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Columna
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Trabajo duro en British Telecom

Ben Verwaayen deja tras de sí un duro trabajo. El que fuera seis años consejero delegado de la teleco británica BT se despidió con un balance decente. Con todo, Christopher Bland, su anterior presidente, dimitió un año antes como si fuese un estadista de izquierdas subido a un Rolls Royce, Verwaayen está saliendo en un algo menos impresionante Ford Mondeo.

Verwaayen dio algunos buenos titulares. BT cerró su vigésimo cuarto trimestre consecutivo de ganancias por acción, que alcanzó una subida del 5% en todo el año hasta 23,9 peniques por acción. Aumentó su dividendo un 5% respecto al año anterior, hasta 15,8 peniques, y dio a conocer que estaba en su mejor nivel de liquidez desde 2002. Sus ingresos totales también mejoraron un 2%, superando los pronósticos.

Pero el mayor logro de BT vino por parte de su división de servicios. Verwaayen prometió que mejoraría los márgenes del Ebitda, y así fue. Subieron 30 puntos básicos desde el 13,7% del año pasado. El grupo se fija ahora el objetivo de alcanzar el 15% en los próximos años.

Con todo, Verwaayen deja a su sucesor un poderoso desafío. Las cifras de crecimiento son bastante menos apreciables que hace un año. Los ingresos aumentaron a la mitad, las ganancias por acción cayeron hasta un tercio y sus dividendos representan un quinto de las de su época gloriosa.

Sin embargo, las presiones de la competencia crecen. La regulación que requirió BT para poner en marcha su red ha permitido a los rivales escoger a gusto las piezas de infraestructura que quiere usar. BT logra ingresos por estos negocios 'de tramos abiertos', pero es un producto con un bajo margen.

Por primera vez el Ebitda anual de su negocio mayorista, el de mayores márgenes, ha caído por debajo de su división minorista. Como sus competidores arraigan, la participación de BT en los clientes de la nueva red de banda ancha han caído un preocupante 30%, el nivel más bajo en seis trimestres.

Por Una Galani

Barclays esconde sus cartas

Los bancos británicos han constituido un consenso general. Los bajos ratios de capital y las intactas exposiciones a las subprime son visibles. Los mínimos de capital y las reveladas pérdidas totales en CDO están controladas. Royal Bank of Scotland lidera el camino con 6.000 millones de libras de amortizaciones antes de impuestos y una ampliación de capital por 12.000 millones de libras. Sus rivales han llegado a comprender así rápidamente que el menos necesitado HBOS, por ejemplo, elevó capital simplemente como medida protectora.Barclays ha ido contra la tendencia. A pesar de un bajo 5% de sus reservas de capital, el banco por ahora no ha visto la necesidad de elevar sus acciones con una ampliación de capital llamando a la puerta de su nuevo socio China Development Bank o pagando su dividendo en acciones a cambio de dinero en efectivo. Ha depreciado en 1.700 millones de libras sus activos en subprime dejando huella en el mercado. Pero a diferencia de RBS, y la mayoría de los otros bancos, no ha revelado las valoraciones que está utilizando.Los accionistas habrían esperado más revelaciones. RBS, por ejemplo, reveló el mes pasado que el precio medio de sus mezzanine CDO habían caído un 20% de su valor, y depreció su exposición en créditos Alt-A en un 50%. Barclays, en comparación, dijo que un 70% de sus créditos Alt-As son AAA, pero no cómo ha depreciado la mayoría de ellos.Barclays puede tener una buena historia que contar. Más del 70% de sus CDO datan de 2005 o antes. Los precios de este periodo han permanecido mejor que para los activos respaldados por hipotecas más recientes. RBS, en comparación, tiene sólo el 24%.Con sus revelaciones, Barclays podría haber sido más persuasivo en su caso para no elevar capital. Presumió de un sólido crecimiento en su división de banca minorista donde la porción neta de nuevas hipotecas creció en el primer trimestre de un 8% al 20%.Así, los accionistas tienen confianza en que el consejero delegado John Varley, no haya sido demasiado optimista. Puede que no lo haya sido. Pero con una recesión en ciernes en Estados Unidos y Reino Unido, los inversores podrían estar preocupados por bancos poco dispuestos a mostrar un total y creciente capital. Ello podría mantener la negociación de las acciones de Barclays con un descuento respecto a sus más comunicativos y cautelosos rivales.Por George Hay

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