China debe mirar por el bien común
Wen Jiabao, el primer ministro chino, ha contado en Financial Times que 'qué es lo bueno y qué es lo malo' cuando se culpa a los generosos prestamistas de los problemas de los imprudentes prestatarios. Su lógica ayuda poco.
Los comentarios fueron una respuesta a la carga que China debe compartir con algunos de los que culpa por la crisis financiera, al haber usado demasiado su enorme superávit comercial -6% del PIB en 2008 y la fuente de dos billones de reservas de divisas- para comprar deuda pública de EE UU.
Aquellos que acusan a China de mala práctica, un grupo que incluye al nuevo secretario del Tesoro, Tim Geithner, dicen que esos fondos proveen de combustible para el boom crediticio, ahora roto. China debe ser castigada por prestar dinero tontamente.
Wen Jiabao tiene una interpretación muy diferente del buen y el mal comportamiento. En la entrevista, compara a los derrochadores prestatarios con Zhu Ba Jie, una deidad caída que es en parte humana y en parte cerdo. El personaje en el cuento épico chino Viaje al Oeste es un glotón y rechaza los buenos consejos.
Desde una perspectiva puramente china, cuesta discutir con Wen. Un sistemáticamente barato yuan ayudó a crear cientos de millones de empleos y eliminó casi la pobreza. El Gobierno incluso dejó apreciarse la moneda un 20% en tres años, parando sólo la continua revaluación cuando la crisis golpeó en 2008.
Pero una primera actitud de China hace más duro encontrar una solución al caos financiero. No obstante, la culpa está repartida, todos están ahora implicados. China tiene que contribuir mucho a la solución de la que obtendrá también su propio beneficio: un compromiso de moverse a ritmo constante para eliminar el superávit comercial, una promesa de no inundar de dólares el mercado y un compromiso de no tomar medidas desesperadas para parar la tasa de crecimiento interno si cae.
Las personas y los países pueden estar persuadidos de sacrificar a corto plazo su propio interés por el bien común. De hecho, la prosperidad industrial y el comercio global depende de la extendida buena voluntad para compartir esfuerzos y limitar ganancias. Wen Jiabao -y los líderes mundiales- debe mantener sus ojos en el bien común.
Por Edward Hadas.
Ayuda a la irlandesa
Los bancos irlandeses podrían sortear la nacionalización otra vez. El tercer paquete de rescate en cuatro meses parece más efectivo que los anteriores. Sus términos indulgentes parecen revelar la desesperación de las autoridades para mantener a Allied Irish Banks (AIB) y Bank of Ireland (BoI) -los dos mayores- fuera del control estatal. En principio está bien, en tanto que el control público no sea inevitable.El nuevo plan, que se está perfilando, sigue a la garantía de las responsabilidades bancarias aprobada en septiembre y a la recapitalización de diciembre. Los detalles conocidos sugieren que es un intento de rectificar las deficiencias de la recapitalización, que ha proporcionado 2.000 millones de euros a cada entidad. Ahora podrían doblarlo en acciones preferentes. Irlanda también ofrece a sus entidades la protección de sus activos -80% de sus préstamos de mayor riesgo se asegurarán bajo el pago de una comisión del 2,5%-. Y el voluntarioso requisito de que cada entidad obtenga 1.000 millones de euros de los inversores ha sido desechado por irrealizable ante los bajos precios de las acciones.Los ratios core Tier 1 de AIB y BoI están bajos respecto a otros bancos europeos, en un 6%, aunque las autoridades irlandesas, como las británicas, permiten hasta un 4%. Con la mayoría de los 37.000 millones de euros en créditos hipotecarios tóxicos asegurados, es fácil entender porque las acciones de los bancos reaccionan positivamente a los apoyos públicos.Emitir acciones preferentes en lugar de ordinarias mantiene al Gobierno fuera del accionariado y preserva en Irlanda un sistema financiero privado. Es un objetivo encomiable: los préstamos están mejor administrados por banqueros que por burócratas. Aunque los contribuyentes irlandeses no están recibiendo compensación por su contribución.Tampoco es un viaje sencillo para los bancos. El coste del cupón del 8% de las acciones preferentes y de la comisión por asegurarar los activos tóxicos podría costar 1.300 millones de euros anuales conjuntamente a los dos bancos. Demasiado cuando la economía irlandesa podría contraerse un 4% y el desempleo llegar al 10%.Irlanda, como otros países, se ha esforzado por compensar la necesidad de castigar y, a la vez, preservar su sector financiero. Es incomprensiblemente cauteloso a la hora de preservar. Pero si después de todo, la amenaza de nacionalización simplemente se ha retrasado y no ha desaparecido, el Gobierno quedará como un insensato.Por George Hay.