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Para invertir

Exxon y Johnson & Johnson, las estrellas de las agencias de rating

La calificaciones a empresas y su deuda cobran más fuerza por el boom de las emisiones corporativas.

Sin eludir algunos errores cometidos en el pasado más lejano y en etapas muy recientes, las calificaciones que las agencias de rating dan a las empresas y a las entidades financieras siguen siendo un factor que determina las condiciones para la deuda que esas sociedades emiten. Pero no sólo para esas operaciones, también en los criterios de selección de activos por parte de los gestores de inversión. Y encontrarse en el colectivo de las que cuentan con la mejor nota posible -triple A- no es baladí para establecer, además de las características de la emisión, la acogida que los activos van a encontrar en el mercado.

No son muchas las empresas del mundo que están en ese selecto club, y sólo dos no financieras se repiten en las listas que elaboran las agencias Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Se trata de la petrolera Exxon Mobil, la mayor del mundo de su sector con una capitalización bursátil de 355.650 millones dólares y Johnson & Johnson, compañía farmacéutica y de cuidados personales que vale 140.840 millones en Bolsa.

Standard & Poor's da, asimismo, la calificación de AAA a General Electric (que la mantuvo ayer tras recortar su dividendo un 60%), Imperial Oil, Microsoft y Pfizer. Todas son estadounidenses, a excepción de la canadiense Imperial Oil, ya que la japonesa Toyota ha visto reducido recientemente su rating. Moody's mantiene además entre los top de los emisores corporativos a General Electric, Microsoft y Automatic Data Processing. Por su parte, Fitch incluye empresas francesas de infraestructuras.

En esta línea, Noelle Cajigas, responsable del mercado de capitales de BNP Paribas, afirma que, pese a los fallos detectados, los son fundamentales y que sin ellos no se podría operar ni hacer emisiones. Además destaca la importancia creciente de que esta actividad funcione por la huida de los inversores de la Bolsa y el recorte del atractivo de la deuda fija pública. 'Las emisiones corporativas han marcado récord en enero en Europa con más de 47.200 millones de euros y han seguido una senda similar en febrero', agrega.

La experta de BNP señala que, aunque las compañías con calificaciones más altas puedan emitir con ratios más favorables, se percibe una mayor apertura del mercado. 'En enero se ha registrado un gran peso porcentual de compañías con un rating de tiple B, algo que habría sido impensable hace sólo unos meses', concluye

Pero ¿cuál es la influencia de estas notas, ya sean buenas o malas, en los gestores? 'En el entorno en el que estamos, examinamos con más cautela y detalle cualquier tipo de calificación o de ratio', señala David González, gestor de patrimonios de la entidad suiza BSI. Manifiesta que descifran igualmente en qué sectores están las empresas, su capacidad de generar caja y, por ejemplo, los vencimientos de la deuda en 2009 y 2010. 'Es una apreciación más, pero no la única', subraya.

El gestor de BSI añade que los ratings se tienen lógicamente más en cuenta si se trata de invertir en deuda corporativa o en fondos de renta fija privada, aunque puede servir de orientación para comprar renta variable o fondos de renta variable.

Y David Navarro, de Inversis, indica que las calificaciones de las agencias, con ser decisivas para la emisiones corporativas, lo son menos para determinar la idoneidad de un fondo o una compañía. 'Sí son necesarias, por ejemplo, si se trata de elegir un fondo de renta con investment grade, pero no tanto para otros fondos y activos'.

Además de recordar incongruencias como que Lehman Brothers contará con una calificación de AA, la misma que ahora España, cuando estaba en el umbral de la quiebra, señala que las notas de las agencias son un filtro más. 'Y menos en renta variable, aunque sea importante que una empresa tenga un rating, como es el caso de Iberdrola, que le permita acudir al mercado de capitales para financiarse en condiciones aceptables'. Y concluye que es un factor más importante para analizar corporaciones y bancos, por la regulación de las provisiones.

Un club que se hace más selecto

Los datos muestran que la reducción del número de compañías con la tiple A es un proceso que se perfila imparable. Desde Standard & Poor's se recuerda el peso de las farmacéuticas en ese colectivo al inicio de la década de los noventa, que se habían beneficiado de los acuerdos para la protección de sus patentes y del aumento de la demanda. Sin embargo, posteriormente se vieron impactadas por el cambio de ciclo y la falta de elasticidad de su demanda. El declive fue manifiesto y compañías como Abbott, American Home Products y Eli Lilly perdieron sus AAA. Sólo Pfizer y Johnson & Johnson las mantuvieron.Con anterioridad, automovilísticas como General Motors y Ford perdieron la más elevada calificación y ahora están a niveles de bonos basura. En Europa, una de las compañías que más se aproxima al top ten es la suiza Nestlé.Y existen diversos tipos de rating. S&P asigna dos: uno a las empresas emisoras y otro a las emisiones individuales de deuda corporativa. El primero, el Corporate Credit Rating, mide la capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros en el tiempo acordado. Indica en general las probabilidades de impago. La agencia otorga también los ratings crediticios a las emisiones específicas. Estos se asignan con dos criterios: el riesgo de impago y las perspectivas de recovery (probabilidad de repagarse las deudas financieras después de la bancarrota con la venta de activos). La deuda con buenas perspectivas puede tener una calificación superior al de la compañía.Por otro lado, no siempre a una misma calificación crediticia le corresponde el mismo precio de emisión. Casos muy paradigmáticos de esa divergencia están siendo los de la sueca Volvo, que ha realizado una emisión de bonos con un spread o diferencial de 670 puntos básicos, y el de Iberdrola que, con la misma calificación, A-, ha emitido sólo con 220 puntos básicos.

Récord

La avidez de los mercados por la deuda corporativa se ha vuelto hacer patente esta semana en la que se ha cerrado una operación récord en volumen: la protagonizada por la farmacéutica Roche por 14.300 millones de dólares y que ha dirigido BNP.Sin embargo, no resulta pensable, según destaca Noelle Cajigas, que emita una empresa que no tenga ratings.

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