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Columna
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Comprar caro y vender barato

Cuando BAA fue adquirida por un valor empresarial de 19.000 millones de libras, las condiciones de crédito eran mucho más sencillas que ahora. El operador aeroportuario parece que pronto estará cerca de vender forzosamente gran parte de sus activos. ¿Terminaría esto como un caso de compra cara y venta barata?

La Comisión de Competencia del Reino Unido ha decidido que BAA tiene que despojarse de tres aeropuertos, incluyendo dos en Londres -a la práctica, eso significa Gatwick y Stansted-. La regulación aún no es totalmente definitiva, y el calendario para la venta es incierto, pero los postores ya empiezan a merodear. En el mundo de las inversiones de infraestructuras privadas, los activos como éstos no salen al mercado muy a menudo.

El valor de la escasez normalmente vale más la pena en los buenos mercados que en los malos. Pero incluso hace dos años, cuando el mercado de crédito estaba a tope, las primas del 25% para la Base de Activos Regulados (RAB) de BAA, pagados por el consorcio liderado por Ferrovial, suscitó un par de preguntas. La refinanciación, la gestión aeroportuaria y el regulador presentaban riesgos significativos para la constructora española.

Como se ha visto, los dos primeros años no han sido brillantes para la nueva BAA. La refinanciación ha sido lenta y cara, la apertura de la Terminal 5 en Heathrow fue inicialmente un fracaso y el regulador económico, el CAA (Autoridad de Aviación Civil en sus siglas en inglés), cortó la tasa aprobada de retorno sobre el RAB.

Todavía, mientras las condiciones del mercado crediticio no se deterioren mucho más, Ferrovial no debería terminar mucho peor. Podría hasta haber espacio para una guerra de ofertas, ya que los aeropuertos no son huesos demasiado duros para los fondos estructurados. El RAB en Gatwick, el mayor activo, se salda en 1.500 millones de libras (casi 2.000 millones de euros).

Un postor podría también estar tentado por la letanía de quejas de la Comisión de la Competencia sobre el acercamiento de BAA. Una gestión más dinámica podría ser recompensada con pasajeros, aerolíneas y reguladores más felices. Podría traducirse en una mayor devolución de la inversión inicial. Para los accionistas de la duramente endeudada Ferrovial, la previsión de varios miles de millones menos de deuda, podría equilibrar cualquier pérdida realizada. Las acciones, que han caído en picado este año, apenas se movieron con el anuncio. Por R. Sanderson y E. Hadas

Lehman se pone en venta

Los postores potenciales deben estar salivando con la posibilidad de tomar una parte en el negocio de inversión de Lehman Brothers. Parece que van a ser estrictos considerando los males de la empresa en Wall Street -seguramente necesita una ampliación de capital para cubrir las pérdidas adicionales de su grupo inmobiliario residencial y comercial de 65.000 millones de dólares-. Pero cualquier argumento para una valoración inferior sobre la unidad de Lehman podría repercutir en los compradores.¿Cómo? Bueno, no sería difícil imaginar a las partes interesadas discutiendo sobre si unos EE UU y la economía global en problemas podrían golpear los ingresos de las tasas sobre los 238.000 millones de dólares en activos que Lehman tiene en acciones, bonos y mercados de dinero y los 39.000 millones en inversiones alternativas. Es más, una buena parte de estos están ligados a inversiones de capital riesgo, y los postores pueden exigir un descuento como compensación por cualquier pérdida futura de su cartera.Eso da a los compradores un poder de negociación mayor. Pero virtualmente, todos ellos comparten un modelo de negocio similar o conjunto de activos, o ambos, tanto en los fondos de capital riesgo como Blackstone y KKR que, según sus comunicados de prensa, ya han recibido información financiera de la unidad de gestión de inversiones de Lehman; o los gestores de dinero tradicional como Blackrock y Franklin. Por supuesto, los negocios de Lehman podrían ser suficientemente diferentes como para que ninguno de los compradores potenciales considerara necesario cambiar sus previsiones de beneficios o rebajar sus propios holdings. Pero el ejercicio puede haberles dado la sensación de que se están mirando al espejo. Y puede que no les guste lo que vean. Por A. Currie y L. Silva

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