El empresario aplaude el rescate
Emprendedores, políticos y académicos cierran filas porque hay que restaurar la confianza en el sistema. Es verdad que intervenir atenta contra el libre mercado, pero no hacerlo alargaría la crisis.
El Gobierno de Estados Unidos sabe que ésta es una situación muy peligrosa la crisis financiera y por eso se ha planteado tomar unas medidas que en realidad no concuerdan con sus teorías económicas'. Así se expresaba el ex presidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol en un foro organizado por Esade y Caixa Manresa, celebrado a comienzos de esta semana, poco antes de que Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, le pasara una nota que hizo que enmudeciera. 'Esto es muy grave a mi entender, me he quedado tan sorprendido por este vuelco que todo lo que pueda decir ahora no tiene interés', dijo antes de aclarar, al fin, que la información que Oliu y él tenían, y el resto de los presentes hasta ese momento desconocían, era que el Congreso de EE UU había votado en contra del conocido como plan de rescate por 23 votos.
Y es que entre los empresarios y directivos españoles no existen las dudas que sí reflejó la votación de la cámara estadounidense el pasado lunes. 'No se puede perder la confianza en las instituciones financieras, se entraría en una espiral muy peligrosa, que nadie sabe cómo podría acabar', argumentó Jordi Botifoll, vicepresidente para la región mediterránea de Cisco. 'Y los gobiernos tienen que dar las garantías que sean necesarias para retomar la confianza cuanto antes'. A su juicio, la situación en España no presenta la misma gravedad que en EE UU porque las entidades financieras españolas no han entrado en el mercado de las hipotecas subprime.
Josep Santacreu, consejero delegado de la aseguradora DKV, defendió la necesidad 'de recuperar la funcionalidad del sistema financiero'. 'Lo contrario sería el caos', argumentó, 'hay que apostar por el futuro, por seguir desarrollándonos y recuperar la confianza que nos permita seguir como en los últimos años'. A Santacreu le parece 'obvio' que el Estado debe avalar. 'El tema es cómo ha de hacerlo, y a quién sí y a quién no'. E insistió en que el rescate debe ir acompañado de determinadas condiciones. 'El Gobierno no debería aportar capital sin más, hay que pensar que en el fondo es un representante de los ciudadanos, y debería dar el paso con condiciones inherentes'. No cree que la intervención sea contradictoria con las propias reglas del juego: 'Lo que está claro es que algunas áreas se deben regular, y eso no atenta contra el libre mercado'.
'No es tanto el rescate, que ya nadie discute', expuso Salvador Alemany, presidente de Abertis, 'sino saber exactamente de dónde van a salir los fondos, los 700.000 millones de dólares, ¿de una operación con bonos?, ¿habrá alguna repercusión fiscal?'.
En el mundo académico y político se observa la misma unanimidad que en las filas empresariales. Así, Ángel Castiñeira, profesor de Esade, explicó que más que valorar si el rescate ideado por el Gobierno estadounidense está en línea con las ideas del libre mercado, 'se trata de evitar el tsunami financiero que se generaría si no se hiciese'. 'Está todo muy relacionado, en Europa, en China, en Japón y en los países árabes hay muchos fondos en dólares', justificó. 'De una manera u otra, esto nos afecta a todos, aunque sea sólo porque muchos empiezan a preguntarse por la solidez de las entidades financieras'. En su opinión, la operación rescate por parte de la Administración estadounidense persigue evitar la llegada de una gran depresión. 'Algunos creen que llegará igual, pero si fuese así, tras la intervención llegará de una manera mucho más amortiguada'. Por su parte, Manuel Castells, de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), no interpretó la negativa del Congreso de EE UU a aprobar el rescate en un primer intento el pasado lunes como un rechazo frontal, sino como una demanda de 'algún tipo de responsabilidad para unos señores que nos han llevado a la bancarrota'. Consideró que se está viviendo una situación de inestabilidad en la que se está dando la sensación 'de que nadie controla'.
'Es difícil calificar el macrorrescate como bueno o malo, simplemente es inevitable en la situación actual', señaló el ex presidente del Gobierno español Felipe González. Y pronosticó que primero se daría en el mundo anglosajón 'y después en los demás'. 'La idea de que el mercado lo arregla todo flaquea, el problema es que no hay un sistema alternativo. Sí muchos proyectos, pero nada creíble'. El ex presidente apostó por dotar a los mercados 'de un marco de previsibilidad porque en el casino financiero internacional saltó la banca y si no se hace, esta crisis puede durar lo que ni se imagina'. González hizo una distinción entre políticos y empresarios al señalar: 'El que está agobiado por el día a día es el empresario, si se descuida se lo lleva la corriente. No se puede despistar porque el mercado se lo traga. Los políticos pueden pasarse años con el mismo discurso'.
