'Los bancos centrales extremarán sus medidas'
Tras 17 años de carrera, Fitzsimmons ha aprendido que en crisis como la actual los políticos reaccionan tarde y con exageración.
Es difícil obtener una rentabilidad del 6% este año en mercados tan adversos. Pero no imposible. Ese es el resultado que acumula hasta la fecha el fondo Threadneedle Target Return que gestiona Quentin Fitzsimmons (Sao Paulo, 1968) y que aprovecha el marco regulatorio europeo Ucits III de instituciones de inversión colectiva para apostar por la subida o la bajada de bonos y divisas. Para este experto, la crisis está generando oportunidades pero, afirma, 'no hay que precipitarse a la hora de entrar en el mercado'.
¿Qué opina de la acción concertada de los bancos centrales?
La rebaja coordinada de los tipos de interés subraya lo intenso de la crisis. Es bienvenida, aunque debería haberse hecho antes. Debería marcar el comienzo de una serie de recortes de tipos que podría llegar a niveles inferiores a los de 2003. La clave ahora es ver si estas rebajas afectan a la caída de los índices interbancarios. Será muy decepcionante si no sucede.
'Los reguladores suelen responder tarde y de manera exagerada'
¿Cuál es su diagnóstico sobre la crisis actual?
La aversión al riesgo es extrema. Hemos pasado de pensar que la crisis era un problema de EE UU a percatarnos de que muchos de los bancos europeos están expuestos al mercado hipotecario estadounidense. Así que el concepto de desapalancamiento es global. Si los mercados interbancarios no se relajan, las medidas de los bancos centrales serán cada vez más extremas. La crisis es muy intensa y muy peligrosa, pero se está desarrollando más rápido que otras. El problema es tan grande que el mercado se está limpiando rápidamente. Lo que también significa que llegaremos al final de todo esto mucho antes.
¿Y a partir de entonces?
Incluso si comenzamos a salir de la crisis financiera, tenemos delante una crisis económica real, y eso es lo que nos preocupa en estos momentos. El mercado inmobiliario estadounidense sigue teniendo problemas. El precio de las casas ha caído cerca del 16%, pero podría llegar a caer un 50% desde los máximos hasta los mínimos. Si esto sucede, el impacto sobre los bancos será enorme. E incluso si se recapitalizan los bancos, no habrá un solo prestamista en su sano juicio dispuesto a prestar dinero para comprar en ese mercado. Otro problema es que el mercado laboral estadounidense está empezando a debilitarse con mucha intensidad. La tasa de paro se encuentra en el 6,1% y el consenso estima que puede ascender al 7% en este ciclo. Nosotros creemos que puede llegar fácilmente al 8%, y el año que viene veremos una economía, la estadounidense, creciendo al 0% o incluso decreciendo. Estados Unidos ha experimentado un shock financiero masivo que ahora se está convirtiendo en un shock para la economía.
¿Cómo gestiona su fondo en un entorno tan adverso?
El objetivo del fondo es utilizar el marco regulatorio Ucits III, que permite apostar por el alza o la caída de los activos, para diseñar estrategias de renta fija y divisas que puedan funcionar en todas las situaciones de mercado. En estos momentos nos pagan por tener un perfil de riesgo bajo, así que estamos asumiendo la mitad del riesgo de lo habitual. Dado lo incierto de esta situación estamos siendo muy activos en la toma de beneficios. En el momento en que los mercados se estabilicen volveremos a entrar con posiciones largas, alcistas.
¿Qué estrategias han funcionado?
Hemos hecho mucho dinero apostando por la caída del precio de los bonos de alta rentabilidad. Pero en las últimas dos semanas hemos dejado de hacerlo, porque en estos momentos es tan caro ponerse corto en este mercado que el diferencial del rendimiento de estos bonos con la deuda pública ya no se amplía tan rápido como antes. Llegará un momento en el que recibiremos compensación por la volatilidad y el aumento de riesgo en estos mercados. Quizá no en este momento, pero sí en un plazo de unos seis meses. Podríamos incluso apostar por la subida de la deuda de algunos mercados emergentes muy concretos. Pero tampoco debemos precipitarnos, porque el desapalancamiento global está siendo muy intenso.
¿Se han visto afectados por la quiebra de Lehman Brothers?
Estuvimos utilizando a Lehman Brothers como contrapartida en el mercado de derivados no organizado (OTC), pero eliminamos nuestra posición efectiva con ellos una semana antes de la quiebra, así que reembolsamos todo el dinero. Teníamos una posición muy pequeña en derivados de crédito para cubrir impagos (credit default swap), dos o tres puntos básicos de la cartera.
¿Qué opina del papel de las agencias de calificación en la crisis?
Las agencias es que tienen un conflicto interno. Primero, porque la entidad que recibe la calificación es la que les paga. Segundo, porque les interesa trabajar con el sector financiero para crear nuevos productos de inversión. También hay un cierto grado de frustración sobre cómo trabajan. Su credibilidad ha quedado dañada porque se ha llegado una situación en que de un día para otro han rebajado calificaciones de triple A a triple B. Las agencias deberían mirar hacia el futuro, ser anticipativas y ofrecer buena información. Se les puede criticar por no haber hecho esto, pero también se puede argumentar que ésta es una crisis tan excepcional, y el deterioro de los activos ha sido tan rápido, que no se puede abarcar todo, ni siquiera teniendo 10.000 analistas brillantes.
¿Cómo cree que será el sistema financiero tras esta crisis?
El problema es que los reguladores suelen reaccionar tarde y tienden a sobrerreaccionar. Ahora mismo, todo un espectro de la sociedad, que no entiende de finanzas y está muy asustado, va a generar suficiente presión sobre los políticos para que sean muy conservadores en el futuro, a no ser que salgamos de este lío muy rápido. El lobby de personas no expertas será muy fuerte y probablemente tenga éxito, lo que dará lugar a restricciones arbitrarias en los mercados. A medida que evolucione el ciclo, las fronteras regulatorias irán abriéndose otra vez. Llegarán nuevas normas que pueden no ser eficientes. Una regulación excesiva corre el riesgo de generar un ritmo de crecimiento más lento.
Un 'hedge fund' que no lo es
El fondo Threadneedle Target Return no es un hedge fund, pero lo parece. Al menos en lo que se refiere a las estrategias de inversión que utiliza. Arropado bajo el paraguas de la directiva europea Ucits III, que flexibilizó el uso de derivados para los fondos de inversión, esta cartera apuesta por la subida o la bajada de los mercados de renta fija y divisas con el objetivo de obtener una rentabilidad positiva en cualquier situación de mercado.El fondo se estructura en dos partes. Cerca de un 90% se invierte en renta fija a corto plazo, tanto deuda pública como emisiones de empresa. El 10% restante se invierte en estrategias, alcistas o bajistas, diseñadas para aportar un valor añadido a la cartera que supere holgadamente al euríbor.'Nuestra gestión puede parecerse a la de un hedge fund, pero hay diferencias notables', explica Fitzsimmons. 'Utilizamos mucho menos apalancamiento, como mucho una vez el activo del fondo. Pero además tenemos una disciplina de valoración a precios de mercado, total transparencia y liquidez diaria. Tampoco necesitamos un bróker primario para operar en los mercados', señala.