgo toda la información disponible sobre nuestros clientes y que, por tanto, interviene, influye o condiciona de alguna forma la toma de decisión en una operación de crédito. Por ejemplo, toda la información interna que proviene del resto de sistemas Legacy de la compañía (sistemas de preclasificación, ratings internos, cobros, facturación, listas negras, etcétera), más toda la información externa, de naturaleza pública y privada. Además, el desconocimiento del objeto y contenido de algunas fuentes por parte del usuario final, y la no integración automática de la consulta en el propio proceso de gestión del control del riesgo, hacen que con frecuencia no se sepan especializar de forma correcta para cada tipo de operación, pudiendo fallar en la sanción de las mismas.
El problema es que muchas empresas españolas cuentan con sistemas informáticos para gestionar los límites de crédito de su cartera de clientes. Pero este tipo de aplicaciones se encuentran limitadas a la hora de enriquecer el proceso de toma de decisión con aquella información que influye o es determinante, ya que suelen presentar dificultades para integrar en el propio sistema la consulta automática a fuentes externas, como un elemento más en sus decisiones. Por ello, es imprescindible combinar la más alta tecnología con un riguroso análisis de dichas fuentes.
Automatizar los procesos de consulta, permitiendo que el acceso a las agencias se realice única y exclusivamente a través de una sola pasarela, reduce significativamente el número de búsquedas y el coste asociado a éstas. A su vez, la automatización posibilita la optimización del tiempo dedicado por los analistas de riesgos a la evaluación de la operación y, por supuesto, supone una mejora sustancial en los tiempos de respuesta para la sanción de solicitudes, pudiendo obtener en cuestión de segundos el resultado final del scoring (sistema de evaluación automático), incluyendo los datos proporcionados por la agencia consultada. Sin duda alguna, esta ventaja redundará en un incremento de la calidad y, por derivación, en la cantidad de la cartera de clientes de la compañía.
En definitiva, en escenarios económicos como el actual, la recomendación es contar con la información más actualizada posible sobre nuestros clientes, y gestionarla eficientemente apoyándonos en la tecnología más avanzada del mercado. Sólo así nuestra toma de decisión será más ágil, homogénea y precisa, permitiéndonos reducir el impacto de la creciente morosidad en nuestra organización.
Pablo Rivera. Director de Operaciones de Panel