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Columna
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El empleo y los salarios en la contabilidad nacional

Aunque el objetivo principal de la contabilidad nacional de España (CNE) es la estimación del PIB, también cuantifica tres variables relacionadas con el empleo: la población ocupada, que es la comparable con la calculada por la encuesta de población activa (EPA), el empleo equivalente a tiempo completo, que tiene en cuenta las horas trabajadas por los ocupados, y los puestos de trabajo, que se diferencian de las otras dos variables en que incluye el pluriempleo.

Utilizando los datos brutos de la población ocupada de la CNE, sin desestacionalizar ni corregir de calendario, para que la comparación sea homogénea con las cifras de la población ocupada de la EPA, se observa que el incremento interanual en el primer trimestre de 2008 es idéntico en los dos casos, el 1,7%, aunque, en relación con el trimestre precedente, el empleo de la CNE se desacelera en ocho décimas y el de la EPA en siete.

Por lo tanto, las variaciones del empleo son similares en el primer trimestre de 2008 en las dos estadísticas, lo que también fue el caso para el conjunto de 2007, en el que la población ocupada creció el 3,1% tanto en la EPA como en la CNE, pero no en los años anteriores.

Si la comparación entre la EPA y la CNE se efectúa en cifras absolutas, en lugar de en tasas de variación, la población ocupada de la CNE (también en datos brutos para que sean homogéneos con los de la encuesta) supera en el primer trimestre de 2008 en 283.000 personas a la de la EPA. Esa diferencia puede explicarse tanto por razones conceptuales como por las estadísticas utilizadas por la CNE, que es una estadística de síntesis y, por ello, puede utilizar fuentes diferentes a la encuesta.

Entre las razones conceptuales la más relevante se deriva de que la CNE considera ocupada a la población que participa en la obtención del producto interior bruto de la economía, independientemente de que sea residente o no en el país, mientras que la EPA considera ocupada a la que participa en la producción nacional, es decir, a la que sea residente, trabaje en el interior o en el exterior. Y en cuanto a las estadísticas utilizadas, porque, aunque la base fundamental que utiliza la CNE para estimar el empleo es la EPA, hay excepciones, como es el caso de las Administraciones públicas, la intermediación financiera y los empleados de hogar, en los que se utilizan adicionalmente otras estadísticas distintas.

Pero las estimaciones de la población ocupada de la CNE y la EPA difieren sustancialmente cuando se desagrega la población ocupada por situaciones profesionales. En efecto, mientras que el empleo asalariado estimado por la CNE supera en el primer trimestre de 2008 en más de un millón (1.010.000) al calculado por la EPA, el empleo no asalariado o por cuenta ajena estimado por la EPA excede en casi 730.000 (726.000) al de la CNE.

Estas diferencias se deben al concepto de asalariado utilizado por la CNE, que sigue los criterios del Sistema Europeo de Cuentas Nacionales (SEC-95), y que no coincide con el de la EPA, que sigue los criterios de la OIT y de las encuestas de fuerzas de trabajo de Eurostat. Así, la CNE considera como asalariados a los propietarios de sociedades (incluidas las cooperativas) si trabajan en esas empresas, cuando la EPA considera a esos trabajadores como trabajadores por cuenta propia, no asalariados: un ejemplo de esta situación sería el trabajador autónomo que ha constituido una sociedad con algún familiar, que sería considerado como asalariado en la CNE y por cuenta propia en la EPA.

Esta consideración por la CNE como asalariados de trabajadores que no tienen esa naturaleza en relación con el mercado de trabajo y que, por lo tanto, no lo son en la EPA, hace discutible la cuantía de la remuneración de asalariados que obtiene la primera estadística.

Aun así, la CNE es la única fuente estadística que permite calcular para el conjunto de la economía la remuneración por asalariado, equivalente al coste laboral bruto por trabajador, y que incluye la cuota de Seguridad Social tanto a cargo de los trabajadores como de empresarios, ya que la encuesta trimestral de coste laboral (ETCL), también elaborada por el INE, excluye al sector agrario y a las Administraciones públicas. En cualquier caso, si se compara la remuneración por asalariado del sector no agrario de la CNE con el coste laboral por trabajador de la ETCL del primer trimestre de 2008, el incremento de la primera, el 3,8%, es notablemente inferior al del segundo, el 5,1%.

La diferencia entre los dos incrementos, que fue sólo de dos décimas para el conjunto de 2007, podría explicarse, al menos parcialmente, por el menor crecimiento de la remuneración de los trabajadores de las Administraciones públicas, incluidos en la CNE pero no en la ETCL. Sin embargo, esta diferencia se ha acentuado en el primer trimestre de 2008, ya que la aceleración de los costes laborales de la encuesta no se ha reflejado en la remuneración por asalariado de la CNE.

La aceleración en un punto porcentual de los costes laborales por trabajador de la ETCL en el primer trimestre se explicaría tanto por la incidencia de la inflación en las revisiones salariales del año anterior y en los salarios de este año como por el efecto composición que provoca en los salarios medios el que los ajustes del empleo se estén concentrando en los trabajadores temporales con salarios, en general, menores que los medios. Este mayor crecimiento del coste laboral por trabajador, unido a la reducción que sigue produciéndose en las horas efectivamente trabajadas, ha provocado un aumento interanual del coste laboral por hora efectiva del 8,8%, que se estima que se reduce al 6,3% si se elimina el efecto de Semana Santa en las horas trabajadas.

José Ignacio Pérez Infante, Profesor asociado de Mercado de Trabajo en España de la Universidad Carlos III

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