Merkel presiona a Liechtenstein para que colabore en la lucha contra el fraude
En una reunión tensa, la canciller alemana, Angela Merkel, pidió ayer al primer ministro de Liechtenstein progresos para combatir el fraude fiscal, después de que el Gobierno alemán descubriera que miles de alemanes, sobre todo grandes fortunas, han evadido impuestos al Principado. Las autoridades calculan que el fraude podría superar los 5.000 millones.
La canciller alemana, Angela Merkel, urgió ayer al vecino principado de Liechtenstein a que adopte con rapidez las acciones necesarias para combatir el fraude tras el reciente escándalo en el que podrían estar involucrados centenares de ciudadanos alemanes sospechosos de evadir sus deberes con el fisco alemán mediante transferencias a cuentas bancarias en el pequeño país de los Alpes.
En una rueda de prensa conjunta con Otmar Hasler, primer ministro de Liechtenstein, Merkel reiteró su deseo de mantener 'buenas relaciones' con el principado, aunque presionó a su interlocutor sobre la necesidad de 'mostrar progresos' en tres áreas. En concreto hizo hincapié en que Liechtenstein debe progresar en las conversaciones sobre fraude fiscal con la UE, así como en la puesta en práctica de la directiva de la UE sobre blanqueo de capitales y una mejor y mayor cooperación del principado con la OCDE sobre prácticas fiscales.
'Es indispensable actuar con prontitud', dijo Merkel. El fraude podría haber alcanzado los 5.000 millones de euros, según los primeros cálculos de las autoridades alemanas.
Alemania exige que el Principado progrese en la aplicación de la norma europea sobre blanqueo de capitales
La reunión se produjo en un clima de tensión, provocado por el cruce de declaraciones entre los dos gobiernos en las horas previas. Mientras el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Kurt Beck, se manifestó en favor de dictar sanciones contra el Principado, desde Liechtenstein surgieron informaciones que identificaron a Heinrich Kieber, un ex empleado del banco LGT de 50 años, como el responsable de vender los datos de los clientes a los servicios secretos alemanes por 5 millones de euros. El semanario Der Spiegel puso en duda esa versión, ya que los datos robados por ese ex empleado son de 2002 y afectan a 500 personas, mientras que los que llegaron a los servicios secretos alcanzan a más de un millar de personas.
Las investigaciones han provocado por el momento la dimisión del presidente de la empresa mixta Deutsche Post, Klaus Zumwinkel, y la suspensión de funciones, conocida ayer, de Karl Michael Betzl, máximo responsable del departamento de Protección de Datos de Baviera, tras el registro efectuado en su domicilio.
Alemania se enfrenta a 'la gran redada', que durará meses
El conocido como fraude fiscal de los ricos, recién destapado en Alemania, supone un duro golpe para la cohesión social y se interpreta como nueva grieta en la ya existente brecha entre empresa y sociedad. Se trata del mayor escándalo de evasión fiscal de la historia de Alemania: la transferencia ilegal de miles de millones del alto estamento de la economía germana al oasis fiscal de Liechtenstein, que vive del flujo de capital extranjero.La Fiscalía de Bochum inició el lunes redadas por toda Alemania; sobre todo en viviendas y oficinas de Hamburgo, Fráncfort y Stuttgart. También se están investigando posibles implicaciones de los bancos privados Metzler en Múnich y Hauck & Aufhäuser, de Fráncfort, y de una filial del Dresdner Bank en la capital bávara.Están previstas entre 20 y 25 redadas diarias, en las que intervendrán 37 inspectores, ocho fiscales y cientos de policías; por lo que la operación puede prolongarse durante meses. Según el diario Handelsblatt, 'también tendrán problemas los asesores fiscales que recomiendan guardar el dinero en paraísos fiscales como Liechtenstein.' Se calcula que la cantidad defraudada, entre 3.000 y 5.000 millones, pertenecientes a unos 700 sospechosos de la élite de las finanzas alemanas. La opinión del Gobierno es que los 5 millones pagados por el servicio secreto germano al confidente que les entregó un DVD con los nombres del escándalo están bien invertidos.La masiva evasión fiscal está sentando muy mal a una sociedad que viene exigiendo desde hace tiempo mayor responsabilidad social a la élite financiera y empresarial. Y es que la brecha entre empresa y sociedad apuntada hace tan solo un par de meses por el presidente de Alemania, Horst Köhler, podría ampliarse tras este último escándalo fiscal.Tomadura de peloPara la población viene a ser una tomadura de pelo colosal. Por un lado está el mensaje de las empresas que no dejan de apelar una cultura de máximo rendimiento y flexibilidad y movilidad para competir en el mercado laboral global.Por otro, el debate sobre la moralidad de las elevadísimas indemnizaciones y sueldos a los altos ejecutivos. Por muy bien que trabaje un directivo, ¿es justificable que, por ejemplo, el jefe de Porsche, Wendelin Wiedeking, ganara 56 millones de euros en el último ejercicio 2006/2007 (hasta julio)? O, ¿cómo se explica que el ex jefe de Siemens, Klaus Kleinfeld, cobrara una paga extra de 5,75 millones de euros, cuando ya había abandonado la empresa?. El mismo Köhler ha declarado que la gente tiene la sensación de que algo no funciona bien. 'Las personalidades de la élite económica tienen que comprender que su proceder afecta a la cohesión de nuestra sociedad'.No son sólo Siemens (que pagaba generosas sumas para adjudicarse jugosos encargos) y Volkswagen (con el escándalo del denominado Dr. Viagra, que asesoraba a los miembros del comité de empresa en viajes de placer financiados por la compañía). También están las empresas que acuerdan precios entre sí para formar carteles y facturar más. A ThyssenKrupp, por ejemplo, se le acaba de poner por ello una multa de 480 millones.