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Columna
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British Energy rechaza a EDF

Las tensiones en British Energy están subiendo. Hasta última hora del jueves parecía que el consejo del grupo nuclear británico estaba preparado para aprobar una oferta por 15.220 millones de euros de la francesa EDF. Pero dos grandes accionistas forzaron para obtener un precio mejor y el consejo de la compañía británica dio carpetazo a la oferta de forma espectacular.

Los accionistas que se resistieron, Invesco Asset Management y M&G Investments, han sido poco realistas. British Energy se negociaba a una media de 530 peniques en los tres meses anteriores al inicio del proceso de venta en abril. Ciertamente, los precios de la energía se habían elevado desde entonces, y British Energy es enormemente sensible al precio del petróleo, gracias a sus altos costes. Pero el precio del petróleo tendría que permanecer siempre por encima de 100 dólares para justificar 765 peniques o más. Y los altos costes fijos se comen los ingresos si se debilitan los precios de la energía.

Además, el parque de reactores de British Energy está envejeciendo y está siendo cada vez menos fiable. Sólo tres de los nueve reactores son fiables. Los otros han sufrido repetidas interrupciones en los últimos años -lo que afecta a los ingresos y perturba el suministro-.

Para elevar su precio, EDF tendría que hacer más previsiones al alza sobre el precio del petróleo a largo plazo, o sobre las compañías energéticas, o sobre ambos. Pero EDF ya ha endulzado su oferta con unos indicativos 680 peniques. También ofrece a los inversores que escojan entre 765 peniques en efectivo o 700 en efectivo más un 'componente de derechos sobre el valor del contingente', que se pagaría si British Energy logra sus objetivos. Añadir otros 100 peniques asume un aumento de 10 dólares en el precio del petróleo, utilizando una regla general de valoración de 10 peniques por acción por cada dólar por petróleo.

Esto no indica necesariamente que el acuerdo haya muerto, pero pone a la junta directiva de British Energy en una posición delicada. Se cree que los dos principales accionistas que se oponen al acuerdo tienen juntos el 23% de los valores. Si la junta aprueba un acuerdo, el Gobierno británico, con una participación económica del 35%, se llevaría derechos de voto, y estos accionistas quedarían diluidos cerca de un 15%. En teoría, un acuerdo sería posible si los otros accionistas aceptan una oferta. Pero la junta no querrá arriesgarse a que les tiren huevos en la cara si no lo hacen.

Por Fiona Maharg-Bravo

No te desanimes

Para Alan Schwartz puede resultar difícil ver el lado bueno de las cosas. El especialista en fusiones será conocido siempre como el último director ejecutivo de Bear Stearns, el hombre en la cima de la empresa de Wall Street que cayó víctima de la falta de liquidez, el miedo y los rumores. Ahora ni siquiera tiene un trabajo, ya que él y el nuevo propietario de JPMorgan han decidido irse cada uno por su lado. Pero podría tenerlo peor.Es cierto que no parece que Schwartz vaya a obtener una cuantiosa gratificación para su jubilación, a diferencia de otros antiguos jefes y ejecutivos que abandonaron sus puestos, voluntariamente o no, debido a la crisis. Por ejemplo, el ex jefe de Merrill Lynch, Stan O'Neal, se marchó con 160 millones de dólares.Bear tampoco tenía cláusulas de protección para ejecutivos sénior en el caso de que fueran despedidos tras una absorción. Por el contrario, se dice que varios competidores ofrecieron tres veces la media de la compensación anual de los cinco años anteriores como un soborno para que estos ejecutivos se fueran ya. Esto puede haber sido un ejemplo de buen gobierno corporativo por la parte de Bear, pero son más malas noticias para Schwartz.Al menos no afronte el mismo destino que el que tuvo el jefe de otra empresa difunta de Wall Street hace casi dos décadas: Michael Milken, de Drexel Burnham Lambert, fue a prisión. Schwartz no ha sido acusado de nada. Así que lo más cerca que estará de la cárcel será si Ralph Cioffi y Matthew Tannin, los antiguos gestores del hedge fund de Bear acusados de fraude de valores, acaban encarcelados y decide visitarlos.El futuro de Schwartz parece más prometedor. Pese a estar al timón cuando Bear se hundió, ha escapado a lo peor de las repercusiones. Eso le ha sido reservado a Jimmy Cayne, cuyo creciente reinado tentacular como jefe de Bear terminó cuando Schwartz tomó el mando en enero. Así que debería ser capaz de encontrar otro trabajo, ya sea en otro banco de inversión, en una empresa de capital riesgo como KKR o en un hedge fund. Sólo manténganle lejos de las subprime.Por Antony Currie

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