'El euro resiste bien el vendaval y nos da estabilidad'
En los últimos diez años, en la zona euro se han creado más empleos que en Estados Unidos
Joaquín Almunia tomó en 2004 el relevo de Pedro Solbes como comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros. Si al alicantino le correspondió participar en el nacimiento del euro, al de Bilbao le llena de satisfacción asistir al décimo aniversario del proyecto más exitoso de la Unión Europea. Almunia celebra que el euro haya desmentido a los agoreros que anunciaban su fracaso, pero advierte que la historia no se ha terminado y que Europa necesita aumentar su potencial de crecimiento.
El euro celebra su décimo aniversario en medio de unas turbulencias de imprevisible recorrido. ¿Cuál es su pronóstico? ¿Se amargará la fiesta?
El euro resiste muy bien el vendaval. Es una moneda creíble, sólida y fuerte. Y es una moneda que nos proporciona estabilidad en estos momentos de tensión. Sólo con imaginarnos cómo estaríamos ahora si no existiera el euro, se rinde un homenaje a su nacimiento.
Sólo con imaginar cómo estaríamos sin euro, ya se homenajea su nacimiento'
La zona euro tiene unos límites en su potencial de crecimiento que no podemos ignorar'
En realidad, se trata de la segunda prueba de fuego que afronta el euro, después de la crisis de 2001 y 2002, que coincidió, además, con su salida física al mercado. ¿Qué ha cambiado en estos cinco años?
La diferencia es que, entonces, dos años después de su nacimiento físico, el euro alcanzó su punto de cotización más bajo frente al dólar. Entre otras razones, porque los mercados no creían demasiado en la nueva moneda y las publicaciones anglosajonas, que siempre han jugado un papel de Calandra con el euro, auguraban, primero, que no nacería, y después, que fracasaría. Pero empezó a consolidarse y ahora es la segunda moneda más importante del mundo y, en algunos mercados, los activos denominados en euros superan a los denominados en dólares.
Pero la presencia internacional no parece corresponderse con ese rango.
Depende. El Banco Central Europeo tiene una representación clara y evidente. Y eso, en parte, se debe a que es una institución federal con un estatuto claro y un mandato perfectamente definido. Así que la gente, cuando habla de política monetaria del euro, sabe que tiene que mirar a Fráncfort y que el presidente de esa institución se llama Jean-Claude Trichet. En la parte económica, sin embargo, la situación es mucho más compleja. Hay todavía una descentralización muy importante. En el futuro, las políticas económicas del euro tienen que ser más predecibles, guardar una mayor coherencia interna y ser más compatibles con la política monetaria. En la medida en que eso se vaya logrando, la voz económica del euro se escuchará con más nitidez. Y la cara y los ojos de los responsables económicos del euro se verán con mayor claridad.
¿Cree que se puede llegar a una representación unificada de la zona euro en instituciones internacionales como el FMI?
Creo que se debe llegar. No mañana ni en el año 2009. Pero se debe llegar. Y no sólo por nuestro interés, sino porque si Europa apuesta por el multilateralismo, tiene que dar un paso claro y creíble para hacer hueco en esas instituciones al resto de los actores de la economía mundial.
En ese mundo multilateral, la economía estadounidense flaquea. ¿Está preparada la zona euro para tomar el relevo?
En los últimos diez años, la zona euro ha creado más empleos que Estados Unidos, tiene las cuentas públicas más saneadas y hay empresas europeas muy importantes, con dimensión global, que cuentan con buenas condiciones financieras. Pero la zona euro tiene unos límites en su potencial de crecimiento que no podemos ignorar y que no van a desaparecer de la noche a la mañana. Desaparecerán si somos capaces de seguir aplicando reformas estructurales y de afrontar con éxito el envejecimiento.
¿Y que espera de Estados Unidos en la era post-Bush?
Creo que, gane quien gane las elecciones, se cerrará la herida que se abrió con la guerra de Irak y el profundo desencuentro que se produjo entre muchos países europeos y Estados Unidos.
Confianza. 'El sistema financiero español está protegido gracias a la supervisión rigurosa del Banco de España'
Joaquín Almunia ha estrenado, a finales de mayo, uno de los nuevos instrumentos disciplinarios incorporados al Pacto de Estabilidad tras la reforma de 2005. La víctima ha sido, nada menos, la Francia de Nicolas Sarkozy, a quien Bruselas ha alertado del riesgo de un derrape fiscal. Se trata de un ligero toque de atención, pero que no hace gracia a ningún Gobierno. La reprimenda a París parece confirmar que el nuevo Pacto funciona, como defiende con ahínco el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios. 'Después de la reforma, el Pacto ha recobrado todo su rigor. Desde entonces, las decisiones se han aprobado por unanimidad'. Almunia invoca como prueba que 'la zona euro ha terminado 2007 con un déficit por debajo del 1% de su producto interior bruto. Y desde esta primavera no hay ningún país de la zona euro con un déficit por encima del 3% máximo permitido por el Pacto'.España ha sido uno de los alumnos aventajados de la zona euro en disciplina fiscal, pero los números rojos aparecen en lontananza. 'Todas las economías, incluyendo la española, están sufriendo las consecuencias de las turbulencias', señala Almunia. Y recuerda que 'España ha crecido por encima de la media de la zona euro, pero ese crecimiento tenía aspectos frágiles en relación con el sector de la vivienda y el excesivo grado de endeudamiento de familias y empresas. Y ahora se está produciendo el ajuste'. El comisario de Economía mantiene, sin embargo, su confianza en el sistema financiero español. 'Está extraordinariamente bien protegido gracias a la supervisión rigurosa y eficaz del Banco de España. Esa prensa anglosajona, que demasiadas veces tiene la tentación de señalar a España como el eslabón débil de la cadena, ha reconocido la excelente tarea del supervisor español'. Las mismas palabras de elogio se repiten hacia la autoridad monetaria de Fráncfort. 'En estos momentos, el BCE es, probablemente, el banco central más respetado del mundo'. Y de nuevo la revancha frente a los agoreros. 'Al principio de la unión monetaria, no sólo el euro, sino también el banco, recibían muchas críticas y eran vistos por algunos con desconfianza, incluso con desdén'.