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Diario de a bordo

Cartas que no tienen respuesta

Zoilo R. Caputto cuenta en su libro 'El arte del estudio en ajedrez' que los grandes maestros Steinitz y Anderssen se encontraron en el campeonato de Londres de 1862. Según parece, ambos se hicieron muy amigos durante su estancia en Londres, por lo que averiguaron cosas personales del otro como, por ejemplo, que a ninguno de los dos les gustaba nada contestar cartas.

Cuando ambos se marcharon, la amistad que habían desarrollado les llevó a darse una calurosa despedida. Así, cuando ambos estrechaban con afecto sus manos, Steinitz le dijo a Anderssen, como gesto amable al conocer que Anderssen odiaba contestar cartas: 'Maestro no hace falta que me conteste cuando yo le escriba'. Anderssen le replicó 'yo nunca contesto'. 'Y yo nunca escribo, dijo Steinitz, zanjando la discusión.

Termina aquí una semana que se prometía decisiva, a la espera de que los políticos se pusieran de acuerdo sobre el plan de rescate en EE UU, que supuso la semana pasada la gran esperanza de las Bolsas.

La tensión crediticia y los datos macro no se arreglarán con el plan de Paulson

Pero al final de la semana, los mercados, hartos de las discusiones, pedían insistentemente una solución sin encontrar una respuesta por parte de los políticos, pues éstos tienen la costumbre de no contestar sin antes pelearse entre ellos una buena temporada... Las Bolsas, así las cosas, pensaron que ellas ya no iban a preguntar más y tomaron el camino de las bajadas al cierre del viernes.

El plan de rescate ha originado un trastorno obsesivo-compulsivo durante toda la semana a los mercados bursátiles, pero tenemos que intentar ver más allá de lo que pasará tras el plan.

Por un lado, el estrés en el mercado de crédito es enorme. Aun cuando el viernes se descontaba que el plan se aprobaba ya, el euríbor tocaba máximos desde 1995, y todos los spreads de control de estrés lo siguen marcando niveles muy altos.

Las manos fuertes, y la propia Reserva Federal, utiliza como indicador para medir el grado de estrés del sistema financiero, el ratio Libor-OIS, es decir el ratio entre el líbor y el overnight swap. Si es muy amplio indica un estrés muy importante en el mercado de crédito; si es muy reducido o normal es señal de tranquilidad.

Lo normal ha sido, durante años, rondar los 15 o los 30 puntos básicos. Por encima de 30 ya era preocupante, pero ahora está casi en los 160 puntos.

Según se comentaba en los blogs del Financial Times, está a más de seis desviaciones estándar, lo que implica que se trata de 'un suceso sigma 6,2'. Según sus cálculos, esto significaría que, a priori, esta situación tenía unas posibilidades de 0,00004% de suceder. Dicho de otra manera lo normal es que suceda una vez cada 6.800 años de mercado. No parece que un estrés de este calibre vaya a desaparecer tan fácil incluso con el plan aprobado.

En segundo lugar, los datos macro son muy malos, y la aprobación del plan los empeorará. Son medidas que aumentarán las deudas, restringirán el gasto del estado y del consumidor, y aumentarán el paro y la carga impositiva. Es decir, que difícilmente van a mejorar en el corto plazo.

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