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Columna
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Una red muy débil

Los fondos soberanos inversores en UBS se han dado la patada a sí mismos. Cuando el Gic de Singapur y uno sin nombre de Oriente Medio acordaron comprar 13.000 millones de francos suizos de obligaciones convertibles en el banco suizo en diciembre, negociaron prudentemente una red de seguridad: un bajo precio de cambio en el caso de una nueva mega-venta. Pero la red no era lo suficientemente fuerte.

La jugada de UBS al aumentar el capital nuevo en más de 15.000 millones de francos suizos (9.670 millones de euros), es suficiente para que los fondos soberanos consigan un mejor acuerdo. Sin embargo, mientras los términos de la oferta original indican que Gic y los demás reducen el precio máximo de conversión desde 63 francos suizos, la letra pequeña también fija un suelo de 51 francos suizos de conversión mínima.

Esto puede haber parecido generoso cuando las acciones de UBS se cambiaban entre estas cifras. Pero con los valores del banco suizo cambiando de manos por unos miserables 30 francos suizos, la red parece muy delgada. Con los precios actuales, Gic y el resto afrontan unas considerables pérdidas del 40% de su inversión.

Técnicamente, las pérdidas aún están únicamente sobre el papel. Los fondos soberanos tienen al menos dos años antes de que deban convertir, durante los cuales seguirán recibiendo un cupón anual del 9% y las acciones de UBS podrían tal vez recuperarse.

En cualquier caso, el daño a su reputación está hecho. Los inversores que en el futuro metan su dinero en bancos en problemas deberían tomar lecciones del Kuwait Investment Authority. El fondo Gulf negoció una sólida red cuando inyectó miles de millones en Merrill Lynch durante la segunda ronda de aumento de capital del banco estadounidense: el 100% de protección frente a los inconvenientes si el banco necesita más dinero.

Por Una Galani

La lealtad de Gallois

Louis Gallois está respaldado por sus hombres. Se dice que el director ejecutivo de EADS, que ha decidido utilizar el arsenal de la compañía detrás de las defensas de alrededor de 20 altos ejecutivos de la empresa, es culpable de haber utilizado información privilegiada, según el perro guardián del mercado francés, AMF. Gallois va por mal camino. Debería seguir un principio más noble que la lealtad: la integridad.Según AMF, los ejecutivos, incluyendo el ex director ejecutivo de Airbus, Noel Forgeard, vendieron acciones sabiendo que la serie de problemas de la asamblea con el proyecto del A-380 podrían hacer caer el precio de sus valores. Las ventas sospechosas ocurrieron entre finales de 2005 y abril de 2006. Ahí es cuando las acciones empezaron a bajar. En junio de ese año, EADS hizo público el lío del A-380. La aeroespacial ha perdido más de la mitad de su valor desde entonces. Como compañía, también está acusada en el proceso.Gallois, que no está bajo investigación y que aparece en el dossier como adversario para las opciones sobre las acciones, dice que los ejecutivos tienen el derecho de defenderse por sí mismos. Eso es justo. Pero está yendo más allá, dejando que EADS defienda a sus directivos.La compañía está ejerciendo una presión bastante torpe sobre AMF al insinuar que los investigadores de guardián no entienden el proceso de fabricación de aviones, donde el peor de los escenarios se contempla constantemente. Los abogados harán su agosto intentando decidir cuándo exactamente los 'escenarios' se convirtieron en información real. Otros abogados pueden estar perplejos por cómo unos simples 'escenarios' movieron a los altos ejecutivos a vender sus acciones.Gallois no debería centrarse en la jerga legal, sino en la reputación de su empresa. AMF multará a los que encuentre culpables, y las cortes penales tendrán eventualmente algo que decir. Pero el director ejecutivo de la compañía debería ir más allá. Algunas acciones técnicamente legales no son decentes y no deberían tolerarse. Es tan simple como eso. Sería más sabio para él establecer ahora ese principio, separándose de todos los que rompieron las reglas.Por Pierre Priançon

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