La crisis no cambia los planes económicos de Obama y McCain
El primer debate entre los dos candidatos a la presidencia el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama se celebró el viernes por la noche, pese a la intención del primero de no acudir hasta que no se hubiera llegado a un acuerdo en Washington sobre el plan de salvamento de la banca.
El acuerdo no llegó, pero McCain estaba siendo objeto de una intensa crítica y presión, por lo que terminó acudiendo a una cita que tenía como objeto analizar las relaciones internacionales. Inevitablemente, el debate, celebrado en Oxford (Missisipi), comenzó desviando el tema y centrándose en la economía. Una cosa que quedó clara del intercambio de opiniones entre ambos es que ninguno de los dos tiene la intención de modificar su programa económico de recortes de impuestos, pese a que estos estaban formulados con anterioridad a una crisis que todos los economistas reconocen como la más grave tras la Gran Depresión y que va a ser muy costosa para el Estado.
Tras el debate, McCain anunció que volverá a Washington para participar en las negociaciones del plan de salvamento de la banca que están teniendo lugar este fin de semana. El viernes, el republicano fue acusado por los demócratas de descarrilar por motivos electoralistas un proceso ya muy avanzado. Por la noche, sin su presencia, había habido acercamientos entre republicanos y demócratas que permitían pensar que efectivamente se podría tener una ley aprobada antes de la apertura de los mercados en Asia.
Durante el encuentro, los candidatos se enzarzaron en el ataque de los planes económicos de su oponentes. Ambos intentaron convencer con datos pero no terminaron de seducir. En esa parte del debate, curiosamente, es en la que menos tensión hubo pese a las circunstancias de los últimos días. Eso sí, para quien haya estado ausente de la campaña en los últimos meses fue muy informativo aunque carente de novedades.
Obama y McCain se atacaron uno a otro sobre la veracidad de sus propias críticas. McCain volvió a insistir que Obama iba a subir los impuestos, algo que rebatió el demócrata al recordar que su programa pasa por reducirlos a quienes ganan menos de 250.000 dólares al año, es decir, el 90% de la población.
McCain trató de encuadrar el debate de los dineros públicos en una cuestión marginal pero que tiene mucho gancho politico, los gastos conocidos como pork, aquellos que responden a proyectos locales o regionales que dan votos pero, en teoría, poco rendimiento para el bien común. Obama le dijo que aunque estaba de acuerdo en que estos tenían que reducirse, estaba hablando de 18.000 millones de dólares al año, lo que convertía este capítulo en algo de relevancia menor si se le compara con el gasto sanitario o cualquier otro. El candidato demócrata oyó cómo su oponente le recriminaba que su programa sanitario escondiera la intención de socializar la medicina como en el resto de países occidentales. No es algo que Obama quiera hacer.
Tanto The New York Times como The Washington Post recogieron ayer en sus páginas webs argumentos de ambos candidatos que estaban más o menos alejados de la verdad. McCain fue objeto de más correcciones que su oponente. Obama por su parte, trató en todo momento de ligar al republicano con las políticas fallidas del presidente George Bush que han provocado la actual crisis.
El próximo debate se celebrará el 2 de octubre y enfrentará a los dos candidatos a la vicepresidencia, Sarah Palin y Joe Biden.