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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hipocresía financiera

La crisis de liquidez desatada el pasado agosto en EE UU ha derivado en una situación insostenible. Si los primeros diagnósticos ya incluían la coletilla de la necesidad de más transparencia, siete meses después se constata con preocupación no sólo que ésta no ha llegado, sino que la niebla es mucho más espesa. Una especie de perniciosa hipocresía financiera está enturbiando todo el proceso, lo que le inyecta incertidumbre y aumenta la confusión. Es decir, un caldo para cultivar desconfianza.

Las inyecciones de capital en los mercados de crédito concertadas por las principales autoridades monetarias desde que estalló la crisis subprime en EE UU, unidas a la campaña de fuertes recortes de tipos por la Reserva Federal (Fed) y a medidas de excepción -como el socorro al quinto banco estadounidense de inversión-, esconden unos temores nunca reconocidos por los bancos centrales. Un miedo que aumenta tras el recorte sorpresa del tipo de descuento y otras medidas de urgencia aplicadas por la Fed, de manera inaudita, en la noche del pasado domingo.

Las autoridades monetarias piden transparencia a las entidades, pero no actúan con la misma moneda. De forma que sus medidas chocan con el peor obstáculo: la incredulidad. Es hora de afrontar el fondo del problema. Los bancos centrales, incluido el español, deben empezar a poner las cartas sobre la mesa para combatir ese pertinaz goteo de malas noticias. Hasta ahora, la opacidad sólo ha generado incertidumbre, y ésta ha producido más desconfianza que, a su vez, ha creado más incertidumbre en un pernicioso círculo que se autoalimenta mientras la liquidez de los mercados se sigue secando pese al riego generoso por parte de las autoridades monetarias.

Es la hora de los mensajes claros. La transparencia es consustancial al buen funcionamiento de los mercados y, desde esa óptica, resulta inquietante la sensación de que en esta crisis de liquidez es mucho más lo oculto que lo que se sabe. No habrá solución hasta que se sepa la profundidad del problema, algo imprescindible para un buen diagnóstico, y se produzca la necesaria purga que separe el grano de la paja.

El Banco de España, y el resto de bancos centrales de cada país, deben ser más proactivos en facilitar información sobre la situación real en sus propios sistemas financieros. También deben exigir claridad de las entidades de otros países. En este sentido, urge despejar incógnitas como, por ejemplo, si es cierto que algunas entidades están recurriendo a sus filiales en España para solicitar fondos al BCE. La banca española está siendo asaeteada injustamente y, desde diversos ámbitos, empieza a demandarse, es cierto que de momento en voz baja y off the record, un paso al frente en su defensa.

A partir de hoy veremos datos de la banca estadounidense del primer trimestre de 2008. ¿Serán fiables? De lo que no hay duda es de que la Fed seguirá su espiral bajista con una superrebaja de tipos. Una nueva vuelta de tuerca que debería ir, de una vez, acompañada de un mensaje que enfatice sin tapujos los riesgos para el crecimiento. Ojalá Ben Bernanke esté acertando, porque la Fed parece no tener un plan B y el fantasma de la estanflación llama a la puerta.

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