La mejor generación de empresarios
Los últimos 30 años en España, que coinciden con los de existencia de Cinco Días al que felicito por su aniversario, han contado con la generación de empresarios más brillante que haya tenido nunca nuestro país. Es una generación que ha sido protagonista de uno de los avances económicos más espectaculares, en libertad y con apertura internacional, que se han producido en todo el mundo y en cualquier época.
El balance de esta generación de empresarios españoles es tan impresionante en todos los campos, que España ha sido ejemplo y modelo para otros muchos países de Europa y de Iberoamérica, de cómo transitar del subdesarrollo a la riqueza y de regímenes cerrados a otros libres y democráticos.
Ha habido también otros protagonistas de este gran cambio junto a los empresarios: la Corona, que fue aliento y motor de la transición democrática; los partidos políticos de uno y otro signo, que contribuyeron a una convivencia pacífica y tolerante; los sindicatos, que dejaron a un lado complejos y maximalismos para concentrarse en el bienestar de sus representados; las fuerzas de la sociedad civil y la cultura, los medios de comunicación, y un largo etcétera. Creo que es obligado, al hablar de los últimos 30 años de la historia y la economía de España, hacer una especial referencia a la Corona y a su Majestad el Rey D. Juan Carlos I, clave de bóveda en nuestro entramado constitucional e institucional. De la Corona, los empresarios siempre hemos recibido comprensión, aliento y estimulo.
Son, pues, muchas las instituciones de los más diversos tipos que ha protagonizado el éxito de España en los tres últimos decenios, pero ningún grupo tiene más títulos de los que tiene el colectivo empresarial.
Quizás por la falta de reconocimiento de nuestra actividad en la España tradicional; o tal vez porque éramos contemplados con recelo y a veces con desconfianza; o quizás porque era esperable que, formados en un ambiente proteccionista, íbamos a ser incapaces de afrontar la dura competencia internacional, lo cierto es que en 1977 muy pocos apostaban por el futuro de la libre empresa en España, y eran todavía menos los que defendían la función empresarial y el legítimo derecho al beneficio.
Desde aquellos inicios ásperos y frustrantes, donde sentíamos un rechazo casi general, han cambiado muchas cosas, casi siempre en sentido positivo y en la mayoría de las ocasiones por influencia de la acción tenaz y sacrificada de la propia CEOE.
Otra referencia importante en estos 30 años es la del diálogo social. El compromiso de empresas y trabajadores por llegar a acuerdos y resolver las disputas en mesas de diálogo y negociación ha rendido grandes frutos a España y los va a seguir rindiendo.
Creo que la sociedad es consciente del esfuerzo que tanto desde CEOE y Cepyme como desde CC OO y UGT, se ha hecho para la consecución de cada uno de los acuerdos que fundamentan la concertación social. Y, también, debe valorarse el efecto de sus desacuerdos, que nos han obligado a despertar nuestra imaginación para encontrar finalmente el acuerdo.
Y un breve repaso a los hitos más importantes de estos últimos 30 años, desde una óptica económica y empresarial quedaría muy cojo si no habláramos de la importancia que ha tenido para España el proceso de apertura de nuestra economía. No es colgarse falsas medallas decir que también en este apartado la CEOE fue adalid. Los empresarios fuimos los primeros en aplaudir la entrada de España en la CE, luego CEE y luego Unión Económica y Monetaria y hemos llevado nuestra misión y capacidad de creación de empleo y comercialización a todos los confines de este mundo.
Cuando se analiza la evolución de la economía española durante los últimos años, uno de los aspectos que más llama la atención es, sin duda, el fuerte proceso de apertura e internacionalización de la economía y de las empresas españolas. Desde el punto de vista de la evolución del comercio exterior, la tasa de apertura, es decir, lo que representan las importaciones más las exportaciones sobre el total de PIB ha pasado del 36% en el año 1982 a más del 60% actualmente.
Desde el punto de vista de nuestras inversiones en el exterior, los datos son todavía más llamativos, ya que éstas representaban el 1% del PIB en el año 82 y actualmente representan el 10% del PIB. De esta forma, España ha pasado a ser en el año 2006 el tercer inversor del mundo por detrás de Estados Unidos y Francia y por delante de Suiza, del Reino Unido y otros países europeos.
En definitiva, los últimos 30 años en España han sido testigos de una generación de empresarios que ha cambiado la faz de esta vieja nación y la han convertido en esa realidad próspera y esperanzada de la que hoy nos sentimos orgullosos.
José María Cuevas. Presidente de honor de CEOE