Disciplina ibérica
Cuando los grandes bancos españoles presentaron en primavera sus cifras de negocio para el primer trimestre de 2008, contaban con despertar las envidias de la competencia. El Banco Santander, la entidad financiera más grande de la zona euro, dio a conocer que sus ganancias netas habían crecido un 22% respecto al año anterior: la cifra de negocio aproximada asciende a 2.200 millones de euros, y Emilio Botín espera alcanzar ganancias de más de 10.000 millones a finales de año. Casi 1.000 millones más que el año pasado.
El BBVA creció un 15% en el primer trimestre, mientras que el Banco Popular pudo aumentar sus ganancias un 12%. Ya sea en EE UU, Reino Unido o Suiza, el sector bancario se ha visto obligado en todo el mundo a rendir tributo a la crisis financiera internacional. ¿Por qué disfrutan entonces las entidades españolas de un posicionamiento tan bueno? En círculos del Dresdner Bank en España se comenta que entre los posibles motivos se encuentran tanto el estricto control del Banco de España como sus ajustados criterios de crédito. Desde finales de los años noventa, el banco emisor español exige a las entidades de crédito un compromiso con un seguro antirriesgo singularmente estricto a nivel mundial.