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Las medidas anticrisis

¿Qué pasaría sin el plan de rescate bancario en EE UU?

El mercado sigue con respiración asistida, pero los expertos creen que sin la iniciativa del Tesoro, el mundo afrontaría un caos impredecible.

Colapso del sector financiero. Aquel fatídico 18 de septiembre todas las alarmas estaban ya encendidas. La quiebra de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de EE UU, en apenas unas horas dejó de manifiesto que cualquier entidad, fuera de la envergadura que fuera, podía declararse en bancarrota y puso fin a un modelo con casi 100 años de historia: el glamouroso negocio del asesoramiento en fusiones y adquisiciones, salidas a Bolsa o emisiones de deuda, una actividad que en tiempos de bonanza había proporcionado jugosos rendimientos.

Lehman fue el primer síntoma de que el castillo de naipes se había derrumbado de un plumazo. La crisis había bloqueado los mercados y el sistema financiero. Tipos a un día en el interbancario estadounidense al 11,5%, frente al 2% habitual, parálisis del crédito y primas de riesgo apuntando a varios bancos en situación de quiebra. Un cóctel explosivo que fue aumentando el pánico entre los inversores en cuestión de minutos. En esta situación, ¿qué hubiera ocurrido si el secretario del Tesoro, Henry Paulson, no se hubiera sacado 700.000 millones de dólares de la chistera para salvar in extremis a las entidades en peligro? El propio Paulson y el presidente de la Fed, Ben Bernanke, lo advirtieron: caos absoluto, con unas consecuencias impredecibles al no existir antecedentes en la historia.

Morgan Stanley y Goldman Sachs... Hubieran sido los siguientes en caer. Y a partir de ahí, una reacción en cadena en EE UU, donde el número de entidades ronda las 9.000 con miles bancos regionales en aprietos, y la llegada de la onda expansiva a Europa. 'Íbamos de cabeza a la primera crisis en la historia que se podría haber llegado al colapso. Para hundir un banco son suficientes 48 horas; sólo son necesarias largas colas a sus puertas durante horas', señala José Luis Cárpatos, de Serenitymarkets.

En esta hecatombe se hubiera activado el proceso de la selección natural, con el derrumbe en primer lugar de los más débiles, como las entidades con un peso más elevado en banca de inversión. Pero en una situación de pánico colectivo se salvan pocos. 'Se hubiera producido una espiral de quiebras bancarias y probablemente sin control (el viernes Washington Mutual no pudo resistir a la presión y cayó en manos de JPMorgan)', afirma Juan José Gómez, responsable de grandes patrimonios de Arcano. 'No es un problema de sucesos sino de su volumen y magnitud', añade.

La estampida de los ahorradores no hubiera discriminado a casi nadie y hubiera caído el mito de que algunos productos de inversión, como los depósitos bancarios, son seguros. El derrumbe de Lehman Brothers ha revelado que algunos fondos de inversión monetarios, que invierten en deuda a corto plazo, comercializados en España contaban en su cartera con bonos del banco estadounidense que ahora no tienen ningún valor.

Tras el tsunami financiero, vendría la tarea más difícil: iniciar las labores de reconstrucción. Primero, recuento de víctimas y evaluación de daños, para posteriormente pasar a la reflexión y autocrítica por parte de los reguladores y agencias de rating, dos de los responsables de que hayan fallado los mecanismos de control. Y después la recuperación de la confianza, algo que tarda tiempo en ganarse pero poco en perderse, y de la economía.

'La Fed no tenía otra opción; no tenía tiempo', indica Cárpatos. Por eso, a pesar de los desencuentros entre republicanos y demócratas, los expertos dan por hecho que los políticos llegarán a un acuerdo para que el plan salga adelante.

Esta solución de emergencia ha conseguido poner los diques para impedir una crisis sistémica, pero éstos no serán suficientes para anular los efectos negativos de las medidas. 'El coste a medio y largo plazo va a ser brutal. El desequilibrio presupuestario podría llegar a superar el 10% del PIB dependiendo del criterio de contabilización de las partidas de gasto. El mercado se inundará de deuda pública americana amenazando el mantenimiento del máximo nivel de calidad crediticia que viene disfrutando EE UU. Se deteriorarán las perspectivas de evolución de la inflación y el dólar', explica Félix González, socio director general de Capitalia Familiar. En definitiva, EE UU se aferra al mal menor.

Claves Confianza cero entre entidades

 

Qué ha pasado

1. Las entidades financieras han perdido la confianza entre ellas, lo que ha cerrado a cal y canto los mercados de crédito. Los bancos no se atreven a prestarse dinero y eso ha provocado la crisis de liquidez que dura ya un año. A ello se ha sumado la falta de confianza de los inversores que han castigado con ventas a los bancos. El desplome de Lehman en Bolsa le condujo a la quiebra y Washington Mutual ha tenido que ser rescatado por JPMorgan por el mismo motivo.

Qué se espera

2. Las turbulencias van a continuar. Los expertos creen que el plan de rescate bancario que se negocia en EE UU no va a impedir que se produzcan nuevas quiebras. Pero lo que más preocupa es el impacto negativo en la economía que tendrá el cheque en blanco que firmarán los políticos para restablecer el sistema financiero. Se da por hecho que la economía estadounidense entrará en recesión y tardará años en salir de este bache.

Qué hacer

3. Mirar con lupa. El ahorrador debe extremar la cautela y evitar invertir en productos muy sofisticados, como los depósitos estructurados. Los analistas creen que no es el mejor momento de entrar en la Bolsa, ya que consideran que el mercado aún no ha tocado suelo y pueden verse nuevos mínimos en los índices en los próximos meses. En estos momentos de incertidumbre cobran atractivo algunos de los activos refugio, como el oro.

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