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Columna
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El miedo asusta

La infección que está asolando el mundo financiero se cobró con Lehman Brothers una nueva víctima el pasado domingo. Merry Lynch es la próxima en la cadena, aunque haya evitado lo peor al encontrar refugio en el relativamente saludable Bank of America. Su escapada apenas supone una leve variación de la tendencia.

Para empezar, Lehman está en las últimas, pero todavía vive. Las posiciones del banco tienen que ser deshechas bajo una gran presión y el fracaso de la firma deja un montón de impagados que deben ser canjeados. Las autoridades y la industria han estado preparándose para un desafío semejante desde el rescate de Bearn Stearns en marzo, pero aún así, es como desmantelar una central nuclear. Un montón de cosas pueden salir mal.

Los fondos fallidos han debilitado el sistema inmunitario financiero. El cierre del portfolio de Lehman es probable que implique caídas de precios, provocando nuevas peticiones de colaterales. Hedge fundsy otros activos apalancados son más vulnerables, así que en un sistema crediticio global, la falta de liquidez se extiende deprisa en muchas direcciones.

Finalmente, el miedo puede ser peligroso, y hay mucho por lo que estar asustado. Los inversores liquidarán todas sus inversiones de riesgo, los bancos tratarán de apuntalar su capital y los fondos que tengan liquidez serán reacios a utilizarla. Son reacciones lógicas, pero la combinación puede ser casi letal en un sistema financiero ya en apuros.

Las autoridades no se han quedado quietas. Aunque el Gobierno de EE UU rehusa una toma de control de Lehman, la Reserva Federal está aumentando su apoyo financiero, aceptando las acciones como colateral en sus programas de liquidez. El Banco Central Europeo ofreció ayer a los bancos fondos adicionales a devolver en un día para garantizar la liquidez.

El nuevo fondo de autoayuda de la industria financiera de 70.000 millones de dólares quizá sea un noble esfuerzo de autoconfianza, pero es poco para lo mucho que hay que hacer. Washington Mutual o American International Group, los próximos con serios problemas, no son ni siquiera candidatos. Con los precios de las acciones tambaleándose, la única medicina que pueda proteger de la cangrena financiera es una inyección de capital de grandes proporciones. æpermil;ste parece ser un trabajo para los Gobiernos.

Por Edward Hadas

La deuda de Colonial

Los bancos acreedores de Colonial han conseguido esquivar una bala de la inmobiliaria española. El sindicato bancario ­encabezado por Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland, Calyon y Eurohypo­ han acordado dar a la compañía inmobiliaria española cinco años para devolver los 6.500 millones de euros de deuda. El resultado es que los bancos no tendrán perdidas, por ahora.La reestructuración tiene varias partes. Algunos de los prestamistas no garantizados, que suman alrededor de 400 millones de euros, han acordado comprar inmuebles de Colonial. Lo recaudado será utilizado para reducir sus préstamos. La idea es que los bancos mantengan las propiedades hasta que el mercado se recupere, y evitar anotarse pérdidas.Luego, Colonial ha acordado vender algunos activos no estratégicos, incluido el 15% que posee en FCC, la compañía constructora española, también un 33% de su participación en la francesa SFL, y su unidad de centros comerciales Riofisa. No es el mejor momento para andar vendiendo. Pero la compañía tiene margen porque los prestamistas son los encargados de vender los activos. Las ventas deberían ascender a entre 1.500 millones de euros y 2.000 millones, que serán empleados en devolver la deuda senior.Finalmente, la compañía emitirá bonos convertibles por 1.400 millones de euros, de los cuales 1.300 millones serán colocados por los prestamistas y por algunos accionistas. Lo obtenido de la venta será usado para devolver 1.000 millones de la deuda junior de los cuatro principales bancos.Pero realmente, dado el estado del mercado, los bancos acabarán quedandose con la mayor parte de los bonos convertibles, que sustituirán por la deuda junior.Los prestamistas no tendrán que provisionar ninguno de sus préstamos hoy, pero los accionistas se verán más comprimidos. Las acciones de Colonial se hundieron otro 13% ayer lunes. Y algunos accionistas, incluida La Caixa, que se vieron forzados a convertirse en accionistas, van a suscribir unos 300 millones de euros de los bonos convertibles, incluyendo 90 millones del Banco Popular, según fuentes cercanas a la operación.Esta reestructuración resultará acertada si los precios inmobiliarios en España se recuperan razonablemente pronto. Es verdad que Colonial está en el negocio ­menos arriesgadode alquiler de oficinas y centros comerciales, localizados principalmente en Madrid, Barcelona y París. Pero si los problemas del sector se hacen más profundos, los bancos pueden lamentar haber ampliado la tabla de salvación.Por Fiona Marhag-Bravo

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