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Columna
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El final de una era en la banca

Los malos augurios han dejado todo demasiado nítido para Goldman Sachs y Morgan Stanley. Los dos grandes bancos de inversión han intercambiado sus modelos de negocio estilo Ferrari, por holdings bancarios, al estilo Buick. Es un simbólico final para un Wall Street que fue envidiado y despreciado por la riqueza en su seno.

Tras el colapso de Bear Stearns, la desaparición de Lehman Brothers y la venta de urgencia de Merrill Lynch, la agitación de los mercados ha vuelto sus asilvestrados ojos hacia Morgan Stanley y Goldman Sachs. Justo la pasada semana, ambas firmas expresaron su confianza en sus estructuras. Los inversores permanecieron adecuadamente escépticos según la crisis financiera se hacía más profunda. Morgan Stanley comenzó conversaciones serias de fusión mientras Goldman empezó a contemplar su propia suerte más seriamente.

Al elegir convertirse en holdings de banca comercial, ambas instituciones están invitadas a un examen más cercano. En lugar de ser supervisados por la SEC, un regulador cuya credibilidad está deteriorada, Goldman y Morgan Stanley serán supervisados por la Reserva Federal y el Controlador de la Competencia del Departamento del Tesoro. El Depósito de Seguros Federal tendrá también voz si ambos bancos toman más depositos de clientes, como se espera.

A cambio del acuerdo en este gran descuido, Goldman y Morgan Stanley podrán pedir prestado a corto plazo a la Fed de forma permanente. La combinación de fondos más consistentes y una mayor supervisión debe ayudar a estimular la confianza en el corto plazo, aunque algo pueda hacer temer que las decisiones fueron espoleadas por unos desconocidos pero graves problemas de liquidez.

Una vez establecida la nueva regulación, los antiguos bancos de inversión tendrán probablemente que replantearse sus balances. El alto ratio de capital Tier 1 dado a conocer por los brokers estadounidenses no se corresponde con las rudimentarias medidas de apalancamiento ­alrededor de 30 dólares de deuda por cada dólar de capital­. El pico de retornos, por encima del 25%, ayuda en el caso de que aquellas instituciones hayan sido muy ligeramente capitalizadas.

Las nuevas compañías holding bancarias pueden estar deseando bases más consistentes de capital, menos riesgo y retornos más bajos. Es confuso que tan rigurosa y larga será la transición. Pero a su tiempo, los inversores también tendrán que ver los malos augurios.

Por Jeffrey Goldfarb

King debe mantenerse

Los bancos centrales tienen dos papeles distintos que son difíciles de combinar. Como árbitro de la política monetaria un banco central necesita mantener distancia con los llamamientos de los jugadores. Pero como prestamista de último recurso el banco central necesita tener razón por encima de ellos, ser consciente de cuál está cojeando fatalmente, más allá de la redención, y cuál puede sensatamente ser mantenido en el juego con algo de liquidez procedente de la esponja mágica del banco central. Por segunda vez desde el estallido de las turbulencias crediticias hace aproximadamente un año Mervyn King ­su gobernador­, y el Banco de Inglaterra se han visto incómodos con su papel de prestamistas de último recurso, despertando tarde al peligro agudo.King llevó a cabo su primer giro en septiembre de 2007. El Banco de Inglaterra fue forzado a aportar liquidez de urgencia semanas después de que hubiera descartado hacerlo. La escasez de liquidez ayudó a hundir Northern Rock.El segundo giro ha tenido lugar en las pasadas dos semanas. El 11 de septiembre King dijo que el Special Liquidity Scheme (SLS), que fue lanzado en abril y permitió a los bancos intercambiar sus (dudosos) valores apoyados en hipotecas por (acreditadas) cuentas del Tesoro, mejorando de ese modo su capacidad para operar, fue ¢excepcionalmente generoso¢ y podría llegar a un final, como planeó, el 21 de octubre. Sólo seis días después, el 17 de septiembre, el Banco de Inglaterra anunció que ¢en vista de las desordenadas condiciones actuales del mercado¢ el SLS podría continuar hasta el 30 de enero de 2009.King y el Banco de Inglaterra, eso podría parecer, fueron pillados por sorpresa por el repentino colapso de Lehman Brothers y por la enorme intervención de EE UU para salvar AIG. Pero en el momento que el SLS fue rescatado, HBOS fue condenado.Con el hinchado sector financiero hundido, el prestamista de último recurso necesita juzgar cuándo los fondos especiales son apropiados y cuándo no. Es una difícil llamada. La Reserva Federal de EE UU dejó a Lehman quebrar pero mantuvo vivo a AIG. Pero al menos la Fed parece haber terminado el juego y estar listo para hacer la llamada. King, como árbitro financiero jefe de Reino Unido, y el BoE todavía parecen tener problemas al mantener el juego abierto.Por Ian Campbell

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