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Sector financiero

La banca de inversión en jaque por las 'subprime'

La turbulencia desencadenada por los productos 'subprime' ha complicado la actividad de la banca de inversión mundial. Los expertos no descartan nuevas víctimas entre entidades de gran tamaño.

Malos tiempos para la banca de inversión, un sector que en las últimas semanas ha desvelado que el alcance de la crisis que estalló el pasado verano en EE UU es mucho mayor del esperado después de que se haya cobrado su primera víctima entre los grandes.

El colapso de Bear Stearns, la quinta entidad de EE UU, refleja que el tamaño ha dejado de ser una garantía para mantenerse a salvo de los excesos cometidos por algunas entidades en los últimos años. Su elevada exposición a los créditos de alto riesgo, un negocio que ha proporcionado jugosos resultados a la banca americana, ha puesto ahora en jaque a todo el sector. Algunos expertos comienzan a apuntar ya que se trata no sólo de una crisis de confianza sino de solvencia, por lo que las medidas excepcionales puestas en marcha por la Fed, tanto en política monetaria como a través de inyecciones de fondos, son insuficientes para salir del túnel.

'Las acciones de la Reserva Federal han contribuido a aliviar la crisis, pero no son suficientes para atacar el problema', asegura Juan Pablo Fuentes, economista de Moodys Economy. com. Esta firma asegura que 'ahora mismo la economía está en serios apuros y sólo una acción del Gobierno conseguiría restaurar la confianza. Tarde o temprano, el Gobierno federal tendrá que dar el paso para absorber algunas de las pérdidas en el mercado hipotecario. Cuanto más esperen las autoridades, más grande será el coste'.

Otros economistas van aún más lejos y plantean soluciones más tajantes. Nouriel Roubini, uno de los gurús más prestigiosos en estos momentos en EE UU, ha señalado en una reciente entrevista que la única alternativa para impedir que otras entidades vayan a la ruina es su nacionalización, una medida cuyo gasto supondría entre el 7% y el 20% del PIB estadounidense.

El origen de la crisis reside en la fuerte corrección sufrida en los precios de la vivienda en EE UU, lo que unido a los elevados riesgos contraídos por las entidades en diferentes productos vinculados a este mercado (préstamos subprime, titulizaciones, CDOs...) ha generado una auténtica bola de nieve que ha colocado al sector financiero en la cuerda floja.

La mayoría de los analistas coincide en que lo peor está por llegar. En un reciente informe, Morgan Stanley augura que las dificultades de la banca europea para obtener financiación 'se intensificarán' en un futuro. Esta situación, añade el banco de inversión, puede tener unas implicaciones 'enormes' en las ganancias de la banca, sus balances y en las perspectivas sobre el sector. Además, se ha comenzado a barajar la posibilidad de que muchos hedge funds, que también atraviesan momentos delicados, hayan comenzado la retirada del capital de los bancos. En definitiva, una espiral que seguirá creciendo si las autoridades no toman cartas en el asunto, dicen los expertos.

Falta de transparencia

Jesús Muela, de GVC, considera que buena parte del problema reside en la falta de transparencia que han adoptado muchos bancos durante la actual crisis. 'Las entidades financieras no están siendo claras en cuantificar cómo les afecta los activos de calidad dudosa que tienen. O no lo saben o no lo quieren decir. Esto ha hecho que la confianza del mercado se resienta', añade. Este experto cree, de hecho, que 'los mercados aún tienen que recoger muchas cosas. Ahora están empezando a reflejar que las previsiones de beneficios se pueden reducir para los próximos dos o tres años. De momento, sólo han habido revisiones a la baja dentro del sector financiero, pero no del resto'.

La desconfianza ha derivado, además, en que en la última semana se multipliquen los rumores acerca de que otras entidades, como el estadounidense Lehman Brothers o el británico HBOS, también pudieran tener serios problemas de liquidez, similares a los de Bear Stearns.

Y aunque las cuentas trimestrales publicadas por algunos de los principales bancos (el propio Lehman, Goldman Sachs y Morgan Stanley han anunciado una abultada caída en sus beneficios, pero inferior a la temida por los economistas) han logrado tranquilizar algo los encrespados ánimos de los inversores, la dosis no ha sido suficiente para disipar los peores augurios y detener la caída en picado de las cotizaciones bursátiles.

El saldo provisional de la crisis, que dura ya más de ocho meses, es desolador. La banca internacional ha perdido 632.001 millones de euros de capitalización entre el 19 de julio -cuando Bear Stearns salió a la palestra y se convirtió en la primera entidad que reconoció la quiebra de dos de sus fondos de hipotecas de alto riesgo- y el pasado jueves. Podía haber sido peor de no ser por el rally de la última jornada. Ahora, el valor en Bolsa de los 24 principales bancos se eleva a 1,18 billones de euros. La paradoja es que entidades de la talla de Citi, hasta hace unos meses el mayor gigante financiero del mundo, han llegado a valer menos que el español Santander.

Los números que cifraban la exposición del sector financiero a las hipotecas subprime y otros préstamos de alto riesgo en unos 400.000 millones de dólares también han quedado obsoletos y ahora nadie se atreve a cuantificar su impacto. Una cautela que no sorprende si se tiene en cuenta que Bear Stearns ha pasado de cotizar en Bolsa a 30 euros por acción a venderse un día más tarde por 2 dólares por título a uno de sus competidores locales, JPMorgan.

'Una de las peculiaridades de esta crisis es que no se conoce cuál es el tamaño de las pérdidas asociadas al mercado de la vivienda. Hay una mucha incertidumbre en cuanto a su magnitud y también su duración', explica Juan Pablo Fuentes. Y eso hace que las dudas crezcan. 'El precio pagado por Bear Stearns quiere decir que vale menos que cero. Su sede de Madison está valorada en 1.200 millones de dólares, con lo que si JPMorgan ha acordado pagar 240 millones es porque además del agujero debe contar con posiciones abiertas en pérdidas o deterioro de los activos', comenta Jesús Muela. Este precio de saldo ha escandalizado a algunos de sus principales accionistas, que como el multimillonario británico Joseph Lewis han rechazado la oferta de JPMorgan.

Los expertos, además, alertan del riesgo de contagio a Europa, donde hasta ahora la epidemia sólo ha afectado a un grupo limitado de entidades, como el suizo UBS y el británico HSBC, que han reconocido pérdidas por las hipotecas de alto riesgo, el francés Société Générale que ha tenido que batallar con el agujero de 4.900 millones de euros ocasionado presuntamente por uno de sus brókeres o el británico Northern Rock, auxiliado por el Gobierno.

El futuro pasa, por tanto, por una recomposición del orden financiero mundial, aunque también es cierto que la persistente escasez de liquidez, con los mercados de capitales paralizados desde hace meses, hará más complicado que se gesten grandes operaciones corporativas como en el pasado. 'Sólo podrán afrontar compras aquellas entidades que puedan financiarlas con fondos propios', coinciden los expertos. Y en esta batalla, la banca española figura como una de las mejor posicionadas.

La cifra 632.000 euros es lo que han perdido de capitalización bursátil las 24 principales entidades estadounidenses y europeas en apenas ocho meses. Ahora valen 1,18 billones de euros en Bolsa

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