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Columna
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Ryanair vuela demasiado bajo

Los más pesados caen más rápido. Ryanair, una de las aerolíneas más fuertes y rentables de Europa, ha visto descender sus beneficios del primer trimestre en un 85% y afirma que puede sufrir unas pérdidas netas de 60 millones de euros este año, la primera vez desde que saliera a Bolsa en 1997. Los analistas habían previsto unas ganancias de 160 millones para este año. La aerolínea de capital irlandés culpa a las caras facturas por el combustible y a la caída de los precios de los billetes. Pero Ryanair debe culparse también a sí misma por el impacto de su anuncio de que ganará menos. Las acciones cayeron un 22%, hasta 2,51 euros, en Londres.

En justicia, el boom de los precios del petróleo y la caída del precio de los billetes están afectando a toda la industria, aunque Ryanair se pillara los dedos por no asegurarse el precio de combustible hace unos meses bajo la presunción de que el coste iría a la baja. Sin embargo, la compañía todavía planea incrementar el número de asientos con una subida del 14% este año, en un momento en el que la mayoría de las aerolíneas están reduciendo sabiamente su capacidad. Pese a todas las excusas que Ryanair ha dado por haber retirado algunos aviones de los aeropuertos de Stansted y Dublín, la compañía ha hecho un pedido de 70 Boeing 737 nuevos, de los cuales 32 serán entregados este año.

En una economía débil, el único modo de mantener a los pasajeros a bordo es recortando los precios de los billetes. El pasaje medio ha caído ya un 8% en el último trimestre. Ryanair tendrá que hacer fuertes descuentos para conseguir que la gente vuele a sitios como Beauvais en Francia o Treviso en Italia. Y, con la arrogancia que le caracteriza, es justamente lo que ha hecho. Planea apropiarse de la cuota de mercado de sus competidores con problemas. Pero Michael O'Leary, presidente de Ryanair, necesita dar señales de forma más convincente, poniendo ya más aviones en el aire.

Al menos Ryanair ha controlado los costes no relativos al carburante, que han caído un 6%. Y tiene unos fuertes resultados, con una liquidez de 300 millones de euros netos. Pero podría deteriorarse con rapidez. La compañía defiende que el dolor será mucho mayor en la competencia. Esta cancioncilla suena familiar y, en el pasado, habitualmente era correcta. Con los precios del petróleo todavía elevados y los clientes más precavidos, también podría ser doloroso para Ryanair.

Por Fiona Maharg-Bravo

El hombre para el puesto

Le ha llevado cinco meses, pero JPMorgan Cazenove ha encontrado finalmente un nuevo consejero delegado. Naguib Kheraj tomará el control de la joint venture bancaria británica, que tiene un distinguido pasado y un más dudoso futuro. Kheraj, un outsider, tendrá que lidiar con algunas grandes cuestiones, no menos importantes si la entidad sobrevive.Kheraj parece un buen fichaje. Este hombre de 44 años ha estado haciendo extraños trabajos desde que dejó su puesto como director financiero en Barclays en abril de 2007. Entre éstos estaba el asesorar a su antigua empresa y ayudar a la Financial Services Authority, el regulador británico, a replantearse sus operaciones.Cazenove está pensada todavía como la firma británica por excelencia -banquero de la reina y broker corporativo para muchas de las mejores compañías británicas-. Pero mientras Londres es un centro financiero global, el establishment británico proporciona bastante débiles fundamentos para el crecimiento.Kheraj, a diferencia de muchos de sus pares, no tendrá que lidiar con un maltrecho balance. Pero su camino es todavía delicado.Algunos asuntos son internos. Kheraj es un graduado de Cambridge y un pilar de la próspera comunidad ismaili de Londres. Puede que no sea bastante para agradar a los viejos graduados de Eton que han dominado tradicionalmente la cultura de Caz. Tendrá también que apaciguar a Ian Hannam. Y a David Mayhew, el sempiterno presidente de Cazenove, que todavía lleva la voz cantante.Pero la mayor cuestión es existencial. ¿Cómo puede una poco capitalizada joint venture dentro de un gran banco encontrar su camino entre el más agresivo arranque de las boutiques de la banca de inversión y los gigantes de la banca integrada establecidos? Kheraj tendrá que encontrar una persuasiva respuesta en 2010, cuando JPMorgan pueda primero forzar una compra de los accionistas de Cazenove.Es demasiado pronto para decir que Kheraj lo hará. No llega hasta octubre con la intención de fomentar una revolución en la ilustre vieja firma. Pero puede ser que acabe haciéndolo.Por Edward Hadas

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