¿Quién pagará la cuenta de compras tan caras?
La operación de compra del 25% de Endesa por parte de Enel, ha venido a coincidir con los permisos administrativos que permitirán a Gas Natural formular una opa por el 100% de Unión Fenosa. Además de esta sincronización, ambas transacciones energéticas tienen otros puntos en común: ambas operaciones se pagan a precios pre-recesión; con ellas se configuran dos compañías cotizadas cuya propiedad o control quedan concentrados en una o dos manos y, finalmente, las dos ponen fin a la batalla que se desencadenó en septiembre de 2005 con la primera opa que Gas Natural lanzó sobre Endesa y, que pese a que fue Enel la que se llevó el gato al agua, las malas relaciones con su socio Acciona han impedido hasta ahora hablar de paz en la compañía.
Enel ha pagado por la participación de Acciona el precio de la opa que se liquidó en septiembre de 2007 (41,16 euros por acción) en virtud del pacto parasocial firmado en su día entre los dos accionistas y con el que se quiso dar cuerpo a la llamada solución a la española (transformada más bien en matrimonio a la italiana) que reclamó el Gobierno para superar la pérdida de la españolidad de Endesa. Enel, que tiene una deuda de 50.000 millones ha pagado en sucesivas compras por Endesa (el 24,9% en Bolsa a 39 euros de media; otro 42% en la opa y el 25% de Acciona, a 41,1 euros) unos 38.000 millones.
En paralelo, Gas Natural, que llegó a un acuerdo con ACS para adquirir su 45% de Fenosa lo que derivaría en una opa, pagará por la tercera eléctrica más de 17.000 millones de euros, a 18,05 euros por título. El precio de esta operación con prima se fijó dos meses antes del crac bursátil de septiembre, lo que ha permitido la inmunidad de la cotización ante la crisis financiera y que la gasística pudiera firmar un préstamo con condiciones favorables (las que regían en julio) por más de 18.000 millones.
La propiedad de las empresas quedará fuertemente concentrada y la posibilidad de nuevas opas que animen sus acciones desaparece: Enel tendrá el 93% de Endesa e intentará mantenerla en Bolsa, mientras que Fenosa pasará a Gas Natural, cuyo control ejercen, con un 68%, dos accionistas: La Caixa y Repsol. Otra eléctrica en similar situación es Viesgo, por la que la alemana Eon pagó en junio 2.500 millones a Enel.
Llegados a este punto, y teniendo en cuenta las fuertes primas ofrecidas (la italiana paga a 41 euros unas acciones con un valor medio de 25,2 euros en lo que va de año) este es momento de recordar algunos de los dictámenes ya olvidados sobre las opas de Endesa (especialmente la de Eon y Enel) de la Comisión Nacional de la Energía donde ésta advertía de un serio peligro: que los nuevos propietarios forzaran el reparto de dividendos de Endesa ('en favor del Estado italiano', tal como señalaba en el dictamen relativo a la oferta de Enel) para financiar tan onerosas operaciones, lo que podría poner en peligro las inversiones de estas empresas en las actividades reguladas. De hecho, buena parte de la compra de Endesa se ha realizado con fondos y activos de la propia Endesa.
En este sentido, el regulador, también alertaba del riesgo de que, con este mismo fin, los ejecutivos de las compañías energéticas ejercieran fuertes presiones al Gobierno para obtener incrementos de tarifas.
La subida de casi el 10% de la tarifa del gas en octubre (la CNE propuso sólo un 5%), que no ha sido compensada con la bajada del 3% de enero (menor que la que correspondería según la evolución de los precios de las materias primas) hizo resurgir el fantasma de tarifas a la carta para financiar la compra de Fenosa. Otro tanto puede ocurrir con la de la electricidad, que, misteriosamente, se ha incrementado coincidiendo con el cambio de periodicidad del cobro del recibo decidido por el Ministerio de Industria.