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El Prado no ve la mano de Goya en 'El coloso'

Es uno de los cuadros más famosos del Museo del Prado. Un gigante de espaldas, con los puños cerrados y amenazantes, provoca el pavor y la huida de todo un pueblo, manteniéndose inmóvil sólo un asno en primer plano. El coloso ingresó en la colección de la pinacoteca en 1931 procedente del Legado Pedro Fernández Durán y Bernaldo de Quirós como obra de Goya de principios del siglo XIX. Después de unos años de dudas entre los especialistas sobre la atribución de la pintura, Manuela Mena, jefe de Conservación de Pintura del siglo XVIII y responsable de la Colección Goya, deslinda la mano del maestro de Fuendetodos de la obra.

Se aclara una duda y se abre otra: ¿quién es entonces el autor? Los especialistas dirigen su mirada a Asensio Juliá, el único discípulo de Goya universalmente reconocido, que colaboró con el pintor aragonés en los frescos de San Antonio de la Florida.

Los especialistas han llegado a la conclusión tras una investigación que ha durado 17 años. Todo comenzó con la preparación de la exposición Goya. El capricho y la invención. Cuadros de gabinete, bocetos y miniaturas, en la que figuraba El coloso. La obra presentaba un barniz amarillento que la llevó al taller de restauración. Las radiografías y estudios técnicos indicaron que la pintura se desmarcaba estilísticamente de Goya.

Los especialistas creen que hay elementos de estilo que difieren de Goya

Para empezar, la radiografía de El coloso revela dos imágenes del gigante -una de ellas de frente que lleva a pensar que el artista intentó pintarlo en esa posición-, que muestran a un pintor menos firme que Goya, señaló Manuela Mena. La especialista ha comparado los elementos del controvertido cuadro con otros que aparecen en obras de diferentes épocas del aragonés. El paisaje, la anatomía del coloso, las pinceladas, los animales e incluso la perspectiva. Todos esos ejemplos estilísticos no se correspondían con Goya y el museo decidió dejar fuera el cuadro de la exposición y abordar su estudio.

Una parte fundamental de la investigación ha sido llevada a cabo por José Luis Díez, jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX del Prado. æpermil;l ha sido el que ha identificado los pequeños rasgos A. J. que aparecen en el margen inferior izquierdo de la pintura y que se podrían corresponder con las iniciales de Asensio Juliá.

Este experto propone ver el coloso que Goya estampó en aguatinta y los dos pequeños cuadros La fabricación de balas y La fabricación de pólvora, que se muestran en la exposición Goya en tiempos de guerra y después bajar a ver El coloso.

Las conclusiones definitivas del estudio, que finalizará en los próximos meses, se publicarán en el Boletín del Museo del Prado.

En cualquier caso, El Coloso se quedará en su ubicación actual, aseguró ayer el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza. Es una obra que atrae al público, que contiene elementos muy interesantes que en ningún caso llevan a considerarla como chapuza, según Manuela Mena.

Reconstruir la personalidad de Juliá

Los estudios sobre Goya se han afinado desde principios del siglo XX, en cambio, no sucede lo mismo con los goyescos, todos aquellos autores que se sintieron tentados a imitar su estilo durante el siglo XIX. Del pintor valenciano Asensio Juliá se sabe poco, ni siquiera su fecha de nacimiento. Goya le retrató -Goya a su amigo Asensi , figura en el borde inferior izquierdo del lienzo que se encuentra en el Museo Thyssen Bornemisza-.Juliá dejó menos de diez cuadros firmados en sus 72 años de vida, el más difundido El náufrago, donado por su autor a la Academia de Bellas Artes. Se supone, sin embargo, que tuvo que dejar más cuadros, pues como señala José Luis Díez, el pintor tuvo que tener un sustento vital. El reto es localizarlas para crear un corpus del artista. Los expertos no descartan que el trabajo descubra una figura de interés para entender la pintura española del XIX.

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