Una cura de urgencia para el sistema sanitario
La sanidad está en manos privadas en EE UU, un país que pese a gastar en ella el 16% de su PIB tiene al 15% de la población sin seguro.
En EE UU no hay sanidad universal pública y 45,7 millones de personas carecen de seguro médico. El resto, los que lo tienen, paga cada vez más por una cobertura privada que a veces es insuficiente para cubrir totalmente gastos como los que inevitablemente llegan con una enfermedad larga o rara. Tres programas oficiales, que utilizan la infraestructura privada, ofrecen sanidad a los pobres (Medicaid), a los mayores de 65 años (Medicare) y a niños de las clases más desfavorecidas (Schip).
Pese a las carencias, EE UU es el país que más paga por su sistema sanitario. En 2007, el gasto sanitario total fue de 2,3 billones de dólares, el 16% del PIB. Es 4,3 veces más de lo que se gasta en defensa nacional, según los datos que maneja The National Coalition on Health Care (NCHC), una organización apolítica que aboga por una sanidad más barata y universal. En ocho años supondrá el 20% del PIB y el 30% en 2035, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, CBO en sus siglas en inglés. Esta oficina técnica asegura que los elevados costes sanitarios y sus consecuencias para el Medicare y Medicaid 'constituyen el problema fiscal central de la nación'. Según la CBO, el coste de ambos programas 'no es sostenible'.
Tampoco lo es para las empresas que proveen seguros privados a sus empleados, que son la base del sistema actual. Según la consultora Mercer, en 2008 los costes para las empresas subirán un 5,7% pero para las pymes la subida será del 10%. El incremento, con estar muy por encima de la ya disparada inflación, es la menor en una década. La acumulación de costes ha hecho que cada vez menos compañías ofrezcan cobertura a sus empleados o que éstos compartan unos gastos cada vez más elevados.
Este cuadro médico convierte a esta cuestión en una de las que con más urgencia necesita una reforma y los dos candidatos tienen planes para ello. El demócrata Barack Obama propone atacar los elevados costes y según Joel Miller, vicepresidente senior de operaciones de NCHC, 'se construye sobre lo que funciona del actual sistema'. Su objetivo es la cobertura universal mediante una reducción de precios que haga accesible el seguro privado. Salvo para los menores, éste no es obligatorio.
El demócrata quiere afianzar y ganar el terreno perdido en la cobertura sanitaria ofrecida por las empresas porque su propuesta se basa en que éstas sigan proporcionando seguros a sus empleados (actualmente son 170 millones de trabajadores los que están así asegurados). Las grandes compañías que no se hagan cargo de este seguro deben contribuir a un fondo nacional para limitar costes. Las pequeñas empresas estarán exentas.
Para rebajar el precio y atraer a los no asegurados, que las empresas no sigan cancelando estas prestaciones y para que quienes quieran cambiar de sistema o prefieran tener otras opciones, Obama propone una especie de Mercado Nacional de Salud (National Health Insurance Exchange) con el que se aseguren coberturas baratas y accesibles.
La propuesta de John McCain 'es más radical en el cambio que entraña', según Miller porque desmonta el sistema basado en seguros a través del trabajo para favorecer un sistema individualizado. La piedra angular de su propuesta gira en torno a la eliminación de la deducción que las empresas tienen por ofrecer cobertura médica. A cambio se ofrece a los ciudadanos un crédito fiscal de 2.500 dólares, 5.000 por familia, para ayudar a sufragar la cobertura. Miller estima que éstos son insuficientes para cubrir los altos costes y más aún porque 'no se actualizarán a la inflación'. La fragmentación de la clientela lo hará más caro y 'habrá más gente sin cobertura', vaticina.
Lo caro no siempre es lo mejor
¿Es un sistema tan costoso como el estadounidense el mejor? La CBO afirma que 'hay evidencias de que caro no siempre equivale a alta calidad'. Joel Miller, vicepresidente senior de operaciones de NCHC, recuerda que la mayor parte de los informes sobre este punto concluyen que la calidad del sistema es 'desequilibrada'. Eso es algo que se nota más en los servicios ambulatorios que en las especialidades.¿Por qué es tan caro? Hay una causa general que se da en todo el mundo, la expectativa de vida es mayor y eso encarece los costes. Pero además, la cuenta sigue sumando porque en EE UU los propios médicos y hospitales pagan unos seguros elevadísimos para cubrir su responsabilidad. En cierta medida, y para curarse en salud, muchas veces, los médicos hacen muchas pruebas y análisis, no siempre necesarios que encarecen el servicio. Además hay mucha fragmentación regulatoria y, pese al elevado número de aseguradoras, poca competencia porque hay varias empresas que dominan el mercado. Por supuesto, todas ellas tienen ánimo de lucro. Juan Carlos Hidalgo, economista del conservador Cato Institute, dice que el sector 'está muy regulado y no hay libre mercado'.Todo ello da lugar a un sistema que convierte a la cobertura sanitaria en casi un lujo y el origen de la mayor parte de las deudas que llevan a las familias a iniciar procedimientos concursales. Según la fundación Kaiser, asegurar a una familia cuesta unos 12.000 dólares al año y en casos individuales es proporcionalmente más caro. En cinco años el coste podría llegar hasta 17.000 dólares.