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A fondo

Las cuotas de CAM y el don de la oportunidad

El pasado viernes, la portada de este periódico compartía dos noticias que, aparentemente, chocaban frontalmente. Por un lado, se daba cuenta de que la banca y el petróleo arrastraban a la Bolsa al mínimo anual. Los problemas de varias entidades financieras extranjeras contagiaban a BBVA y Santander, lo que llevó al Ibex 35 a cuotas de hace dos años. Un escenario que invita, sin duda, a cobijarse y esperar a que escampe. Sin embargo, junto a esta noticia, otra anunciaba el arranque de la primera emisión de la historia de cuotas participativas, lo que, si se permite la licencia, supone la salida a Bolsa de Caja del Mediterráneo (CAM). Con la que está cayendo...

Las próximas semanas desvelarán si la caja con sede en Alicante tiene o no el don de la oportunidad. 'Un momento de crisis es un momento de oportunidad', dijo el director general de CAM, Roberto López Abad el pasado viernes, echando mano del tópico. El hombre que ha capitaneado una operación en la que se mirará todo el sector de las cajas de ahorros, está convencido de que las cosas van a salir bien. Lo cierto es que lo han dispuesto todo para limitar un hipotético rechazo del mercado.

Lo primero que llama la atención es lo corta que es la emisión. Cuando hace meses se empezó a gestar la idea, CAM quería ingresar hasta 1.000 millones con la emisión. Pidió y obtuvo el permiso de la asamblea para colocar hasta el 20% de su valor patrimonial en cuotas participativas. Sin embargo, el paso de los meses fue desinflando esa cifra. Las malas condiciones del mercado, como reconocía el propio López Abad en una entrevista en este periódico, son las que han llevado a la caja a probar con una cantidad menor, el 7,5%. Con la horquilla de precios que se ha fijado, en el mejor de los casos, la caja obtendrá 365 millones de euros. La impresión inicial es que para ese viaje no eran necesarias unas alforjas que cuestan 20,4 millones de euros, lo que vale todo el proceso de emisión. Además, con ese dinero difícilmente se puede cumplir el objetivo que dio la caja cuando aprobó salir al parqué: comprar bancos en el extranjero. El folleto se aclara que con esta cantidad se fortalecerá la caja.

Al salir al mercado en plena crisis la caja busca dar una imagen de solvencia

Si es cierto que los bancos y las cajas tienen dificultades para obtener financiación en los mercados tradicionales, no parecería lógico que se optara por un camino más tortuoso para conseguir fondos y más con los mercados de uñas. Entonces ¿por qué CAM ha optado por desafiar a la tormenta? La hipótesis de que necesita ingresar dinero, con ser cierta, no es suficiente, más aún cuando no se trata de una cifra desorbitante. El mercado interbancario, con estar muy constreñido, no está cerrado y, con cuentagotas, se coloca deuda, bonos u otros productos en cantidades incluso superiores. En el sector financiero se baraja la opción de la imagen como respuesta. CAM es el objetivo preferido de los rumores sobre si tal o cual caja está pasándolo mal. Su fuerte exposición al sector inmobiliario, tanto en el apartado crediticio como en el de participaciones empresariales, despiertan recelos. En el propio folleto de emisión se destaca este hecho como un riesgo a tener muy en cuenta por los posibles inversores. Pero es precisamente el desnudo que ha tenido que hacer la caja para lanzar las cuotas lo que puede venirle bien. 'Es como decir, 'Aquí estamos, estamos seguros de nuestra fortaleza y por eso nos lanzamos al mercado en plena crisis', razona un asesor financiero. Una opinión compartida por otras fuentes, que añaden que, si sale bien, CAM se podrá apuntar el tanto de haber sido la primera caja en ponerse bajo el foco de la Bolsa sin corporaciones de por medio.

La clave, por tanto es ésta. Si sale bien. Si una de las bazas para salir airoso de este envite es lo limitado de la emisión, la segunda carta que se ha guardado la entidad para intentar ganar la partida es el reparto de la emisión. El 65,5% está destinado a particulares y será la propia entidad quien actúe de colocadora. No resulta difícil deducir cómo de atareados estarán los trabajadores de las sucursales de la caja durante los próximos días contando las bonanzas -y si se atiende a la CNMV, los riesgos- de ser cuotapartícipe de la CAM. El reto está en el 31% del tramo institucional. El trabajo que se haya realizado en los últimos meses será esencial para convencer a los inversores cualificados. Posiblemente en sus manos está decir si CAM tiene el don de la oportunidad.

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