González señaló también las dificultades a las que nos enfrenta una crisis que debería ser resuelta de manera global. 'Imaginemos que después del rescate se decide que la ingeniería financiera ha sido excesivamente imaginativa y que hay que volver a tener un marco que genere confianza. Sí, tienen capacidad de regular los mercados de EE UU, pero ¿y el resto?, ¿se van a someter?'. El ex presidente apostó por un acuerdo entre EE UU, Japón y Europa, 'los motores tradicionales', para abordar este momento. 'Las relaciones mundiales va a ser distinto después de la crisis. Pondrá de manifiesto que las relaciones económicas están cambiando hace años'.
En el debate surgió la idea de la pérdida de liderazgo por parte de EE UU, que, entre otros, defendió Josep Piqué, presidente de la inmobiliaria Mixta África (participada por la Fundación Renta Corporación, Morgan Stanley y el Banco Mundial) y de la aerolínea Vueling: 'Occidente no es lo que era y ya no lo será jamás. Cuando apareció el G-7 EE UU, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Inglaterra e Italia, suponían el 70% de la economía mundial, hoy sólo representan el 37%; mientras que Brasil, Rusia, India y China conocidos por sus iniciales como BRIC más México e Indonesia suponen el 30% si se mira en paridad de poder adquisitivo'.
Elena Pisonero, responsable de infraestructuras en KPMG
Perder la confianza. Eso es lo que nunca tendría que ocurrir, según Elena Pisonero, responsable del departamento de infraestructuras de la consultora KPMG. 'Es mucho peor la pérdida de confianza en el sistema financiero que la misma crisis de EE UU'.A su juicio, el objetivo de mantener la confianza en el sistema no debería hacernos perder de vista que la distorsión de los mecanismos de incentivos ha tenido mucho que ver en que se haya llegado al punto actual. 'Se premia la asunción de riesgos, pero claro, eso debe ir de la mano de una asunción de responsabilidades que no se ha producido'. 'Es muy difícil regular, pero de alguna manera tendremos que abordar las responsabilidades', afirmó.La que fuera secretaria de Estado de Comercio, Turismo y Pymes con el Gobierno de José María Aznar aludió a sus cuatro años en la OCDE como embajadora de la representación permanente de España para explicar el nacimiento de un nuevo orden mundial. 'Los europeos nos hemos quedado irrelevantes, tenemos que contar con China y con India'.Elena Pisonero fue una de las pocas mujeres que asistió al foro de la Cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática organizado por Esade y Caixa Manresa. Entre los participantes se encontraban, además, Ana Pastor, coordinadora de las políticas sociales del PP; Esther Giménez-Salinas, rectora de la Universidad Ramón Llull; Eulalia Vintró, profesora de la Universidad de Barcelona, y Eugenia Bieto, profesora de Esade.
Artur Carulla, consejero delegado de Agrolimen
La verdad es que soy pesimista ante la situación actual'. Artur Carulla, consejero delegado del grupo Agrolimen y vicepresidente del Círculo de Economía, consideró que la crisis financiera acabará provocando que la sociedad tenga 'un alto grado de aversión al riesgo'. A su juicio, a partir de ahora va a ser muy difícil que la sociedad conceda poderes a un individuo que deba tomar muchos riesgos. 'Los plazos en los que se van a medir los objetivos también van a ser cada vez más cortos, como si la presentación de los resultados trimestrales no fuese suficiente presión', afirmó.Otra de las consecuencias de la situación será el cambio de mentalidad empresarial. 'Con el temporal que está cayendo, la sociedad va a pasar de una actitud de ataque a una defensiva, lo que no es bueno'.En cuanto a la necesidad de nuevos líderes, el propietario del grupo Alimen aseguró que 'en situaciones defensivas no son tan necesarios los líderes como en una de ataque, así que en lugar de tener líderes individuales, quizá sea el momento de pensar en liderazgos colectivos'.Carulla fue uno de los 80 empresarios, directivos, académicos y políticos que participaron en la jornada ¿Políticos sin ideas, intelectuales sin poder?, enmarcada dentro de la Cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática de Esade.El encuentro fue organizado por la escuela de negocios y Caixa de Manresa en el monasterio de Sant Benet del Bages (Barcelona). Jordi Pujol es el titular de la cátedra y Felipe González, miembro de su consejo asesor.