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Tribuna
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El momento de mirar al exterior

Las empresas españolas deben aprovechar más las oportunidades que ofrecen los mercados emergentes de rápido crecimiento, sostiene el autor. Para ello, afirma, no tendrían que limitarse a comercializar sus productos y deberían deslocalizar su producción

En los últimos meses, no hay día en el que no desayunemos con la publicación de un nuevo indicador negativo referido a la situación económica. En este panorama incierto, la palabra más controvertida y utilizada es 'crisis'. Ahora bien, de las crisis -aunque negativas por definición- también surgen oportunidades para aquellos actores del mercado que saben identificarlas y sacar provecho de ellas.

En este sentido, un parón en la demanda interior de nuestro país debería invitar a las empresas españolas a mirar hacia otros mercados buscando un desahogo en su actividad que les permita salir del paso en los meses duros que tienen por delante y, por qué no, donde seguir creciendo aprovechando las oportunidades que ofrece la economía global.

Es un hecho que las empresas españolas tienen una asignatura pendiente con los mercados emergentes. Nuestra historia, cultura y lengua común han hecho que los destinos preferidos para la expansión y las inversiones exteriores españolas hayan estado centrados en América Latina. Sin embargo, la realidad actual es bien distinta. Hoy, las oportunidades se encuentran en Europa del este, África y Asia. Desde hace más de 40 años, mi familia se ha dedicado al negocio de exportación e importación con países de Oriente Próximo. Mi tío nos solía decir que tenemos que ser creativos en nuestra búsqueda de qué vendemos y a quién se lo vendemos, y no limitarnos a ser meros colocadores de productos. Nos recomendaba ir mucho más allá de una guerra de precios en la que nuestros competidores asiáticos nos ganaban por goleada. Además, mi tío nos decía que teníamos que utilizar nuestros contactos para analizar la situación en diferentes mercados y detectar necesidades y oportunidades.

Otro tema a valorar a la hora de definir la estrategia comercial internacional es la deslocalización de la producción. Algunos tendrán la tentación de pensar que, con un euro fuerte, nuestro producto puede resultar poco atractivo como para salir a vender en mercados emergentes con monedas probablemente indexadas al dólar. La pregunta es por qué no vamos más allá y nos planteamos producir nuestro producto en los países emergentes, con un coste también indexado al dólar, o por qué no buscamos productos alternativos y/o complementarios a nuestra actividad fabricados en esos mercados, asegurando así que el efecto del coste de producción en euros quede mitigado. Creemos que las empresas españolas han despreciado el negocio de trading intermediación, donde se vende lo que no se produce y se compra lo que se demanda, una estrategia que las empresas italianas han desarrollado desde hace décadas.

Y ya podemos mirar los resultados de las compañías de algunos emprendedores empresarios españoles que han dado el paso. Por ejemplo, existe una empresa azulejera en Castellón que ha puesto en marcha una fábrica de azulejos en Kuwait y ahora vende su producción a todos los países árabes. Con la deslocalización de la producción, pueden ofrecer un precio más atractivo que el azulejo chino, al no estar sujeta la exportación a aranceles ni impuestos en otros países árabes por ser made in un país árabe. En resumen, los tres factores claves del éxito del negocio de intermediación son: tener un buen nombre en el mercado, controlar el origen de la mercancía (la producción) y poseer una buena cartera de clientes, así como saber combinarla con una buena gestión comercial.

En este complejo panorama, es importante señalar que las grandes multinacionales ya han centrado muchas de sus actividades en los países emergentes. Pensamos que en una economía global como en la que vivimos, estos mercados emergentes no deben ser un coto cerrado de las grandes empresas. En Barclays hemos creado recientemente el Latitude Club, precisamente con el objetivo de facilitar y fomentar los negocios de las empresas españolas con vocación internacional. Latitude Club nace con la idea de asesorar y promover las relaciones entre sus empresas. De esta manera, nos hemos convertido en el primer banco que pone a disposición de sus clientes sus conexiones internacionales.

Oportunidades hay miles. Tan sólo es cuestión de identificarlas y saber aprovecharlas, y nosotros creemos que estamos poniendo en práctica las herramientas necesarias para apoyar a las empresas españolas en este recorrido. No hay que olvidar una máxima sobre los negocios en los mercados emergentes: 'No seas el primero en morder la manzana, pero tampoco seas el último'.

Baihas Baghdadi Al-Abdeh. Responsable de Productos de Commercial Banking de Barclays España

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