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Columna
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Crece el paro, ¿qué hacer?

Voy a analizar la influencia de la crisis en la que estamos inmersos sobre el paro y qué medidas deberían adoptarse para paliar sus efectos, el más doloroso, ya que en su mayor parte va a recaer sobre los estratos de renta más bajos, con escasa profesionalización y, por tanto, con escasas probabilidades de encontrar otro empleo. Desde octubre de 2007 el paro ha concatenado cinco meses seguidos de subida, pasando de 2 millones a 2,3 millones.

Sin tener en cuenta el estallido de la crisis en el mercado hipotecario de EE UU, el Gobierno elaboró el proyecto de Presupuestos para 2008. La tasa de crecimiento del PIB para 2008 se situó en el 3,3% y los parados en 1,8 millones, prácticamente los mismos que el año anterior, que suponía que la tasa de paro experimentaría una bajada del 8,1% de la población activa al 7,9%. La crisis ha afectado al crecimiento del PIB; la Comisión Europea lo ha rebajado al 2,7% y expertos analistas lo fijan en el entorno del 2,4%-2,5%; la mía es del 2%-2,2%.

La caída de la actividad económica española ha incidido fuertemente en el paro. En enero subió en 132.378 y en febrero en 53.406, en total 185.784, y esto sin tener en cuenta los desempleados que están fuera de la lista del paro. Según la Secretaría de Estado de Economía, desde junio hay 19.000 parados en tal situación. El secretario general de Empleo considera que en febrero, fecha desde la cual se tienen datos, son sólo 3.259, por ser cuando entró en vigor el cambio estadístico de considerarlos como 'demandantes de servicios previos al empleo'.

Se acabaron los tiempos felices, hemos entrado en la crisis, y como ésta no se gestione bien el año próximo entraremos en recesión

Esta es la incidencia que el menor crecimiento del PIB ha tenido en los dos primeros meses del corriente año. Como la caída del crecimiento del PIB va a continuar durante todo el año, de forma tal que se prevé que para el conjunto del año el crecimiento del PIB sea sólo del 2%-2,2%, las estimaciones efectuadas es que el paro aumentará este año en un millón.

Mi previsión se basa en la marcha del paro este año y en el comportamiento del endeudamiento anual con el exterior, del orden del 8% del PIB, que financia la diferencia entre la formación bruta de capital fijo (30% del PIB) y el ahorro interno del 22% del PIB. Una parte importante de la inversión se ha venido materializando en la construcción de viviendas, ante la inexistencia en España de un mercado de alquiler. La desconfianza en los mercados financieros ha empezado a incidir tanto en la cuantía de la apelación de las instituciones financieras y sociedades españolas a préstamos del exterior como a los tipos de interés de los préstamos que recibimos.

La incertidumbre surgida del alto endeudamiento de las familias y de las empresas ha acentuado la desconfianza, siendo por tanto previsible la crisis del sector de la construcción en España y el aumento del paro, por ser un fuerte generador de empleo. Se acabaron los tiempos felices, hemos entrado en la crisis, y como ésta no se gestione bien el año próximo entraremos en recesión.

Un problema que no admite demora es el pago de las prestaciones por desempleo a los que vayan quedando en paro. El coste de las prestaciones que percibirán los nuevos parados (un millón) se estima en 8.800 millones de euros, que unidos a los 15.500 figurados en el Presupuesto inicial de 2008 da un total de gasto de 24.300 millones de euros como gasto estimado de las prestaciones de desempleo para el corriente año.

¿Puede financiarse este aumento del gasto por desempleo? Del superávit presupuestario de las Administraciones estimado en el Informe Económico Financiero de los Presupuestos Generales del Estado en el 1,15% del PIB (12,9 miles de millones de euros), que corresponde al Estado y sus organismos autónomos administrativos 3.309,84 millones de euros, que representa su capacidad de financiación.

Ahora bien, la crisis ha afectado al crecimiento del PIB y por tanto a los tributos del Estado, ya que éstos son función del PIB. Al disminuir los ingresos y mantener los gastos se produce una disminución del superávit, que hemos estimado en 1.515,58 millones de euros, en el supuesto de que el crecimiento del PIB sea del 2,7% (previsión de la Comisión Europea); 1.927,03 millones de euros si el crecimiento del PIB es del orden del 2,4% (previsión de los analistas), y de 2.275,63 millones de euros en el caso de que el crecimiento del PIB estuviera en el entorno del 2% (mi previsión), lo que prácticamente haría desaparecer la capacidad de financiación del Estado, ya que sólo restarían mil millones de euros.

En cualquiera de las alternativas analizadas no existiría superávit para hacer frente al gasto de 8.800 millones de euros para hacer frente a las prestaciones de desempleo.

Ante esta situación existen tres alternativas: la de la Comisión Europea, que ha manifestado a España que en el actual contexto de crisis económica debe evitarse recortes de impuestos o aumentos del gasto que puedan poner en riesgo el equilibrio presupuestario; la de PSOE y PP, con ofertas electorales tanto de reducciones de impuestos como de aumento de gastos, y la de mantener el equilibrio presupuestario, que es la que yo defiendo.

La alternativa de la Comisión parte del supuesto que las decisiones discrecionales que se adopten por el Gobierno, de aumento de gasto y/o de disminución de ingresos, en ningún caso deben poner en peligro el equilibrio. No tiene en cuenta los efectos cíclicos de la caída de la actividad que ocasionan disminución de recaudación de los impuestos y aumento del gasto en prestaciones de desempleo a consecuencia del incremento del paro.

La alternativa de PSOE y PP deriva de las ofertas electorales efectuadas de aumentar los gastos, principalmente sociales, y rebajar impuestos, especialmente IRPF y sociedades, sin tener en cuenta sus efectos sobre el equilibrio presupuestario ni los efectos que sobre éste pueda tener la caída de la actividad económica (efecto cíclico de aumento de las prestaciones de desempleo y reducción de impuestos). La alternativa que yo defiendo es la de mantener el equilibrio presupuestario, teniendo en cuenta los efectos cíclicos de reducción de la recaudación de impuestos y de aumento de los gastos por prestaciones de desempleo.

Las medidas a adoptar en esta última alternativa para mantener a toda costa el equilibrio presupuestario serían: a) ajustar los ingresos tributarios a la estimación más probable de crecimiento del PIB; en el supuesto estimado de una tasa del 2%, el superávit presupuestario del Estado previsto en los Presupuestos para 2008 quedaría reducido a mil millones de euros; b) aumento del gasto presupuestario en prestaciones de desempleo (efecto cíclico) en 8.000 millones de euros; c) las dos medidas anteriores darían lugar a un déficit presupuestario (necesidad de financiación del Estado) de 7.000 millones de euros; d) para conseguir el equilibrio presupuestario debería recortarse gasto de financiamiento de los servicios (capítulo 2), de subvenciones (capítulo 4), y de inversiones que no tengan la consideración de infraestructuras.

Los ajustes deberían efectuarse a la mayor brevedad posible, antes de que los ministerios comprometan los créditos disponibles.

José Barea Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

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